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Edición NÚMERO 62
Abril 2012

Raymond Plutin, seminarista cubano que estudia en Chile:

“Hay un renacer católico en Cuba”

Este alumno del Seminario Pontificio Mayor de Santiago dice que hubo gran fervor durante los preparativos de la visita del Papa a la isla, y que los jóvenes cubanos se están acercando más a la Iglesia.

 

¿En qué momento encuentra a la Iglesia Católica en Cuba esta visita del Papa Benedicto XVI?
La encuentra en un momento en que está creciendo nuevamente, se está renovando, y lo digo básicamente por la bendición que es el acercamiento de la juventud. Los jóvenes están incorporándose más a la Iglesia, cosa que le agradecemos a las abuelitas, que fueron las que nos fueron llevando a ella. La visita del Santo Padre ha ocurrido en un momento en que no sólo como Iglesia, sino también como país, hay muchas ganas y, aunque quizás no se diga explícitamente, se nota la necesidad de Jesús, de un cariño, de alguien que acoja, de una palabra. Entonces la Iglesia cubana está en este encuentro con el Papa en ese momento, en un momento en que está creciendo, está avanzando.

 

¿Cómo interpretas el llamado a la paz, la justicia, la libertad y la reconciliación en Cuba que ha hecho el Papa Benedicto XVI cuando llegó a la
isla?

Dentro de los  regalos de tener al Papa Benedicto XVI en Cuba, esta no sólo el gozar de su presencia como sucesor de Pedro, sino el de poder escuchar su palabra y sabiduría en torno al mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros. Dentro de este mandamiento de amor están, sin lugar a dudas, la paz, la justicia, la libertad y la reconciliación. Pero no en el sentido estrecho que como hombres podamos dar a estas palabras; es un llamado a vivirlas desde el recordar y tener presentes que somos hijos de Dios y como hijos sería un regalo para todos el que pudiéramos vivir contagiándonos la paz que de Él viene, su sentido de justicia, la libertad que da el saberse amado por Él y amar a los demás, y todo esto, de manera natural, llevará a la reconciliación de aquellos entre los que se hayan producido divergencias a causa de las naturales diferencias de opinión, ante las cuales se ha de tener en cuenta que más que separar han de enriquecer. En mi opinión diría que es en resumen un recordatorio a vivir en el amor de Dios, a procurar que nada lo empañe.

 

Una fe que renace

¿Qué te parece el llamado del Santo Padre a construir en Cuba “una sociedad abierta y renovada”?

Pienso que es un llamado a estrechar los vínculos, pero no sólo en las relaciones humanas, sino también con Jesús, y me atrevería especialmente a decir, con Jesús Resucitado.  ¿Puede haber algo más renovador que procurar una sociedad que viva en torno a Jesús Resucitado? Una sociedad que se abra y renueve en Cristo y desde Él, sería capaz de marchar hacia adelante.



¿Cómo interpretas las multitudinarias convocatorias que se observaron en las actividades públicas que tuvo el Santo Padre en
Cuba?

Como una muestra de que hay un profundo anhelo de recibir la palabra de Dios, gratitud al saberse miembros de la Iglesia Universal, una respuesta a la invitación de Jesús de estar con Él. También muestra un profundo respeto y cariño por el Papa, así como el Papa ha demostrado su cariño por la gente y esto lo vimos no sólo en Cuba, sino también en México y cada uno de los lugares visitados por él. Es parte de la celebración por estos 400 años del encuentro de la Virgen de la Caridad, que culmina con el regalo de esta, más que una visita, un encuentro entre hermanos.

 

Se ha escrito y hablado mucho sobre el aumento de la influencia de la Iglesia en Cuba en la vida pública de la isla. ¿Cómo ves ese tema?

Ha aumentado en cuanto a que, por ejemplo, las personas, en sus mismos centros de trabajo ya se dicen católicas, incluso se invitan unos a otros a participar de la misa. Yo estuve en Semana Santa del año pasado en Cuba, y por ejemplo hicieron un Vía Crucis muy bonito en la provincia de Guantánamo en el parque, para lo que se pidió autorización a las autoridades y todo, pero se concedió, y eran las seis de la mañana y había muchas personas, era impresionante. Uno previamente hubiera podido decir, ‘bueno, va a ir solamente la gente que va a la iglesia’, pero ocurre que hay mucha gente que no va a la iglesia como practicante, pero sí se incorpora a todas estas procesiones, a todas estas actividades. O sea, que uno nota que hay una fe, que la fe que está ahí quizás no es muy declarada, que quizás está un poco en verde, pero está, se nota la necesidad, uno siente que la gente tiene necesidad de Dios, tiene sed de Dios, tiene ganas de sentir un apoyo.

 

¿Cómo crees que va a influir en el devenir de la vida de la Iglesia en Cuba esta visita del Santo Padre?

Yo espero dos cosas básicas. La primera es que se note y se tome la conciencia, que está de alguna manera pero no está bien arraigada, de que en realidad la Iglesia es una, es católica, es universal. Es decir, el Papa no está sentado en El Vaticano, sino que ha venido hasta acá, casi como al otro extremo,a hablarle a sus ovejas; entonces que se tome la conciencia de eso, de que no es la Iglesia cubana, sino que en el fondo es la Iglesia universal, y la gente está consciente de eso. Y lo otro que espero, y estamos rezando por eso, es que esta visita contagie a la juventud para la renovación de la fe, y que en el fondo para que esa renovación de la fe sea posible, hay que transmitirle a la juventud esa herencia, porque si no nos va a pasar que las abuelitas van a ir muriendo y vamos a quedar ahí. Entonces si los jóvenes conocen y viven la fe, esto se transmite y permanece.

 

¿Consideras que ha aumentado la pertenencia de los jóvenes a la Iglesia Católica en Cuba?

Este año viajé en febrero a Cuba y regresé muy contento a Chile, porque participé en la parroquia, y noté que había fervor por la visita del Papa, y en ese sentido se habían incorporado muchos jóvenes, tanto en Santiago de Cuba como en La Habana. No pasaba lo mismo cuando por ejemplo fui hace dos años.

 

¿Y fuiste a misa esta última vez que estuviste en Cuba?

Sí, siempre voy.

 

Cuéntame cómo fue esa experiencia. ¿Estaban llenas las iglesias?

Bueno, en las misas durante la semana había menos gente, porque las misas nuestras son a las 6 de la tarde, entonces de repente hay gente que todavía no sale del trabajo. Pero los domingos había muy buen ambiente, mucha gente; por ejemplo, en lo que me fijé fue que en la catequesis había muchos niños, había muchos niños y adolescentes en la parroquia, en La Habana.

 

¿Tú eres de La Habana?

Sí, soy de La Habana, pero pasé gran parte de mis vacaciones, ahora en febrero último, en Guantánamo, y allí pasaba lo mismo; nos juntamos con los jóvenes, hicimos muchas dinámicas, conocí un grupo de unos quince jóvenes nuevos, que yo no conocía. Entonces fue bueno, porque tú piensas ‘esto es una señal, nos vamos renovando’.

 

De acuerdo a lo que tú me estás relatando, ¿consideras que hay una especie de renacer católico en Cuba, lo podrías calificar de ese modo?

Sí, hay un renacer católico, y yo te diría que hay un recuperarlo que siempre fuimos; nosotros somos por esencia católicos. Entonces hay una recuperación de las raíces y de lo que siempre tuvimos como país.