Agosto 2009 / NÚMERO 30

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María Ondina Tapia, ex jueza

María Ondina Tapia, fue jueza del 5º Juzgado del Trabajo de Santiago hasta julio de 2004. Tiene más de 40 años de servicio profesional en los juzgados. Empezó desempeñándose en provincia, primero en Andacollo, luego en Vicuña, Chañaral, Illapel y La Serena. Se vino a Santiago en 1972.

Cuando trabajaba, después de terminar la jornada asistía a misa a “pedirle a Dios ayuda. Si hay algo especialmente complicado es ser juez, es de una envergadura tan importante. Hacer justicia es muy difícil, porque usted se encuentra con abogados muy habilosos, pero que también tratan a veces de pasarle una mala jugada”, revela. Añade: “Fíjese que tengo experiencias tan lindas, por ejemplo tengo un fallo a favor de un trabajador que me lo revocó al Corte de apelaciones, cuando llegó a la Suprema revocó a la Corte y repuso mi fallo. Esos acontecimientos me daban más ánimo para seguir haciendo justicia”.

Desde la década del ‘80 es parte del grupo de abogados católicos con los que se juntaba una vez a la semana a leer y comentar el Evangelio.

Cuenta que tras jubilar, “en julio del 2004 más de 60 abogados me hicieron una despedida en el Giratorio. Me regalaron una figura de la Sagrada Familia. Ahí hicieron un discurso maravilloso y colocaron al final: ‘No nos cabe duda que la Magistrado no se va a quedar tranquila y, como dijo Gabriela Mistral, se va a empezar a preocupar de los piececitos desnudos’”, cuenta con entusiasmo.

Comenzó por prestar asesoría legal a personas de escasos recursos. También fue misionera puerta a puerta en su barrio por petición de su parroquia, dedicada a San Ramón. Cuenta que “en la segunda puerta me la dieron por las narices, como dice el Evangelio, pero yo no le dí ninguna importancia y hoy 8 departamentos se reúnen en distintos lugares, leemos el Evangelio y después lo comentamos. Una vez al año viene un sacerdote a decirnos la misa”.

Comenzó a  evangelizar en la cárcel de Colina  2 a petición del Padre Rafael Ramírez, capellán del recinto. Dice: “Me levanto a las 6:30 de la mañana, a las 8:30 ya estoy en camino porque me toma una hora llegar allá manejando. A las 10 están los chicos listos en la capillita, que es preciosa”. Añade: “Fui y me encontré con chicos tan lindos, que se habían convertido”. Con ellos también lee el Evangelio y lo comentan entre todos.

Sobre las paupérrimas condiciones en que viven los reos reflexiona: “Después del informe de la jueza Maldonado creo que no se ha hecho nada”. En este sentido, “comparto lo que dijo el Padre Fernando Montes por estos días en su comentario en la televisión sobre las tremendas desigualdades que hay en Chile. Cómo es posible que haya gente que gana millones de pesos y no se preocupe de lo que pasa en las cárceles”. Continúa: “En la cárcel los chicos duermen en el suelo, los fondos de comida que veo son siempre una cosa líquida y negra, como sopa de lentejas. Cuando los castigan a veces ni cuchara tienen para servirse la sopa. Quiebran botellas y con el pedacito de vidrio que hace ángulo, con eso se toman la sopa. Es lo más denigrante que pueda existir. No hay recursos para ellos. Los gendarmes corren mucho riesgo. Y estos chicos que están presos jamás nadie les ha dicho “mijito”, nadie les ha hecho cariño. Llegan a los 12 años y empiezan a robar”.

Esta ex jueza dedicada 100% a los demás reflexiona: “Por amor al Evangelio quise ayudar. Me di cuenta que a veces no es problema del ser humano, sino de la sociedad que es injusta, gente que gana tantos miles y no ve más allá de sus narices”.

Sobre la rehabilitación ty reinserción social opina: “En la fe se da una posibilidad de rehabilitarse, porque así están conscientes de que lo que hicieron, no lo tienen que repetir nunca más. Sin embargo la realidad misma los lleva a cometer delito porque cuando salgan ¿quién los va a ocupar? Si saben que estuvieron presos. La sociedad tendría que hacerse cargo y darles una oportunidad, así como hacen Un Techo para Chile, se debería crear una institución que reciba a los presos y les enseñe un oficio como gasfitería, pintura, jardinería o alguna de las actividades que se paga por labor realizada”.