Febrero 2010 / NÚMERO 36

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Guionista Vincenzo Gratteri y la película Avatar:
Entre el espectáculo visual y la profundidad ausente

En su análisis de la súper taquillera cinta dirigida por James Cameron, el subdirector del Magíster en guión y desarrollo audiovisual de la Universidad de Los Andes rescata principalmente sus llamativos artificios visuales, pero sostiene que la historia adolece de una mirada novedosa de la problemática humana.

¿Qué impresión se ha llevado de Avatar?

Hay que distinguir entre el espectáculo que esta película es capaz de ofrecer al público en términos visuales. Sin duda nunca antes se había hecho algo así. Eso es verdad. Es un maravilloso espectáculo visual, la película logra envolver al espectador, gracias al uso nunca antes hecho de la tecnología 3 D. Al mismo tiempo creo que hay que reconocer los límites del guión y la historia en sí que, personalmente, en primer lugar como espectador de cine y en segundo lugar como guionista y vicedirector del Magíster, no creo que sea una obra maestra. La historia no tiene nada nuevo, es una actualización de un mito muy usado en la historia del cine que es la lucha entre una civilización más tecnologizada y un pueblo nativo que sufre el ataque de esta civilización prepotente. Todo el género western se dirige sobre este mito. Por lo tanto, creo que la película tiene un gran mérito en cuanto espectáculo visual y tiene una historia que llega a involucrar al espectador, pero en el fondo no propone nada humanamente y narrativamente nuevo.

¿Comparte la visión crítica de Gaetano Vallini sobre este filme?

He leído el artículo de Gaetano Vallini, el periodista que publicó esta crítica en L’Osservatore Romano el 10 de enero. Estoy de acuerdo con la sustancia del artículo. Quizás con los tonos haría diferencias. Creo que hay que aproximarse a esta obra como una obra de ficción. Por tanto, lo que trata de representar no hay que tomarlo como si fuera un documental o una intención de principios filosóficos o políticos. Es verdad que la película refleja una visión de la vida que se puede comparar con muchas doctrinas new age o panteístas con un espiritualismo deificado, un panteísmo ecologista. Eso de alguna manera es así, pero creo que a la hora de aproximarse a esta obra hay que tener clarísimo que es una obra de ficción, que no está tratando de mostrar una verdad universal, porque si nosotros aplicáramos este criterio a cualquier obra de ficción no podríamos ver casi nada en el cine. Por ejemplo, pienso en una obra muy alabada en el mundo y en la cultura católica como El Señor de los Anillos, de Tolkien. Ahí también se habla de magia, uno de los héroes es Gandalf y es un mago. Si leyéramos esa obra con un criterio hermenéutico interpretativo como si fuera la realidad, deberíamos criticarla también porque refleja de manera positiva el mundo de la magia y sabemos que eso está en contradicción con la doctrina católica.

Por lo tanto, invito a ser maduros a la hora de ver una película. No hay que creerse todo lo que la película dice. Hay que disfrutar el espectáculo y ser consciente de los límites del guión y de los límites de la visión del mundo y de la vida que esta película refleja, pero sin preocuparse demasiado porque creo que la mayoría del público tiene la madurez necesaria para poder discernir entre lo que es real y verdadero y lo que es simplemente un espectáculo.

¿Usted está entre quienes cuestionan la visión panteísta que trasunta la historia?

Sin duda, hay una visión panteísta en la película. Todo el tema del árbol sagrado que representa a dios está, pero me pregunto: ¿Hay algún espectador que saliendo del cine se arrodille frente a un árbol pensando que ese árbol es dios? Quizás a alguna persona con una psicología y formación frágiles le puede pasar. Pero no creo que sea un peligro real para el común de los espectadores.

Hechas estas distinciones, ¿qué es lo que más rescata de la película?

Rescato la película únicamente en su visualidad. Sinceramente digo que la historia me parece relativamente bien narrada, pero que no explora ni profundiza ningún tema humano de fondo de manera novedosa. No me parece un gran guión. Tampoco me parece mala. No aburre en ningún minuto, la historia fluye, pero su gran valor es el efecto visual, la dirección, el uso de la tecnología, de hecho el director esperó los años que fueran necesarios para que la tecnología se pusiera al servicio de su historia y de cómo él la había imaginado. Por lo tanto, si la gente quiere pasar un buen rato y divertirse y gozar de un espectáculo visual, que la vaya a ver, pero sin pensar que ahí va a encontrar un elemento de reflexión, enriquecimiento cultural, humano o antropológico, eso la película no lo tiene.

La película es sin duda un buen espectáculo. Un espectador que quiere simplemente divertirse y distraerse no va a salir defraudado del cine, pero no es nada más que eso.