Abril 2010 / NÚMERO 38

volver

Concurso

 Carta 1.

Jesús de Nazareth 

Estaba en cuarto básico, del Colegio Amalia Errázuriz de Ovalle, y se aproximaba Semana Santa. Realizábamos muchas actividades. Recuerdo el vía crucis en el patio del colegio, muy lindo. Pero lo que recuerdo con particular emoción fue que un día nos llevaron a todos los cursos del colegio a ver un estreno al cine. Se presentaba r la película Jesús de Nazareth, de Franco Zefirelli, en el cine Cervantes de la ciudad.

Aún recuerdo a todas mis compañeras emocionadas viendo la vida de nuestro Señor, las lágrimas en sus ojos. Algunas se abrazaron a la profesora jefe, fue una jornada emotiva y enriquecedora. 

Hay muchas vivencias hermosas que recuerdo en esta fecha especial, pero quise contarles ésta porque considero que todo medio es válido para difundir la fe. Y esa película para mí significó parte de la semillita en mi corazón, porque siendo niños como esponjita absorbemos de esa forma la Fe. Lo que es maravilloso. 

Dios les bendiga, saludos cordiales 

Rocío Castro M.

 


Carta 2.

Dios Estuvo con nosotros 

Recuerdo que en abril del año 1994 decidimos con mi esposo y mis tres hijos en ese momento (hoy tengo cuatro) vivir la pasión de Cristo paso a paso y tener nuestra mesa humilde, pero muy compenetrada en la oración y el agradecimiento. Hacía frío, casi llovía después de almorzar (unos ricos porotos con rienda) y explicar a nuestros dos pequeños hijos, Guillermo y Fernanda, que tenían en ese entonces cuatro y siete años. Nos pusimos a ver la pasión de Cristo a través de la televisión. Fue tan bien representada, tan real, que el Espíritu Santo nos inundó a todos en casa y justo a las tres de la tarde, cuando Cristo muere y se rasga todo el templo, una nube se posó justo sobre nuestra casa y ¡llovió como nunca antes había sentido llover! Fue algo tan especial, tan maravilloso, es como haber estado ahí en Jerusalén. Salimos asustados hacia la calle y descubrimos que esa nube cargada de agua sólo se posó sobre nuestro techo. En ese minuto le dimos mi esposo mis hijos y yo las gracias al Señor por habernos permitido sentir lo que sentimos. Fue el viernes santo más hermoso de mi vida.

Hoy tengo cuarenta y nueve años y mi esposo cincuenta, mi hija mayor veintiséis, el que sigue veintidós y diecinueve años. Con los años nos llegó otra bendición: una hija de diez años llamada Alondra Belén y siempre desde aquel viernes santo sólo hay oración y mucha austeridad en mi mesa. Cristo nos dio el honor de vivir su muerte y vivir día a día su resurrección. Bendito Espíritu Santo que nos preparó aquel viernes santo. Esta historia es real y es mi fiel testimonio. 

Lucía Salinas Corona 

PD: El viernes santo es un día de recogimiento no de grandes banquetes ni mariscales es un día en el que tenemos que poder y tratar de conversar en familia, es un día para Dios

 


Carta 3.

Mi reencuentro con Dios

Debido a mi formación católica, vivo la Semana Santa en recogimiento, sin embargo, desde hace un tiempo se había vuelto una tradición más que una convicción; había dejado de creer en Dios como un padre que nos acoge y escucha, pero este Viernes Santo, súbitamente me embargó una sensación realmente sobrecogedora, era como si Dios hubiese llenado cada espacio en mi hogar y mi corazón, revelándome que era real, fue tan conmovedor que comencé a llorar de emoción, me arrodillé y no pude más que pedirle perdón por haber cuestionado su existencia, y agradecerle su presencia en mi vida.  

Leslie Pino

 


Carta 4.

Cuando tenía 11 años la Semana Santa era de Lunes a Domingo, y se escuchaba radio con música clásica, había un respeto muy grande. Memorable el Domingo de Ramos, que eran confeccionados por nosotros y era como un juego. Si asistíamos al colegio esto era sólo en las mañanas hasta el miércoles, después no íbamos a clases y descansábamos en casa, comíamos lo justo y por esa semana había postre sólo el día de resurrección. Estábamos casi todos los días la familia enterita a la hora de comer o tomar onces. Los adultos se juntaban y leían la Biblia y hacían retiros. Los niños hacían juegos de salón y nos divertíamos sanamente, no hacíamos tanto ruido. Y lo más lindo era Pascua de resurrección, cuando todos podíamos comer postre y cantábamos y hacíamos mucho ruido porque era todo alegría y nos divertíamos haciendo travesuras. Ese día se nos permitía quedarnos a la misa de resurrección donde por fin nos encontrábamos con primos y vecinos de nuestra edad. Ahora veo a mis hijos y nietos que esperan Semana Santa para irse de vacaciones y comer rico, es como una fiesta de carnaval donde lo menos que se hace es retiro espiritual. He tratado que sea igual que en aquellos tiempos, pero el medio me supera. 

Jimena Cerda Flores

 


Carta 5.

Recuerdo mi niñez. En la oficina salitrera de Pedro de Valdivia, había una hermosa iglesia y tres sacerdotes a los que recuerdo con mucho cariño: el Padre Cornelio, Padre Antonio, y el Padre José. 

Mis abuelos eran muy fervorosos en el todo el sentido de la palabra. Se preparaban para vivir la semana dejando todo preparado para un semi-ayuno, eran días de oración y velar junto a la Virgen, la pasión de Jesús, asistíamos en procesión al Vía Crucis por las calles del campamento para terminar con gran regocijo la resurrección del Señor. Han pasado más de cincuenta años y esos hermosos días los recuerdo siempre. 

Mirta Silva
Dueña de casa

 

 


Carta 6.

Violeta o Menta

Cómo no recordar esas antiguas celebraciones de Semana Santa donde acompañábamos a mamá a las doce estaciones. Mi madre partía sagradamente con sus dos pequeñas hijas de la mano a visitar y a rezar en 12 iglesias, y no estaban tan cerca una de otras. Para premiarnos por nuestro respeto y buen comportamiento recibíamos un paquete de pastillas, no había mucho que elegir. Mi hermana Menta y yo Violeta, la cual atesorábamos en la mano, pues tampoco podíamos comer dulce en semana santa. Ver las figuras de los santos tapadas de negro o lila producían mucha impresión y dolor lo que a nuestro entender con escasos 7 y 9 años nos hacía sufrir. Ofrecer y esperar en silencio la Resurrección era lo mejor. Saboreando nuestro merecido premio Violeta y Menta. 

Daisy Vega

 


Carta 7.

Todos los años para estas fechas me gusta confeccionar un altar, el cual me recuerda que existe una persona que dio su vida para la salvación de los pecadores. También miro la televisión para seguir el Via Crusis o disfrutar de una película de la vida de Cristo. Pero el año pasado, fue una semana santa distinta a todas las que he vivido, porque ese viernes santo no sólo es el día en que Jesús muere en la cruz, también fue un día especial, fue mi cumpleaños 17.
 
Sebastián Lillo Mesías.