Febrero 2008 / NÚMERO 12

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Entrevista al Obispo de Temuco, Monseñor Manuel Camilo Vial

“Mejor conocimiento para crecer en el respeto y la confianza”

El conflicto mapuche va “in crescendo”. ¿Qué es lo más urgente hacer hoy para evitar un grado mayor de conflictividad?

Creo que no es bueno usar el  término “conflicto” mapuche, precisamente porque en el diálogo sobre el tema, es algo que hay que distinguir. Una cosa es el tema mapuche y otra cosa son los conflictos que están apareciendo y que dificultan  abordar bien el tema.

Personalmente creo que el problema fundamental es que se ha profundizado  poco en el tema de parte de la sociedad. Tenemos muchos prejuicios, etiquetas frente a este pueblo y por lo tanto lo respetamos muy poco. No conocemos su cultura, sus tradiciones, su filosofía de vida.

Es muy interesante, que cuando vino el Papa en el año 1987 dijo cosas muy acertadas, que me parece importante tener presente. Algunos párrafos que conviene tener a mano:

“Por eso, el Papa, hoy desde Temuco, alienta a los mapuches a que conserven con sano orgullo la cultura de su pueblo: las tradiciones y costumbres, el idioma y los valores propios. El hombre es imagen y semejanza de Dios: por esto mismo, el amor de Cristo a los hombres alcanza también a todas las múltiples formas en las que el hombre se expresa conforme a esa imagen y semejanza. Al defender vuestra identidad, no sólo ejercéis un derecho, sino que cumplís también un deber: el deber de transmitir vuestra cultura a las generaciones venideras, enriqueciendo, de este modo, a toda la nación chilena, con vuestros valores bien conocidos: el amor a la tierra, el indómito amor a la libertad, la unidad de vuestras familias.

Sed conscientes de las ancestrales riquezas de vuestro pueblo y hacedlas fructificar. Sed conscientes, sobre todo, del gran tesoro que, por la gracia de Dios, habéis recibido: vuestra fe católica”.

Lo anterior hay que tenerlo muy en cuenta para producir ese encuentro intercultural y el diálogo necesario.

 

 En esta misma línea de pasos urgentes, ¿cómo aprecia usted el caso de Patricia Troncoso?

Hemos hecho muchos esfuerzos  para que el gobierno comprenda la situación y pueda dar una respuesta satisfactoria. Hay un error de partida en la aplicación de la ley antiterrorista, que según varios entendidos no se debió aplicar en este caso y que ha traído todas las dificultades

 

Monseñor Goic pidió abordar “a fondo” el tema mapuche. A su juicio, ¿cuál es la raíz más profunda del conflicto actual?

Como dije antes, los conflictos  actuales se generan en la falta de encuentro, de diálogo que ha habido para enfrentar los problemas. Se juntan demandas históricas, ineficiencia de las instituciones encargadas de estos temas, como ser la Conadi, que está politizada e ideologizada por algunos partidos políticos, que le quitan eficiencia. Está el problema de los atentados y actos de violencia del pasado y de estos últimos meses. Creo que también el gobierno no sabe mucho cómo tratar el tema. Están los dos temas relacionados con el  reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y la suscripción, por parte de Chile, del convenio 169 de la OIT, suscrito por  muchos países salvo Chile.  Los falsos conceptos que se enseñan  en nuestros textos escolares sobre los mapuches y la escasa asimilación del tema por la opinión pública. A lo que habría que agregar  el problema de los medios de comunicación, que exageran y tratan con tan poca objetividad el tema.

La problemática es manejada por muchos sectores que, la mayoría de los casos están ideologizados. Partidos políticos, ONGs y otros grupos.

 

¿En qué se ha avanzado y  a dónde se debiera llegar en el tratamiento de este tema?

Se ha avanzado en el hecho de tratar el tema. De ponerlo sobre la mesa y ver la necesidad de abordarlo más seriamente.  El gobierno debiera retomar el trabajo que hizo la comisión de nuevo trato, que realizó un trabajo importante, que lamentablemente no fue asumido debidamente para abordar el tema y llevarlo a discusiones productivas. Se criticó el trabajo, aún sin conocerlo y no se aprovechó la ocasión de avanzar en la discusión.

 

Los planteamientos de la dirigencia mapuche, las consignas que llegan al conocimiento de la opinión pública, ¿representan a la totalidad del pueblo mapuche?

 El pueblo mapuche no tiene una organización piramidal que pueda representarlo. Aparecen líderes, pero que siempre representan a pequeños sectores.  Los lonkos, representan a cada comunidad, por lo tanto son muchos miles y no tienen representación política, sólo son representantes, pueden hablar a nombre de ellas. Están los caciques y los werkenes. La autoridad moral recae en los machis (varones o mujeres).

 

¿Quiénes están instrumentalizando la causa mapuche?

 Creo que  los partidos políticos, especialmente algunos extremistas. Que son los mismos que promueven las manifestaciones y desórdenes callejeros. Algunos extremistas y anárquicos.

 

¿Qué errores históricos ha cometido Chile en su relación con los mapuches, en particular?

El uso de conceptos racistas y clasistas que siempre vieron en los indígenas  a  hombres inferiores cometiendo muchos abusos con ellos y una postergación muy grande de estos pueblos, que los ha sumido en un atraso muy grande y en una pobreza extrema. Se descuidó por mucho tiempo su educación. Se les acostumbró a que se le dieran las cosas sin mucho esfuerzo.  Se les ha dado tierras pero no se les ha preparado para trabajarlas debidamente.

  

Considera posible que en Chile se reproduzca, de alguna manera, un conflicto tipo ETA de España?

Creo que no. El pueblo no es muy numeroso y por su manera de ser no utilizarían los métodos de la Eta.  Si actualmente algunos usan la violencia terrorista es por influencias extrañas e ideologizadas.

 

Desde la experiencia de la Iglesia, cuáles deben ser los caminos más adecuados para alcanzar una solución definitiva?

 Los caminos más adecuados son los que señala el Papa: Conciencia de los gobiernos que deben abordar el tema intercultural. Mejor conocimiento mutuo para crecer en el respeto mutuo y la confianza.

 

De Juan Pablo II en Chile

"Amados hermanos y hermanas, sé que en la vida de los campesinos chilenos, y en particular en la del querido pueblo mapuche existen muchas dificultades y problemas. No pocas veces habéis sido objeto de injusticias y marginaciones. Recordad que en los tiempos lejanos de la conquista hubo sacerdotes, entre los que destaca la figura venerable de fray Diego de Medellín, que elevaron su voz para hacer presente ante el Rey de España los atropellos de que eran objeto los indígenas. También hoy la Iglesia os quiere decididamente apoyar en vuestras demandas de respeto a vuestros legítimos derechos, sin dejar por ello de recordaros igualmente vuestros deberes.

Por otra parte, no os dejéis seducir por quienes os ofrecen soluciones tentadoras e ilusorias a vuestros problemas, como son las del odio y la violencia, o la del abandono injustificado del campo y de sus valores propios, para encontraros a menudo con una vida aún más precaria y difícil en las ciudades. En ocasiones, vosotros mismos habéis denunciado que se pretende instrumentalizar políticamente vuestra situación, o que personas sin escrúpulos os hacen objeto de su afán de lucro, olvidando vuestra dignidad y vuestros derechos.

No se me ocultan tampoco los problemas relacionados con la tenencia de la tierra, la seguridad social, el derecho de asociación, la capacitación agrícola, la participación de los hombres del campo en los diversos aspectos de la vida nacional, la formación integral de vuestros hijos, la educación, la salud, la vivienda y tantas otras cuestiones que os preocupan.

Algunos de estos problemas se hacen particularmente preocupantes en el pueblo mapuche, sobre todo los relacionados con las tierras de quienes se llaman precisamente “hombres de la tierra”, y con la conservación y promoción de su propio acervo cultural.

Mas, no os dejéis abatir ni os atemoricéis por las dificultades, queridos campesinos y mapuches. En primer lugar, sed realistas. Veréis así los muchos motivos de esperanza que también hay en el área rural chilena. Vuestros valores y actitudes de hombres del campo, como son la sabiduría, característica de los que trabajan la tierra con sus manos y viven en contacto con la naturaleza, la capacidad de ser agradecidos y compartir con los demás, la sencillez de vuestras costumbres, la piedad popular con tantas manifestaciones antiguas y nuevas, el sentido de familia y tantas otras cualidades buenas que tenéis, son un tesoro que habéis de conservar y hacer fructificar en bien de toda la comunidad nacional. Además, no faltan las iniciativas prometedoras que, a todos los niveles, se esfuerzan por mejorar las condiciones de la vida rural”.