Abril 2009 / NÚMERO 26

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Derribando prejuicios sobre donación de órganos 

Entrevista a Ernesto Palm, gerente general de la Corporación Nacional del Trasplante

 

¿Cuáles son los principales prejuicios o razones para no ser donante?

En este tema de la donación de órganos hay una serie de mitos. Nuestra misión es derribarlos mediante la educación. Uno de ellos tiene que ver con el tema religioso, otro tiene que ver con la mutilación, otro con que “si yo soy  donante no me van a atender igual que si no lo fuera, se van a preocupar menos de mí por el hecho de que soy donante”, cosa que obviamente no es así, la  misión de los médicos es salvar vidas y van a tratar a todos los pacientes por igual, independientemente de su condición de donantes de órganos o no.

En general, los mitos que hay en torno a la donación de órganos no son más que eso. Respecto de la eventual mutilación, que se piensa que el cuerpo no va a quedar en las mejores condiciones,  la verdad es que la donación de órganos se trata como una operación normal, es decir, se hacen todos los procesos de una operación común y corriente.

En el campo religioso, la Iglesia Católica siempre ha demostrado su acuerdo con la donación de órganos y con la idea de que salvar vidas es una acción altruista. 

 

¿Quiénes sirven para donar órganos?

En general, el posible donante es aquella víctima de una muerte traumática, por decirlo de alguna manera; generalmente se trata de accidentes cerebrales, de accidentes automovilísticos en los que las víctimas quedan con muerte cerebral y las condiciones están dadas para que llegue a tiempo a un centro asistencial y se pueda mantener la sangre circulando mientras es posible hacer todo el operativo de la extracción del órgano.

Para esta operación es requisito sine qua non la muerte, pero tiene que darse la condición de que ocurra primero la muerte cerebral, porque en esas condiciones es la única forma de poder mantener, mediante un respirador artificial, la sangre circulando, porque si la sangre deja de circular, se coagula.

La muerte es una sola, y se declara cuando el paciente está en muerte cerebral, es imposible que alguien que esté en muerte cerebral pueda resucitar, porque es el cerebro el que comanda todas las funciones de los órganos. Si el cerebro se muere, lo otro es una función que queda por consecuencia y va a tardar un tiempo para que se coagule la sangre.

 

¿Y ese es el momento preciso para hacer la operación?

Ese es el momento, y por eso se usa un ventilador mecánico, porque como ya el cerebro no emite órdenes, se aplica ese ventilador para  mantener la sangre circulando. Luego ese ventilador se desconecta.

 

Hay signos que parecen vitales y que se producen después que la persona ha muerto. ¿Cómo se explica eso?

Una persona, por ejemplo, que muere de un infarto, luego se hace pipí, pero no por el hecho de que se haga pipí está viva. A veces el cuerpo se mueve, es lo que clínicamente se llama “reflejos post mortem”. Incluso una persona que se ha muerto en un accidente en la calle, cuyo corazón no está funcionando, puede tener algunos reflejos, porque los órganos están en proceso de dejar de funcionar y se producen efectos que llevan a pensar que la persona está aún  viva. Para aclarar más el asunto, si una persona está en estado de coma, nadie va a pensar en que pueda ser donante de órganos en esas condiciones. La persona en estado de coma no está muerta, como tampoco quien está en estado vegetal. En estos casos nadie piensa que estos pacientes puedan ser donantes de órganos, porque no están muertos.

 

¿Cuál es su opinión respecto del actual proyecto de ley sobre donación de órganos?

Lo que nosotros hemos dicho siempre es que modificar la ley no va a generar más donantes. Puede que ordene un poco el sistema, que agregue algunas cosas que hoy no están en la ley de donación de órganos, pero sí somos partidarios de que la familia tiene que tener participación. No porque la persona ha expresado su voluntad de ser donante se puede llegar y proceder. Difícilmente los familiares niegan la donación cuando algún  miembro ha expresado su voluntad de ser donante. La negativa familiar se produce en aquellas personas que han dicho que no en vida. Y eso sigue siendo válido con la nueva ley, que establece que si una persona no quiere ser donante tiene que dejarlo expresamente dicho.

El proyecto de ley sobre donación de órganos no va  a surtir mayor efecto si no viene acompañada de toda una tarea educacional sobre donación de órganos, de toda una infraestructura que tiene que ver con la disponibilidad en los distintos centros médicos para atender a los posibles donantes.

 

¿Hay infraestructura hospitalaria para un aumento de donantes?

Lamentablemente no lo hay, pero sí el Ministerio de Salud está haciendo un trabajo importante al respecto. Se habla de contratar una buena cantidad de enfermeras y médicos dedicados al procuramiento. Se trata de profesionalizar el sistema que hasta hoy sigue siendo relativamente voluntario.

 

¿Los niños están habilitados para decidir si quieren ser donantes o no?

Lo que pasa es que el proyecto de ley –y ahí hay una discusión- sería a partir de los 14 años. Eso no significa que no puedan ser donantes. Son donantes si la familia expresa el consentimiento.