Febrero 2010 / NÚMERO 36

volver

Leonardo Parada, voluntario de fundación América Solidaria
Médico chileno atendió 4 días a heridos y moribundos en Haití

El joven facultativo de 27 años estuvo seis meses en Haití, hasta cuatro días después del terremoto que echó por tierra gran parte de la capital Puerto Príncipe. Como había llegado a esta azotada nación caribeña a participar en una labor solidaria normal de la fundación, el inesperado sismo cambió abruptamente las prioridades y, confiesa, “no pude pensar en lo que había que hacer, sino que simplemente fue actuar rápido”.

¿Cómo fue su trabajo estos días con los heridos en Puerto Príncipe?

Trabajaba en un centro de atención primaria de salud en las afueras de Puerto Príncipe.

Después del terremoto debí atender a pacientes heridos, personas con muchas fracturas, fracturas expuestas, infecciones, muchas heridas. Estuvimos atendiendo a todos los pacientes que llegaban. El primer día estuvimos trabajando hasta las 5 de la mañana sin parar. Después, descansábamos 3 ó 4 horas por día. Pudimos mantener a todos los pacientes bien, a la espera de llevarlos a un hospital.

Usted fue a Haití para una labor solidaria normal de la fundación América Solidaria, pero se encontró en los últimos días con una situación totalmente extraordinaria. ¿Cómo vivió en lo más profundo esa experiencia?

Ni los haitianos ni nosotros estábamos preparados para este terremoto. No pude pensar en lo que había que hacer, sino que simplemente fue actuar rápido. Reflexionando hacia atrás, realmente fue una oportunidad increíble el poder contribuir a paliar en algo los efectos de esta dolorosa tragedia. El nivel de ayuda que hacía falta era tremendo, los hospitales estaban repletos. Nosotros no cerramos las puertas a nadie, recibimos a todas las personas. Tuve una posibilidad fantástica de ayudarlos. Llegaron tantos médicos extranjeros que para mí el regalo más grande fue que, gracias a Dios, yo ya manejaba el idioma y podía conversar con la gente y explicar a mis pacientes la situación, aunque no podía hacer mucho. Incluso algo tan terrible como explicarle a alguien que se iba a morir y no dejarlo tirado en una cama sin decirle nada.

Usted que conoce la realidad de Haití, ¿qué posibilidades ciertas ve que el país salga de la pobreza?

Es complicado por la extrema pobreza de Haití desde antes del terremoto, después del cual esta situación se agravó mucho, pero creo que si todos los países sabemos dar una buena ayuda, podemos colaborar para que Haití salga adelante. Los haitianos son gente muy esforzada, acostumbrada a vivir con mucho dolor y pobreza, tienen más herramientas que nosotros mismos para salir adelante, pero se necesita mucha ayuda y, lo que es más importante, ser respetuosos de sus propios derechos, no una ayuda impuesta desde afuera, sino incorporándolos a ellos, que sean ellos mismos quienes conduzcan la reconstrucción de su país.