Febrero 2010 / NÚMERO 36

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Jorge Jiménez, director ejecutivo de productora Candil
La música popular religiosa tiene futuro

Conocedor del ámbito de la producción de este tipo de música, Jiménez asegura que aquí hay una necesidad creciente de la gente, de conectarse con la oración y la espiritualidad a través de las canciones con contenido religioso.

¿Cuál es la realidad actual de la producción de música popular de contenido religioso?

En estos últimos diez años hay una actividad permanente en la producción de música católica. Nosotros partimos como productora en el año 2000, con motivo del Año del Jubileo, con el fin de aportar algo a la Iglesia y con la idea de generar un movimiento musical. Hasta ese momento había pequeños indicios, pero no había continuidad. Se trataba más bien de iniciativas individuales de gente que hacía música, pero sin una gran difusión. En estos diez años se ha avanzado en esto, a partir de nuestro trabajo y el de otras personas, apoyados en una mayor aceptación  de estas producciones.

El público empezó a conocer este tipo de música y a pedir una mayor renovación del material ofrecido, lo que motivó un mayor entusiasmo por aumentar los repertorios. Actualmente, muchos de los cantantes que se dedican a esta música hacen un disco por año, lo que antes no pasaba. Se producía un disco y nada más por mucho tiempo. Ahora han surgido espacios en comunidades y parroquias que invitan a esos cantantes a festivales o encuentros de oración, generándose un área que pide esta música no litúrgica, pero de contenido religioso, que se puede escuchar en la radio.

¿A qué público llega esta música?

Antes se escuchaba música religiosa o de contenido religioso sólo en la misa. Hoy esta música se graba y se reproduce, por lo que la gente puede prolongar ese estado de

oración en la iglesia llevando el disco a su casa. Se cubre una necesidad de la gente de escuchar este tipo de producciones en la casa, en el auto, etc. Esta música ya no es propiamente litúrgica. Relata una vivencia del compositor, pero puede transmitir y evangelizar. Hay mucha música vivencial que interpreta a mucha gente que a veces está pasando por un momento difícil, que se ve reflejado en la canción, lo que crea un nexo.

¿Hay “rankings” de ventas?

No tenemos esas mediciones, pero sí hay grupos o cantantes que son más solicitados en determinados lugares, son más conocidos por la gente y, por lo tanto, venden más discos. Pero puede haber otros que son de igual calidad, pero tienen menos difusión.

En la parroquia San Norberto, en la Zona Oriente, todos los años hacen un festival de la canción en el que invitan a participar a compositores con nuevos temas y también ofrecen un show con grupos y solistas ya conocidos.

¿Cuántos grupos y cantantes de música de contenido religioso existen en el país?

Actualmente conozco alrededor de 30, pero debe haber muchos más. Entre los más vendidos están Cristóbal Fones SJ, Teresa Larraín y María José Bravo.

¿Qué futuro le ve a esta música?

Yo creo que se va a ampliar. Realizar una producción ya no es tan difícil como diez años atrás, porque uno hasta en su casa puede hacer un disco y distribuirlo por Internet a todo el mundo. El público es bien amplio, tanto adultos como jóvenes. Estos últimos se han entusiasmado harto con la música religiosa, porque también abarca diversos tipos y estilos, como el reggaeton. Estas producciones son una necesidad, sobre todo de los profesores de religión y de los agentes pastorales, que a través de la música tienen un elemento para trabajar, les ayuda bastante en su trabajo pastoral por los contenidos de las canciones.