Abril 2009 / NÚMERO 26

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Benedicto XVI en África:

Ayudar al hombre humaniza el mundo

 Por Matilde Burgos, enviada Especial Canal 13 a Gira Papal

Lo dicen las estadísticas de los organismos internacionales, algo imaginamos por las noticias, pero verlo golpea la vista y el corazón. África es el continente más pobre del mundo. Aquí mueren cada día 14 mil niños menores de 5 años a causa de enfermedades prevenibles o de conflictos armados, un tercio de la población está desnutrida, aquí están 27 de los 33 millones de personas contagiadas por el Sida y la esperanza de vida promedio de la población no supera los 50 años… Es la realidad del continente hasta donde quiso llegar el Papa Benedicto XVI en su undécimo viaje apostólico, para decir a los africanos que no están solos, para levantar la voz contra las injusticias y para atraer los ojos del mundo a un continente que parece olvidado.

 

CAMERÚN: Primera escala

Después de 6 horas de vuelo desde Roma, Camerún se convirtió para el Papa en la puerta de entrada a África. Un golpe de calor nos dio la bienvenida y en la loza el presidente Paul Biya,  quien gobierna el país hace 27 años, esperaba al Santo Padre.

Bajo un sol implacable y en su primer discurso, el Papa Benedicto XVI quiso recordar el doloroso pasado de estas tierras, que vieron a tantos de sus habitantes ser cruelmente  separados de sus familias para convertirse en esclavos, y destacar que hoy siguen  sufriendo desproporcionadamente a causas de nuevas formas de esclavitud. Ante la mirada atenta de cientos de personas señaló con fuerza que “frente al dolor, a la violencia, a la pobreza, al hambre, a la corrupción o al abuso de poder, un cristiano no puede jamás permanecer en silencio”…

Al terminar su discurso el Papa abandonó la alfombra roja para ir a saludar a los niños que agitaban sus banderas con entusiasmo… porque pese a que el 26 por ciento de los cameruneses es católico, el entusiasmo desbordaba y en cada uno de los 23 kilómetros que separan el aeropuerto del centro, miles de personas esperaban verlo pasar… La mayoría eran niños descalzos y los adultos luciendo coloridas túnicas estampadas con los rostros del presidente y del Papa, que el gobierno había repartido pocos días antes.

Una larga ruta de rostros alegres y casas derrumbándose condujeron al Papa hasta la cima de una colina donde se encuentra el palacio presidencial. Juegos de agua adornan la entrada de un bunker, símbolo de los contrastes de un país que según la ONU, es el más corrupto del mundo. Aquí la industria del petróleo enriquece a unos pocos, no hay control ni estadísticas sobre la producción y la gran mayoría de la ayuda médica y educacional que recibe la gente viene de voluntarios, de organismos de Iglesia y de misioneros. Por eso,  aquí la Iglesia es respetada y convive en armonía con el Islam y las religiones locales. Una convivencia en la sin embargo, preocupa el aumento de las sectas, la magia negra o la brujería, a las que el Papa calificó "de poderes nefastos", lamentando los sacrificios humanos que cometen.

Parte de esas incomprensibles tradiciones es el abandono hasta la muerte de niños que son considerados portadores de mala suerte… Una práctica extendida en muchas zonas rurales. Luchar contra estas creencias y ayudar a vivir dignamente a la población son parte de los desafíos de la Iglesia en África, un continente donde los católicos crecieron un 3% en el último año, y que explica que si en el año 1900 había en total un millón 900 mil católicos, hoy sean 158 millones.

Por eso el Pontífice quiso venir a entregar personalmente a los obispos de las 42 Conferencias Episcopales del Continente el Instrumentum Laboris (instrumento de trabajo) para el próximo sínodo de obispos africanos que se realizará en Roma en el mes de octubre. Se trata del un documento en el que haciendo un profundo análisis de la realidad africana,  acusa a las multinacionales de invadir el continente y apropiarse de sus recursos naturales, con la complicidad de muchos gobiernos… Una multitudinaria misa en el estadio de la capital camerunesa en el día de san José, fue la ocasión escogida para entregar el documento… al ritmo de los tambores africanos y junto a cientos de sacerdotes que vestían coloridas casullas, pero que participaron de una liturgia que se apegó estrictamente a la tradición romana.

Y fue esa misma tarde donde el Papa vivió uno de los momentos más emotivos de su visita, junto a los enfermos del Centro “Cardenal Paul Emile Léger”. Fundado en 1972 por un cardenal canadiense que decidió vivir sus últimos días como misionero, nació para acoger a las pequeñas víctimas de la poliomielitis. Hoy recibe a todo tipo de enfermos, algunos con deformidades severas, a los que ayudan a rehabilitar. “Me ha llegado al corazón ver el mundo de los múltiples sufrimientos, todo el dolor, la tristeza, la pobreza de la existencia humana, pero también ver cómo el Estado y la Iglesia colaboran para ayudar a los que sufren. (...) Se ve que el hombre cuando ayuda a quienes sufren se vuelve más humano y el mundo se vuelve más humano"- dijo el Santo Padre.

 

ANGOLA: 500 AÑOS DE EVANGELIZACION

Por primera vez el Papa incluía un segundo país en una gira apostólica y Angola fue el elegido. A 500 años de que llegara el primer misionero católico a esta antigua colonia portuguesa, Benedicto XVI quiso visitar a un país que tras 27 años de guerra civil, lucha por levantarse. Lenta tarea, aquí las desigualdades son desgarradoras. Pese a ser el mayor  productor de petróleo de África y el cuarto -a nivel mundial- de diamantes, más del 70 por ciento de la población es pobre. Cuesta entender que su capital, Luanda, poblada de campamentos miserables, sea una de las capitales más caras del mundo. La ciudad se divide entre los magnates petroleros, que comen en restoranes blindados pagando 100 dólares por persona, o de los pobres que viven en la basura y mueren en la calle. “Queridos amigos angolanos, vuestra nación es rica, vuestro país es fuerte. No se dejen arrastrar por la ley del más fuerte”, les dijo el Papa, llamándolos a ser protagonistas de la reconstrucción y parte de las riquezas del país.

Aquí fue donde el Papa Benedicto XVI celebró la misa más multitudinaria de su gira por África. Más de un millón de personas quiso celebrar con él su fe, esperanzados en que esta visita al continente genere los frutos que los ayude a vivir una vida más digna. “En nuestro corazón no habrá paz mientras existan hermanos que sufren por la falta de comida, de trabajo, de casa o otros bienes fundamentales", dijo al partir.

Un recuerdo imborrable en el corazón del Papa, que en el vuelo de regreso a Roma, quiso  compartir con los periodistas. Ya sin preguntas de por medio se declaró impresionado por la cordialidad casi exuberante del continente y el fuerte sentido de lo sagrado que manifiestan. “Me parece que han visto en el Papa, por decirlo así, la personificación del hecho de que todos somos hijos y familia de Dios. Esta familia existe y nosotros, con nuestras limitaciones, formamos parte de ella y Dios está con nosotros”.

Atrás quedaba físicamente el continente, pero grabado en el corazón. Y es que África tiene un magnetismo especial y la belleza de los niños conquista. Sólo viéndolos podemos entender que cada año miles de misioneros, voluntarios y médicos, vengan a dar su vida por ellos. Porque aquí no hay entregas a medias. Cualquiera que llega a África sabe que puede morir de las mismas enfermedades que vino a curar, o ser víctima de la creciente delincuencia que genera los abismos sociales. Pero siempre hay voluntarios que llegan, cautivados por la energía, por la simpleza, por la alegría y por las sonrisas, que aunque uno no entienda cómo, brotan generosas en los rostros de África.

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¿CÓMO ES VIAJAR EN EL AVION DEL PAPA?

Un Boeing 777 de la línea aérea italiana es el que traslada al Papa en sus viajes apostólicos. Se trata de un avión reacondicionado en la parte delantera con una mesa de trabajo para el Santo Padre y luego una sección donde viajan sus colaboradores, guardias y gendarmes vaticanos. En la parte posterior viaja la prensa (68 reporteros en este caso) que postula a un cupo en el vuelo con meses de anticipación.

Es hasta aquí donde se traslada el Papa al inicio de la gira, para responder algunas preguntas seleccionadas con anticipación por la Secretaría de Estado. Hasta aquí también llega el Pontífice en el vuelo de regreso a Roma para agradecer a la prensa la cobertura y dar algunas impresiones de su viaje.