Febrero 2010 / NÚMERO 36

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Conjunto Los Perales
Cantar el Evangelio

Entrevista a Andrés Opazo, Doctor en Sociología, con especialidad en sociología de la religión en la Universidad de Lovaina, Bélgica, e integrante de esta agrupación musical.

Los otros integrantes originales del grupo son Fernando Etchegaray, rector del Instituto Catequético de la Conferencia Episcopal; Gonzalo Valdivieso, fallecido en noviembre de 2008, y el Padre Javier Cerda, que ejerce en Valparaíso.

Cuando eran seminaristas de los Sagrados Corazones, un sacerdote les regaló una guitarra y los cuatro se pusieron a cantar y a componer canciones religiosas. Benjamín Mackenna los conoció, cantaron junto con Los Quincheros en una convivencia y Mackenna los contactó con el sello Philips para que grabaran sus temas, muchos de los cuales eran del Padre Gumucio.

Después de ordenados sacerdotes, cada uno siguió su rumbo y el grupo se disolvió en 1963. Pero Los Perales volvieron a juntarse a partir de 1997: Fernando Etchegaray, Gonzalo Valdivieso y Andrés Opazo, todos alejados del ministerio sacerdotal. Sólo Javier Cerda siguió como religioso y no se reincorporó al grupo. Agregaron dos voces femeninas y formaron el nuevo Conjunto Los Perales.

¿Pensaron de inmediato hacer un conjunto formal de música religiosa?

Entre 1960 y 1962 esto era una entretención en nuestra época de seminario. Nunca le dimos una dimensión diferente ni una proyección. En 1963 la congregación me mandó a Europa. No tuve idea del éxito que esos discos tuvieron. Yo creo que ese éxito se debió a la música y letra de nuestras canciones, su teología, que son totalmente distintas a otras producciones musicales de corte religioso. Eso se debe a la actualización teológica que recibimos de grandes teólogos. Teníamos otra visión y, además, la figura del Padre Esteban Gumucio, un gran poeta, con una sensibilidad evangélica y popular muy grande. También en ese tiempo teníamos un gran teólogo, el Padre Beltrán Villegas, quien después de vivir varios años en Jerusalén y en Roma como biblista, se hizo cargo en Chile de la orientación de los estudios en nuestro seminario. Por eso nosotros estudiábamos la última palabra de Europa en esa época, muy abierta al mundo de hoy.

¿Cuál es esa diferencia en los contenidos de sus canciones?

Los contenidos nuestros tienen por detrás una visión de Dios y de Jesús hombre que asume toda la realidad humana desde los humildes, los sencillos, los pobres, los pecadores. Nosotros cantamos el Evangelio, o al menos pretendemos hacerlo,

acomodarnos a él, no a ciertas teologías muy intimistas de mi relación personal con Dios, de mis sentimientos, como son, a mi juicio, las canciones que predominan, sin contenido evangelizador. Las canciones nuestras son relatos del Evangelio (La Casa de Zaqueo, Las Bodas de Caná, La Resurrección  de Lázaro, El Hijo Pródigo). Ahora, en el marco del Bicentenario, en Rancagua, estamos preparando un disco para una celebración del trabajo e incorporamos ahí un tema sobre el lavatorio de los pies.

Si nosotros estamos pensando en el Jesús histórico y su opción de no casarse con el poder, sino estar con la gente humilde, nuestra canción tiene una vocación social.

Nosotros queremos ser fieles a la raíz latinoamericana, queremos expresar nuestra fe, nuestra oración tal como la gente se expresa. El canto gregoriano era lo que cantaba la gente en esa época en el mundo feudal. Nosotros cantamos cosas alegres, la alegría del Evangelio. Eso es una gran diferencia con muchas canciones religiosas que son lánguidas, sin vida.

¿Cuál es la finalidad de la música popular religiosa de Los Perales?

Nuestra producción de más de 80 canciones grabadas tiene tres usos u objetivos: uno es el uso litúrgico, para la eucaristía, tenemos la misa completa. En segundo lugar, hay una serie de canciones cuyo objetivo es el alimento de la oración personal y comunitaria, y en esa línea mucha gente compra los discos para llevarlos en el auto, les ayuda a la oración personal e íntima. Un tercer objetivo muy poco desarrollado es la evangelización, tenemos canciones que tienen un fondo evangélico. Con  lo que nosotros tenemos se justificaría perfectamente una edición en tres CDs: uno para la liturgia, otro para la oración personal y comunitaria y el tercero para la evangelización, para su uso en la predicación y en retiros.

Nuestras canciones se hicieron conocidas en Chile, en América Latina y en España, pero no por el conjunto nuestro, sino por una grabación que se hizo en Cuernavaca, México, la Misa Panamericana, que la promovió el Monseñor Sergio Méndez Salcedo. Grabaron nuestros temas con mariachis. Esa producción la recolectó hace poco un centro que atiende la pastoral para los latinos en Estados Unidos.