Página sin nombre
Edición NÚMERO 66
Agosto 2012

volver

Humberto Díaz e Isabel Botía, miembros del Pontificio Consejo para la Familia:

“Una tarea de los padres es vivir la Eucaristía junto a los hijos”

El matrimonio colombiano visitó por primera vez Chile y realizó distintas charlas para esposos y parejas de la Arquidiócesis de Santiago.

 

¿Cómo surgió esta experiencia de acompañar a matrimonios?
IB: Partió de una crisis de pareja, la que se notó cuando cumplimos 3 años de matrimonio, vivíamos un período de desencanto, y no nos entendíamos, no teníamos plenitud. Pero gracias a Dios, nos ayudaron y dedicamos nuestro servicio agradeciendo.
Luego nos consolidamos como familia y también invitamos a nuestros hijos a esta misión, porque con los hijos pequeños iniciamos este camino y ellos, aunque no aportaban mucho por su edad, recibían bastante.

¿Y cuáles son los desafíos que perciben para la familia?
HD: Hay una situación que lamentablemente se ha globalizado y que tiene que ver con el ataque a la institución familiar, la influencia de los medios de comunicación y esa situación que se está dando de los hijos y su falta de espacio. Ellos tienen su espacio y los padres no pueden entrar, entonces están quedando atrás, porque la misma tecnología no se los permite.

Mirando desde la misma situación de la composición familiar, en la que los jóvenes están perdiendo el modelo de familia que queremos promover, mirando a la Sagrada Familia de Nazareth, ahora no se tiene contacto con los padres y no se les valora como una pareja estable.

IB: Además el rezo, ya no se miran a los ojos. Esto ayuda a redescubrir lo que significa la persona, porque esto ha sido dañino para nosotros, entonces queremos volver a rencontrar al ser humano y recobrar la alegría de ser cristianos, para luego redescubrir la pareja a través del hijo, para celebrar, para compartir juntos. Así generamos esta comunidad de vida y amor.


¿Cómo se puede hacer familias desde otras realidades, aparte de lo tradicional?
IB: Hay formas de convivencia en familia. Yo creo que Familia es una: Hombre, mujer e hijo. Hay otras formas de convivencia familiar que tendrán que vivir los mismos valores del evangelio. El mismo encontrarse, el mismo redescubrirse de acuerdo a las diferentes formas de cómo se convive, viendo que son formas distintas, pero todas parten desde un proceso de ayudar al otro a ser persona y a respetarse. De todas maneras se debe seguir levantando la bandera de lo que significa la familia verdadera, la familia que Dios creó.

HD: Yo pienso que son realidades que enfrentamos todos los días y esas realidades no niegan lo fundamental, lo que debe ser como núcleo familiar. ¿Cómo hacer para que estas personas que vienen al mundo en estas realidades puedan conocer cómo se constituyen familias? Pues ese es un reto que tenemos como Agentes de pastoral Familiar cómo mostrarles a esos jóvenes que es posible hacer familia y que ésta se constituye de esta manera, pues ahí yo creo que tenemos que ser más creativos en el sentido de contarles a estos jóvenes, no podemos cambiar su realidad, de cómo nacieron, de historias de embarazo adolescente.

Entonces se deben generar métodos para mostrarles a estos jóvenes cómo es la familia, porque cuando ellos van a buscar su pareja, traen lo que sus padres han vivido.  Entonces llegan personas que no conocen el modelo de familia cristiana, y el poder hablar de la preparación del matrimonio, como una herramienta fundamental. Para que a ellos les de ganas de construir familia.

IB: Pensaba en lo mismo que el documento de Aparecida propuso en este sentido y en la necesidad de crear redes de familia: Pequeñas comunidades. Es importante porque en la medida en que vamos acogiendo aquellas formas distintas de familia van siendo acogidas con mucho amor, mucha misericordia, comprensión hacia la verdad, entonces vamos sabiendo evangelizar de una manera muy linda.

Entonces estas asociaciones ayudan mucho y son como una respuesta. Y desde el Vaticano, desde el Pontificio Consejo, hemos permitido que se generen estas asociaciones civiles, religiosas y de movimientos. Con el objetivo de poder afrontar esta situación devastadora entre la relación de las familias, porque hay esperanza. Hay mucha gente trabajando en esta restauración.

Se dice que la base de la familia es el matrimonio. Pero, ¿cómo se fortalece la preparación de los jóvenes para el sacramento del matrimonio y su acompañamiento durante su vida de esposos?

HD: Hay diversos estudios que sirven como base para luego pasar a la práctica. Una parte es reconocer todo lo bueno que han vivido y mostrarla. Es decir, que nosotros que podamos también como matrimonio mostrar un mundo donde se demuestre la belleza de ser familia. En ese camino también esperamos una acción más clara como laicos, en la que podamos tomar el papel que nos corresponde y que generemos estas acciones que toquen posteriormente  a las nuevas generaciones.

Esto quiere decir que debemos abrirnos a la tecnología, cambiar nuestro lenguaje, tener atención a quienes necesitan ser escuchados.

IB: Yo pienso que en este sentido, el testimonio es la base para poder enfrentar dificultades, es un proceso de sanidad interior, en ver qué talentos tienes, en ayudar a redescubrir lo que la persona tiene, es maravilloso, porque es donde se encuentra la esencia. Y cuando se comienza a testimoniar sobre todas estas cosas, donde se pueden dar datos de la seguridad persona, de cómo levantar un testimonio a través de esto. Es muy rico estos 32 años, es como darle un bombo también a lo hermoso que hay, a través de la vida matrimonial, pues se logrará que se vaya impregnado y fermentando.
Ahora, la necesidad de tener una pastoral bien formada. Personas que vivan la realidad y que no nos volvamos ángeles, que no estemos ensimismados y hablando lenguajes religiosos sin sentido. Debemos tener un lenguaje de vida con la verdad del evangelio. Porque es un proceso formativo clave.

Los agentes de pastoral y matrimonios tenemos que formarnos, tenemos que leer, tenemos que esforzarnos en vigorizar precisamente todo esto de lo cotidiano, del perdón, de la misericordia. Nosotros trabajamos ocho vicios que atacan a la persona desde el evangelio y como el Señor nos pasa a la virtud. Qué vicios nos atacan como pareja, como matrimonio y volver la mirada hacia el interior en esa intimidad con Jesucristo para poder ser mente y ser persona, que nos abramos a los demás y sencillamente levantando la bandera de testimonio de lo que es la vivencia pienso que es una buena forma de crear estas nuevas maneras de afrontar. Es no juzgar a aquel que está mal, es no juzgar a aquel que entro en una situación difícil, es no juzgarlo.

Sencillamente acogerlos, como el Señor nos lo ha enseñado. Entonces hay un mover también de iglesia muy lindo, un mover de muchas instituciones levantando esa bandera, no todo está perdido. Esta en una crisis de institución, estamos en crisis, se quiere desvirtuar la familia, se quiere que la familia desaparezca  y decir que todo es “familia”. Tenemos que seguir proclamando la verdad en Jesús con respecto a la familia dentro de un panorama muy cotidiano.

Ustedes tienen un libro que se llama Claves para un matrimonio feliz, ¿Qué claves, qué consejos le darían a los matrimonios chilenos que están recién formándose o que ya llevan un cierto tiempo juntos? ¡Ustedes llevan 32 años de casados!

HD: La verdad es que si hay unas claves, yo pienso que primero reconocer que en la dinámica de la vida pues hay momentos arriba momentos abajo, reconocer que fundamentalmente y gracias a Dios somos diferentes. Digamos que Isabel viene de una familia muy diferente a la mía. Ella era papá, mamá, más nueve hermanos. Yo era mamá, papá, tres hermanos,  y una tía que no se casó y que vivió siempre con nosotros culturas diferentes y nos juntamos con muchas cosas buenas pero también otras no tan buenas. Entonces primera clave que se me viene a la cabeza es que los dos tenemos que hacer una nueva creación, o sea, traemos lo que cada uno de nuestra familia trae más lo que el Señor nos ha dado también cosas no tan buenas de manera que podamos los dos construir, haciendo una creación y Jesús en el centro, y que sea nuestras creación como familia y en esa nueva creación hay un principio que es fundamental y es que el primer lugar sobre la tierra lo debe ocupar mi pareja, el primer lugar para mí se llama Isabel y el primer lugar para ella se llama Humberto, ese es el orden.

A veces le preguntamos a las parejas que asesoramos: Bueno, dame las primeras tres personas más importantes en tu vida, pues aparecen con que los hijos, la mamá y por allá en cuarto lugar aparece mi esposo o mi esposa. No, el orden para el señor es uno solo: deja a tu padre y madre para que sean uno solo. Si se da ese primer principio yo creo que ya hay un terreno ganado bastante grande y les aseguro que como comentaba que éramos una creación de que yo pueda realizarme personalmente para ver que hay en mí que no está haciendo crecer la relación que pueda estar afectando porque lo que pensamos es que hay en ella que tiene que cambiar. No, primero una revisión personal. Inclusive los talleres que dictamos lo que empezamos haciendo esa parte la  revisión individual, ¿qué tengo yo? ¿Qué habrá en mí?  ¿Que heridas hay en mi vida, qué temores, qué habrá afectado mi autoestima. Porque de alguna manera todo eso que yo he vivido si no lo he profesado, si no lo he tratado espiritualmente es como que llego y le paso la cuenta y cobro con mi pareja.

IB: hay otra clave que se basa en un proyecto de vida, a veces el matrimonio no está planeado tan bien, no está planeado con la ayuda y con la fuerza del espíritu. Pues entonces estamos todos los días caminando sin saber para dónde. Es mas de hacer un proyecto personal de vida o un proyecto de pareja para que podamos ir avanzando en ese camino, y en ese proyecto de vida y en ese proyecto de pareja necesariamente tenemos que dejar que el espíritu santo ayude y actué y seamos dóciles al espíritu si no conocemos… para nosotros lo más grande que ha pasado en nuestra vida es haber conocido que realmente existe una fuerza espiritual tan grande a través del Espíritu Santo que va guiando los procesos de perdón, de vida todo los procesos los va guiando entonces también dejar esa docilidad al Espíritu para que Él haga lo que quiera en mí, lo que quiera en el , lo que quiera como pareja. Y que podamos ser dóciles a su acción. Entonces si estamos llenos de ese poder del espíritu para que él haga lo que en mí, lo que quiera en él, en nosotros como pareja, para ser dóciles a su acción. Entonces si estamos llenos de ese poder del espíritu, perdonamos y aceptamos al otro tal cual es, sin necesidad de cambiarlo.

Yo le digo a la gente si lográramos pedirle al Espíritu Santo que no dé esa capacidad para perdonar rápido y seguir avanzando, pues no habrá ofensas. En ese camino, se debe ir sembrando buenos recuerdos, que cuando ya no existamos, nuestros hijos recuerden lo que forjamos en nuestra vida, eso, es lo más maravilloso.

De esa manera se vive más tranquilo aun sabiendo que existen problemas, ¿cómo afrontar ese sufrimiento? Con sabiduría, con la gracia del espíritu y la lectura de la palabra.

Se debe perdonar rápido y tomando lo que dice la Escritura, no debemos dormirnos sin habernos hablado sobre las dificultades, sin distinción. Sin cortar la comunicación, porque hay parejas que cortan la comunicación por una hora, luego la hacen por un día y posteriormente aparecen meses sin hablar, dejando así entrar al demonio.

También el orgullo es algo que puede herir a la pareja, provocando un síntoma enfermizo y que propicia el conflicto al interior de los matrimonios. Pierden la identidad y la alegría, porque se han dejado atrapar por esos virus que el mundo.

Ustedes nos hablaban de los desafíos que nos planteaba la tecnología, los videojuegos, la internet, entre otros. Pero, ¿cómo criar a nuestros hijos hoy en día con estos factores?

HD: Recuerdo que hace un tiempo, en el Pontificio Consejo para la Familia surgió un movimiento convocado por los abuelos que se encargan de orientar a los hijos, donde ellos son padres y son capaces de acompañar a sus propios nietos, para ver que podamos aprovechar los momentos que tenemos contacto con los nietos, mientras los padres están trabajando.

También ver que estas parejas jóvenes necesitan un acompañamiento, el cual es un punto que se está trabajando bastante. Ver cómo se generan estrategias para que los matrimonios jóvenes puedan ser acompañados en sus diferentes etapas de vida y en ese contexto se puede hacer énfasis en los procesos de sus propios hijos. Para que el colegio o la tecnología no les de lo que ellos mismos pueden hacer.

Tampoco nos debemos aislar y cuestionarnos el cómo hacerlos, debemos estar al tanto de cómo se puede vincular con la tecnología.
IB: No se debe perder la autoridad y convertir la relación de sus hijos como una simple amistad. Siempre los padres serán padres y su autoridad debe estar basada en la puerta que les da Dios gracias al ES para que vean en las distintas circunstancias a sus propios hijos, deben discernir para saber actuar y determinar ciertas circunstancias.

A veces tanto la madre o el padre se alían con sus hijos y paulatinamente se pierde la autoridad, estableciendo rupturas al interior del núcleo familiar.
Se debe orar por las etapas del hijo y los propios padres pueden hacer un descubrimiento espiritual para así acompañarlo en sus distintas etapas, involucrando la oración.

¿Cómo enfrentar la educación de valores a sus hijos? ¿Es bueno llevar al hijo a misa o se prefiere celebrar eucaristías especialmente dedicadas a los niños?

HD: Primero, el ejemplo de los padres arrastra. El Papa Benedicto XVI en sus conclusiones del EMF 2012, hablaba sobre el arrastre del hombre en la vida de una familia.

Si mi hijo me ve orando, pues él con alegría lo hará y algo captará. Los niños son como una esponja y es importante dar espacios de oración como Familia, que se tenga un contacto permanente con la palabra de Dios. Nosotros vivimos una experiencia que mis hijos recuerdan con mucha alegría en todas las reuniones familiares, ya que fijamos un día y una hora en la semana, y el más pequeño cocinaba y planificaban dinámica, cantábamos, contábamos qué nos pasaba en la vida, en el trabajo, ellos en el colegio y luego comíamos y leíamos la palabra de Dios.

Lo recuerdo, porque esto ayudó en su proceso de formación.

A mi juicio, los padres deben ir con sus hijos a la Eucaristía, y que bueno que además existan instancias como vivir una misa especialmente dedicada para ellos. Es una tarea para padres el poder acompañar a sus hijos y vivir la eucaristía juntos.

IB: Cómo hacer de una Eucaristía una fiesta? Cómo hacer que ese momento sea una gran fiesta?
Qué lindo que sea un momento de fiesta. Cuando alguien va a una fiesta, nos preparamos con anticipación y tendremos que crear métodos para promover la autoridad para que le hijo vaya comprendiendo cada espacio y obedezca a sus padres, porque ese es un punto que no se está dando, porque el hijo no toma en cuenta lo que dicen sus padres.

Ellos deben ser guiados para que puedan aprender de sus padres y puedan ser dóciles a las normas de sus padres.

Después podrían hacer un almuerzo en conjunto y que no solamente la madre lo prepare, sino que se planifiquen, puedan salir y hagan que el domingo repongan energías
HD: No debemos caer en el mercantilismo y mucho menos hacer de un negocio esta ocasión, tampoco se debe promover el estímulo materialista, ya que el niño comenzará a perder la grandeza de la gratuidad, del servicio, porque no siempre le pagará por lo que hace y perderá esa sensibilidad de la caridad.