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Edición NÚMERO 62
Abril 2012

Eugenio Rengifo, de los Huasos de Algarrobal, creador de “Mensajero de la Vida”:

“El himno traspasó lo católico y se transformó en algo popular”

A 25 años de la venida del Papa a Chile, el autor e intérprete del Himno Mensajero de La Vida, Eugenio Rengifo, recuerda los emocionantes momentos vividos y la honda huella que dejó el canto, que el mismo Juan Pablo II  pidió que le cantaran poco antes de morir. 

Integrante del conjunto folclórico Los Huasos de Algarrobal, este periodista, casado y con 7 hijos, señala que el grupo desde su fundación ha estado vinculado a la Iglesia, cuando su primera grabación, en el año ’66 fuera ni más ni menos que El Peregrino de Emaús. Y además del himno al Papa, compusieron el de Puebla y el de la canonización de Santa Teresita. Esa mezcla de folclor y fe, Rengifo la explica así: “El folclor es una expresión popular, que refleja su alma y que se va manteniendo de generación en generación, y no excluye el sentimiento popular religioso. Nosotros no hacemos folclor religioso sino que hacemos canciones religiosas que pueden quedar en el folclor, como puede ser el Mensajero de la Vida”.

 

-¿Cómo nació esta canción?

Cuando se supo que el Papa Juan Pablo II nos visitaría al año siguiente, el Arzobispado citó a los músicos chilenos y autores para proponer canciones que sirvieran como himno. A comienzos de octubre del ‘86 me avisaron que la que yo envié era la canción oficial que se iba a utilizar para toda la visita del Santo Padre. Antes de este concurso supimos que venía el Papa por las noticias y mi hija mayor, que tenía como 10 o 11 años en ese tiempo, me dijo papá por qué no escribes una canción para el Papa y lo recibimos cantando. Entonces hice una canción que no me gustó para nada y la dejé olvidada. Y volví a hacer la otra canción basada en la oración compuesta por el padre Miguel Ortega. Con esa base, yo hice una letra especial, con varios conceptos más, para canción, y la grabamos con la familia, niños y las señoras y un grupo de amigos para hacer un coro que pudiera interpretar la canción. La idea era dar la imagen que esto lo cantaba la familia chilena y no los Huasos de Algarrobal solos.

 

-¿Cómo fue construyendo la letra y la música?

Luego de leer la oración y de ver el contexto en el cual visitaba el Papa nuestro país, de mucha convulsión, de mucha tensión social por 20 años entre los chilenos, entre los hermanos, yo quería manifestar de alguna forma que esperábamos con la visita del Papa una bendición tan especial que nos ayudara a reconciliarnos, a encontrarnos como hermanos, que nos ayudara realmente a seguir los caminos de la justicia, los caminos de la solidaridad. Y eso va quedando manifestado en la letra de la canción. Y la música, por otra parte, pensé que tenía que ser muy sencilla, fácil de cantar en grupos grandes, de tal manera que construí una canción simple, sencilla en la música, que se pudiera cantar incluso caminando, en una marcha, en los espacios cerrados, en los abiertos.

 

-¿Para usted qué significó como hombre de fe y como músico?

Significó realmente una cosa increíble, como una cosa tan pequeña, un granito de arena ayudaba a irle dando a la visita del Papa un sonido, un canto de esperanza, un canto de alegría que todos los chilenos cantaban al unísono, o sea, en todas partes.

Cuando fue el Papa, por ejemplo, a visitar a los presos en Antofagasta y uno ve en la televisión las noticias como estaban los presos esperando al Papa con mucho respeto y cantando este himno, yo realmente ahí me emocioné hasta que lloré… lo encontraba impresionante. Después cuando visita la zona de Puerto Montt y salen todas estas barcazas a navegar con un día de cielo azul maravilloso, pañuelos blancos, yo miro eso y toda la gente y de fondo la música del Mensajero de la Vida… era una cosa maravillosa. Increíble. O sea, fue una experiencia de gran alegría. Nos sentimos como Huasos de Algarrobal y yo como autor muy contento de participar de ese momento histórico en que era el preámbulo del regreso de la democracia a Chile. Creo que lo del Papa fue un hito fundamental en este reencuentro.

 

-¿Usted cree que estamos en deuda respecto de eso y otros mensajes que el Papa nos hizo como país?

Yo creo que el mensaje del Papa tiene una gran fuerza que invita a la acción. No solamente a la meditación. Cuando él dice que los pobres no pueden esperar, no tengan miedo de mirarlo a él, son invitaciones a cambiar de actitud, a buscar caminos reales de resolver los temas importantes de nuestro país, como es la pobreza, como es la injusticia, como puede ser la desorientación de la juventud. Creo que se ha avanzado, pero obviamente que es una tarea que hay que estarla reconstruyendo de por vida, no es una tarea que cumplimos  y se acabó. Esos son lineamientos que hay que considerar en el día a día y a mediano y a largo plazo. Esas tareas no se terminan nunca.

 

-¿Cómo nació el himno a santa Teresita?

La hermana Milagros, encargada de la organización, nos pidió un himno para la canonización de santa Teresita  y me puse a leer de su vida y compuse la canción y de ahí nació Carmelita del Consuelo. Ella nos invitó después a Roma a cantarla y nos incluyó en la delegación a Roma.

 

-¿Y ahí se reunieron con el Papa?

Sí, en la audiencia que dio el Papa al día siguiente de la canonización a todos los chilenos en el salón Pablo VI. Entonces cantamos el himno a la Teresita de los Andes y cantamos el Mensajero de la Vida. Y el Papa cuando nos ve cantando el Mensajero, se salió de todo protocolo, se acerca a nosotros, nos toma de las manos mientras cantábamos y quisimos hincarnos, quisimos dejar de cantar, pero él nos dijo “no, no, no, canten, canten” y nos tomó de las manos… eso fue impresionante.

 

-Se acordó…

Absolutamente. El cardenal Errázuriz recordaba en su prédica cuando se cumplieron los 20 años de la visita, en una misa especial en el cerro San Cristóbal, que en una de las últimas visitas que le habían hecho al Papa, él junto a otros obispos y sacerdotes de Chile, les habló del país, que se acordaba muy bien y de la canción… ¿por qué no la cantan?, les dijo. Y él cantó un pedazo de la canción, ¡15 o más años después de que había venido a Chile!

 

-¿Y  la gente común?

Es curioso, porque han pasado 25 años, y nosotros estamos permanentemente presentándonos como grupo folclórico en todo el país. En enero, febrero y marzo hemos tenido más de 20 presentaciones en distintos lugares, y en la mayoría de las partes la gente pide Mensajero de la Vida y la cantamos, en un público que no necesariamente está en un ambiente parroquial, sino en las celebraciones de una semana aniversario, en un festival… y la gente con un respeto notable, los que se la saben la cantan a voz en cuello con nosotros y es muy lindo, porque ya traspasa a los católicos, a los cristianos, y llega a toda la gente, como una cosa popular, y eso es muy lindo, o sea, la experiencia que estamos viviendo con la canción hasta el día de hoy todavía es alimento importante para motivarnos a seguir cantando.