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Edición NÚMERO 59
Enero 2012

Las relaciones cristiano-musulmanes vistas por un experto

El jesuita Samir Khalil Samir es uno de los principales expertos en las relaciones entre Cristianismo e Islam. Visitó nuestro país en noviembre del año pasado, invitado por la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS) con motivo del Domingo de Oración por la Iglesia Perseguida. El Padre Samir dio testimonio de cómo es vivir la religión cristiana en países de mayoría musulmana y dejó planteado un importante mensaje: “La mejor manera de plantearse el Cristianismo frente al Islam, es siendo mejores cristianos”.

¿Qué características principales marcan la actual relación entre el Islam y el cristianismo?
Hay un aumento del fundamentalismo islámico en toda la región. Eso viene desde hace unos 40 años. Podríamos decir que los primeros síntomas aparecen en Egipto en 1928 con la creación de los hermanos musulmanes, como reacción contra la caída del imperio otomano. El mundo musulmán se siente desamparado y no sabe cómo rehacer la unidad que existió durante 13 siglos. El objetivo era islamizar las sociedades musulmanas. Luego, la creación del Estado de Israel fue considerada injusta. Esa tierra era vista como una parte de la Umma (comunidad musulmana).

Esto explica en parte la subida del movimiento islamista violento que va a tomar más fuerza después del año ‘73, cuando los países productores de petróleo van a ser cada vez más ricos. El poder de Arabia Saudita lo vamos a sentir en todos los países árabes. En Egipto, el velo islámico se fue difundiendo en las mujeres jóvenes. Hoy es el nikab, que es el velo integral que viene de Afganistán y que cubre casi totalmente a la mujer y que nunca fue conocido en los países árabes fuera del Golfo Pérsico. Después esto pasa al mundo musulmán africano y asiático.

Actualmente los cristianos son una minoría que no supera el 10% de la población de Oriente Medio, mientras que la gran mayoría es de religión musulmana. Nuestra existencia depende del beneplácito de esta mayoría, sobre todo porque el Islam se concibe como Estado y religión. Como desde hace más de 30 años la gran mayoría de los Estados de Medio Oriente han adoptado un punto de vista islamista, donde la religión decide todos los detalles de la vida cotidiana, social y política, la situación de los cristianos depende de la buena voluntad de los musulmanes y del sistema islámico.

¿Cuáles son las tareas más urgentes en esta relación?
Sólo hay un camino de salida, el de apuntar a ciertos conceptos compartidos, como el de ciudadanía, principio reconocido por gran parte de los musulmanes. Sin embargo, hoy en día no es el sistema de la ciudadanía el que prevalece, sino el de la “Umma”, donde el musulmán es quien tiene todos los derechos y al no musulmán se le toleran algunos derechos. Por ejemplo, en Egipto las funciones públicas son muy escasamente entregadas a los que no son musulmanes y a la vez, un país como Egipto tiene 10% de cristianos. Es una minoría fuerte que no quiere tener la mentalidad de ghetto, pero a menudo cae en esa mentalidad para protegerse.
La solución es intentar proponer, musulmanes y cristianos, un concepto moderno de Estado, no sólo a nivel político, sino también a nivel cultural, donde no haya discriminación.
El año pasado se hizo el Sínodo Católico para todas las iglesias de Medio Oriente y lo que los obispos proclamaron era: “Somos ciudadanos, queremos construir juntos, musulmanes y cristianos, una sociedad común, un ideal abierto al mundo, basado en la igualdad”. Se trata de construir juntos – y “juntos” es la palabra clave - un sistema más humano.
No se trata de hacer a los musulmanes menos musulmanes o a los cristianos menos cristianos, sino de decir que la fe es una cuestión personal aunque tiene su dimensión social, y que cada uno debe vivir la propia fe como le viene inspirada por Dios.

¿Cuáles son los puntos que unen a cristianos y musulmanes?
El Islam, el Cristianismo y el Judaísmo son consideradas por los musulmanes como las “religiones del Libro”. El motivo es que en el ambiente árabe que conoció Mahoma, los únicos que tenían un libro revelado eran los judíos y los cristianos. Las tres, son también religiones monoteístas y “abrahámicas”, es decir, reconocen a Abraham como padre. Los musulmanes consideran a los cristianos y judíos como “dhimmíes” (protegidos), creyentes, aunque imperfectos.

Si comparamos los elementos que encontramos en el Corán con el Antiguo Testamento, nos damos cuenta que no es muy diferente. Están los grandes principios éticos de justicia, de igualdad, de una cierta libertad del hombre, incluso de la libertad religiosa. De los 99 nombres de Dios que la tradición islámica ha sacado del Corán, muchos son compartidos por los cristianos.

Sin embargo, el Corán niega los fundamentos doctrinales de la religión cristiana: la divinidad de Cristo, la encarnación, la crucifixión, la redención y la Trinidad. Jesús es considerado el más grande y santo de los profetas enviados por Dios antes de Mahoma, pero es sólo un profeta.

¿Se puede hablar de “persecución” contra los cristianos en países de mayoría musulmana? ¿Cómo es el trato que éstos reciben?
En los países musulmanes existe una discriminación hacia los cristianos. No somos tratados de la misma forma que los musulmanes. Los musulmanes son ciudadanos destinatarios de las leyes. Los demás, constitucionalmente son ciudadanos, pero concretamente las leyes – en cuanto que están hechas a partir del sistema musulmán – dejan a los cristianos en una condición desventajosa.

La situación de desigualdad entre grupos ha llegado a su apogeo con Arabia Saudita, donde hay 4 millones de cristianos. Ahí los cristianos no pueden siquiera reunirse en sus departamentos privados para rezar, ya que la policía encargada de la religión los arresta y encarcela. Tampoco se puede construir una capilla.

Indonesia, que era el país más abierto de todos los países musulmanes, se ha transformado en un país a merced de los movimientos violentos. Pakistán y Afganistán se están islamizando muy fuerte.

En África se ha difundido la misma tendencia. El caso más explicito es en Nigeria, donde 12 provincias adoptaron la sharia (ley islámica) como norma de gobierno. Hay que señalar que la sharia es incompatible con la Carta de Derechos Humanos. En su nombre se cometen muchas injusticias. Voy a citar un caso: la apostasía, en concreto cuando un musulmán se hace cristiano. Según la sharia, debe ser condenado a muerte, pero si se lee el Corán, hay 14 citas que hablan del cambio de religión y en ningún caso sale que hay que condenar a muerte a una persona que cambia de religión. Pero es la tradición sucesiva la que va a reforzar esa idea.

¿Qué actitud toman los cristianos frente a las dificultades en esas naciones? ¿Cuál es su opinión al respecto?
Los cristianos quieren vivir en paz. La violencia que sufren la sienten como una injusticia, principalmente por dos razones: por una parte, porque ellos no usan la violencia - no tienen ni armas ni ejército en esa región - y porque quienes cometen estos atentados lo hacen a nombre del Islam.

Muchos cristianos han emigrado. Producto de esto, el mundo árabe ha perdido mucho. El Evangelio nos dice: “Ustedes son la sal de la tierra”, por lo tanto, sin ustedes el pan no tiene levadura. Es lo que yo vivo en el Líbano desde hace 20 años. Los musulmanes nos dicen que no dejemos el Líbano, que ellos nos necesitan. Por eso, el desafío es cómo ayudar a los cristianos a mantenerse en Medio Oriente, no porque no logran emigrar, sino por vocación y misión.

¿Qué futuro ve en esta relación? ¿Es posible un encuentro y una mejor convivencia?
La mayoría de los musulmanes quiere vivir en paz con nosotros, quiere vivir de manera solidaria con nosotros. La coexistencia no sólo es posible, es absolutamente realizable. A nivel personal no hay ningún problema para vivir de manera amigable con musulmanes en el mismo edificio, en las mismas escuelas, incluso diría más, con el musulmán es muy fácil encontrar puntos comunes porque el musulmán es creyente, él pone más arriba de todo a Dios y los principios que vienen de Dios, exactamente como nosotros los cristianos.

El problema existe a nivel sociopolítico, en cómo tratar con un grupo. El Islam es un proyecto religioso primero, pero también cultural y social. Por eso tiende fácilmente a pasar del nivel religioso al nivel político. Cuando está en grupo va a querer afirmar: “Estamos aquí, somos visibles”. Eso se puede hacer por medio de la barba, el traje blanco, el velo. Es una manera de afirmar una identidad sociocultural, religiosa y política con respecto a otra identidad, la de los europeos que son vistos como paganos o ateos. A ese nivel es mucho más difícil tener un diálogo, porque eso implica una reflexión sobre lo político y lo religioso. Pero hay que hacerlo.

El problema no es cómo defender a los cristianos contra los musulmanes. El problema es cómo crear juntos - musulmanes, cristianos, judíos y no creyentes - una sociedad más humana que le dé lugar a libertad personal. Todos estamos de acuerdo en que hay que defender al débil, al que no tiene defensa y es amado de Dios. Es nuestro deber construir una sociedad sin discriminación. Hacer la diferencia entre lo religioso y espiritual por una parte, y lo político por otra.