Febrero 2010 / NÚMERO 36

volver

Sebastián Zulueta, director ejecutivo de la fundación:
América Solidaria, siete años en Haití

El ingeniero comercial y personero de esta entidad surgida al alero de la Vicaría de la Esperanza Joven cree que el reciente terremoto será un punto de partida para sacar definitivamente a Haití de la pobreza extrema. Asimismo, señala que la ayuda internacional no debe generar una dependencia que impida que los propios haitianos luchen por mejorar su desarrollo.

¿Qué necesita Haití en el mediano plazo para augurar un despegue definitivo de su actual situación?

Hay que dimensionar, primero, el contexto en que se produjo la catástrofe de mediados de enero. Desde hace cinco años las fuerzas de paz de la ONU están tratando de estabilizar política y socialmente el país y ya había comenzado la fase de cooperación a través del fortalecimiento del Estado. Cuando ya se estaba logrando una estabilización de la sociedad y dando pasos importantes en el fortalecimiento del Estado, sucede esta catástrofe que literalmente derrumba el gobierno, sus sedes, con autoridades desaparecidas o fallecidas. La tragedia tiene también un gran impacto en la organización del gobierno.

El apoyo internacional que se requiere debe ser mucho más radical y coordinado entre los distintos países y sus organismos de cooperación con el gobierno y la sociedad haitianos.

Pasada la urgencia de los primeros días tras el terremoto, lo importante es no perder la mirada en Haití y saber que el trabajo que hay que hacer, si bien es humanitario en el corto plazo, es un trabajo de desarrollo de infraestructura y de capacidades en el mediano plazo. Ahí hay que centrar los esfuerzos. No podemos quedarnos en estrategias de cooperación que sean sólo humanitarias o de asistencia, sino que hay que complementarla con programas de infraestructura, salud, desarrollo comunitario, educación, que permitan al pueblo haitiano fortalecerse e instalar ciertas capacidades para que otras circunstancias trágicas como ésta no lleven a fojas cero el desarrollo del país.

Es importante invertir en las personas e instituciones de Haití, tanto públicas como privadas.

¿Qué se requiere en el ámbito laboral?

Apoyar la industria. Hay un gran riesgo cuando se inician planes de cooperación a través de ayuda material a países devastados, porque, sin quererlo, cuando entran toneladas de alimentos, por ejemplo, la industria local se ve incapacitada de competir. Ha habido casos en que esta ayuda ha tenido como consecuencia la quiebra de industrias locales. A nivel laboral es importante contar con un plan concertado que ayude a desarrollar las distintas áreas, como el turismo, con ventajas infinitas, que no están siendo desarrolladas; los cultivos propios del Caribe, etc. Apoyar la industria, pero invirtiendo mucho en educación. Así como el problema inmediato es el desabastecimiento, y el de mediano plazo el laboral, el desafío en el largo plazo es invertir en el capital humano, para que las competencias específicas en diversas áreas se queden en el país. Porque uno de los problemas graves de Haití es la fuga de cerebros. Esto se logrará sólo si hay buenas oportunidades de trabajo y estabilidad social. El desafío para los haitianos es comprender que ellos son actores de su propio desarrollo, ser solidarios y aportar a la estabilización social, política y económica del país, para que sea un lugar más seguro y propicio para desarrollar proyectos en esos ámbitos.

La cooperación internacional ¿debe ser algo permanente en el tiempo?

Permanente, pero sin generar dependencias en el pueblo haitiano, que tiene una historia política con dictaduras que generaron una tendencia a estrategias más “clientelistas” de parte de los gobiernos. Por eso es importante que el pueblo haitiano tome un rol protagónico participativo muy basado en sus derechos y deberos frente al compromiso social que tiene que fortalecerse en Haití.

¿Cuál ha sido la presencia de América Solidaria en Haití?

Estamos empezando nuestro séptimo año. Haití es nuestra primera misión. América Solidaria nace como chispa inspiradora con el Encuentro Continental de Jóvenes en Santiago (1998), impulsado por la Vicaría de la Esperanza Joven (VEJ). De hecho la persona natural legalmente fundadora de América Solidaria es el Padre Galo Fernández, Vicario de la VEJ, pero no se queda en el ámbito de la Iglesia, sino que, aunque se define como católica, es abierta y quiere llegar al mundo laico que comparte valores con el mundo católico.

En 2003 parten a Haití los primeros voluntarios. Las principales líneas de acción que allí tenemos son salud, construcción, educación, medioambiente y desarrollo comunitario. A través de profesionales apoyamos las líneas de acción  de organizaciones locales, que tienen un profundo conocimiento de las necesidades del país. Además, acompañamos procesos de aprendizaje organizacional en las instituciones en que se insertan, animando la creación de redes entre los distintos actores y la sistematización y desarrollo de procesos planificados. Generamos alianzas de tres a cinco años con las instituciones locales, pero una vez que nos vayamos queremos que ellas hayan subido peldaños y no saltado tan alto que después caigan al punto de partida. Queremos que estas organizaciones generen avances sin dependencias.

¿Será esta catástrofe el punto de partida para una colaboración internacional que ayude a sacar definitivamente a Haití de la extrema pobreza?

Yo creo que sí. Pensamos que el tamaño del país y su población hace muy posible que las acciones sean coordinadas y logren un impacto mejor. Pero hasta el momento esa coordinación no ha sido óptima y ha impedido que los distintos esfuerzos alcancen una salida más sustentable de la pobreza.

Tenemos 10 voluntarios en Haití, todos chilenos. Además, América Solidaria está en República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile. Esto no es algo que Chile va a llevar a otros países, sino que es un “enredo” solidario, un compartir las estrategias de superación de la pobreza entre los diversos países, compartir sus propios recursos. Creemos que a través de este esfuerzo vamos a lograr acompañar y posibilitar un mayor avance en los procesos de desglobalización de los prejuicios, de las disputas, de la violencia, el egoísmo y del aislamiento de los países.

A finales de 2010 se integrará al grupo de voluntarios chilenos en Haití un equipo de Colombia que ya se está preparando.

La fundación requiere ayuda económica para solventar su labor y ayuda humana, voluntarios que quieran aportar desde sus conocimientos tanto en Chile como en otros países.

Contacto: www.americasolidaria.org