Agosto 2009 / NÚMERO 30

volver

Rafael Olarra, defensa de la U.
“Hacer deporte es ganar ganar”

La estrella ganada en el torneo de Apertura, no encandila a Rafael Olarra; le alegra y lo refuerza, pero no lo encandila, como tampoco lo hizo su paso por la selección nacional de fútbol, su fichaje en equipos de España, Argentina e Israel, ni la participación en los Juegos Olímpicos de Sydney. A sus 31 años, casado y padre de una hija, el jugador del plantel de la Universidad de Chile ajusta sus emociones, logros y derrotas, a una mirada de reflexiva, unida a su familia, su fe, y comprometida con su profesión, la que define como un estilo de vida.     

Al iniciar la conversación en el Caracol Azul, donde se realizan los entrenamientos del club, pide permiso y se acerca a unos niños que insistentemente le llaman por entremedio de una reja.

-¿Siempre hay niños pidiendo autógrafos?

La U es una caja de resonancia muy fuerte, la gente se siente muy identificada y uno pasa a ser de cierta manera ejemplo y tiene que aceptar esa responsabilidad que es enorme.

-¿No te agota?

No hay ningún problema. Yo también fui niño y soñé con ser futbolista en algún momento y sabía lo importante que era mirar o estar cerca de uno de ellos.  Si no lo hiciera, estaría negando un poco lo que fui cuando niño.

-¿Qué pasa con tu ego?

Con una familia, siendo apoderado, y otras situaciones cotidianas nunca he perdido la conexión con la gente y la realidad. A veces al futbolista le pasa que se va encerrando en unas burbujas y alejándose hasta que un punto en que lo único que preocupa es el yo. El contacto con la gente es lo que te permite liberarse de la burbuja.

-¿Te ha costado mantenerte fuera de la farándula?

No, sinceramente no me ha costado, porque aunque uno no se puede abstraer de lo que está pasando, sí puede tener una lejanía. Yo prefiero que la gente que me conozca sea la que está ligada al deporte, que goza con el deporte, y no mucha otra por algún lío o por algún tema extrafutbolístico.

-¿Qué es lo más importante que te ha dado tu profesión?

Por el deporte he ganado muchísimas cosas, no tan solo económicas. He ganado en crecimiento, me ha enseñando a ser amigo, me ha enseñado valores y me sacó quizá de mucho negativo que pude tener al alcance. Hacer deporte es ganar ganar.

-Pero tú tuviste un talento desde niño.

Creo que Dios da un talento a cada uno y uno tiene que desarrollarlo. Creo que hay una misión dentro de la vida y el que no desarrolla sus talentos seguramente no está cumpliendo esa misión que se le encomendó.

-¿Y cómo continuarás la misión cuando te retires?

Mi idea es tratar de crear una red, en la cual podamos como ex futbolistas, ya con una experiencia, ser ayuda para todos lados y no tan solo para un club determinado. Que nuestra experiencia la podamos traspasar sobre todo a niños de diferentes estratos sociales, porque se pueden lograr muchas cosas positivas.

Talentos

-¿De todo sacas aprendizajes?

El fútbol es forma de vida. Así como uno entrena, normalmente juega; y como uno es en la vida, normalmente juega. Hay muchos tipos talentosos, pero con vidas personales desordenadas y  después en el fútbol les pasa lo mismo.

-¿Es fácil perder un talento?

Absolutamente, yo he visto cada talento farrearse…

-¿Por qué motivos?

Ser jugador de fútbol no es fácil. Sacábamos las cuentas con unos compañeros, y para el campeonato de Apertura estuvimos concentrados 60 días, parcelados, pero en total fueron dos meses de 6 en que no estuvimos en nuestras casas. También hay que entrenar todos los días, y uno no siempre quiere hacerlo. Hay que respetar los descansos, ordenarse en las comidas, mucho que no se ve, pero que es sacrificio y que si no se hace, no se juega bien, aunque se tenga talento. 

Religión

-Tu carrera te permitió conocer Israel, ¿cómo fue esa experiencia?

Todos sabemos que los judíos tienen otra percepción de las situaciones, ven a Jesús como un profeta, un hombre bueno, y esperan al Salvador que llegará. Aunque siempre fui muy respetuoso, el punto de vista de ellos a mí me hizo más fuerte mi creencia en Jesús. Me sentía más cristiano que en cualquier momento.

-¿Tienes algún recuerdo en especial?

Conocí cosas hermosas. Vivía en Jaifa, a 20 minutos de Nazareth, tomábamos un auto y estábamos la Basílica de la Anunciación. Hay una capillita donde está el taller de José, recorrí el Vía Crucis, hay una piedra que está gastada de tanta gente que la toca porque se dice que ahí se apoyó Jesús. Conocí mucho también de otras religiones, un poco del mundo árabe, las mezquitas. También me tocó estar cuando hubo una guerra. Fueron cosas fuertes de vivir en dos años, pero que me dejaron una experiencia enorme. Yo pienso que soy un afortunado y así lo vivimos con la familia. Mi profesión me ha permitido conocer y hacer mucho, y yo me siento un afortunado gracias al fútbol.

Barras bravas

-¿Qué opinas de las barras bravas?

Hay muchos que quieren a los equipos y que quizá esta es una vía de escape, porque hay gente que sufre mucho en sus vidas normalmente, y esta alegría, que es gratuita, que se da, que se mezcla con la pasión, con lo afectivo, se transforma en un escape a momentos tan malos que viven, a su falta de posibilidades. Y esta es una gran vía de escape en contra de toda esa rabia hacia un sistema. Por lo demás, esto es un juego, hay que partir de la esa base,  un juego que se toma profesionalmente, pero un juego.

-Un juego que todos quieren ganar

Si el trabajo se hace de la mejor manera posible, seguramente el resultado va a ser bueno y eso es ganar los partidos. Pero si uno se va más profundo, de repente perder es ganar. Suena muy raro, pero cuando se pierde, hay que buscar lo débil, poner los pies sobre la tierra y revertir lo malo, empezar un camino diferente. Esto la gente no lo entiende; yo lo estoy expresando porque lo vivo adentro, y he visto planteles que pierden un partido y cambian radicalmente y luego se van en una línea ascendente increíble.