Edición NÚMERO 48
Febrero 2011

Américo:
“Con la familia paso mi mejor tiempo”

Papá, cantante exitoso y agradecido de Dios propone la buena voluntad en las relaciones sociales.

Éxito de ventas y vitoreado en los principales escenarios del país, este icono de la música tropical chilena contemporánea, es un hombre bastante quitado de bulla, aunque parezca un imposible. Su apuesta es ser un profesional de la música y huye de cualquier exposición que le aleje de ese norte. Incluso cuando se ha visto en medio de alguna polémica, prefiere guardar silencio a responder. No es que no le guste hablar, el problema es que considera que los espacios en los medios son muy reducidos cuando de hablar en serio se trata.

En estos días se prepara para subir por segundo año a la Quinta Vergara. “Creo que es lo más potente que me ha tocado hacer. Estamos muy ansiosos y ensayando hasta 6 horas diarias”, dice.

-¿Cómo es tu vida familiar?

Vivo con tres mujeres: mi mujer, mi mamá y mi hija. ¿Y qué puedo decir de ellas? Son el lugar donde yo descanso y donde me encuentro con la persona más que con el artista. Definitivamente es mi mejor tiempo, porque además estoy cerca de las energías o los cariños que yo necesito, como lo familiar, lo responsable con el tema de mi hija y, por supuesto, lo personal, con mi mujer. Entonces ahí logro redondear lo que me pasa, lo que vivo.

-¿Fue muy difícil ser papá adolescente?

Pasó y lo viví no más; lo bueno es que siempre fui responsable y mi entrega siempre ha sido consecuencia de lo he ido viviendo. Pero no es bueno sentirse seguro por haber sido responsable. Yo creo que es más bueno sentirse bien por ser una buena persona, un buen papá.

-¿Y te sientes un buen papá?

Aunque paso muy poco tiempo con ella, yo me siento buen papá, porque no le he dado malos ejemplos. De hecho, mi vida expuesta ha estado bien. Ahí tiene de inmediato algo que rescatar, o sea, que la vida no te puede pasar la boleta, tú eres el encargado de desarrollar tu vida.

-¿Es muy difícil ser tan conocido?

Frente al tema de la exposición me he ido acostumbrando. No tengo una objetividad tan verdadera, porque estoy al medio de todo, pero hay situaciones en las que más o menos dimensiono lo que pasa conmigo. Lo complicado es que uno tiene que saber estar bien. Nunca nadie me enseñó, lo he ido aprendiendo y espero hacerlo de buena forma, espero sembrar buena voluntad, buena disposición y ojalá, más tarde, poder cosechar lo mismo.

-¿A veces incomoda?

No, la verdad que no. Lo que he aprendido sí es que cuando no ando en buenos días o ando con sentimientos más personales, por situaciones bien puntuales, mejor no salgo, porque obviamente no voy a tener el espacio para decir tengo un problema o no ando con el mismo ánimo hoy día… Pero el resto del tiempo siempre tengo mucha voluntad para hacer lo que se me pida porque sé que al final todo va en beneficio mío, no es que le haga un favor a alguien.

-¿Es una responsabilidad que viene de la mano de ser artista?

No me siento responsable, sino que creo que soy bastante afortunado y trato un poco de traspasar lo bien que me va o las cosas buenas que me suceden. La forma en que me voy fortaleciendo un poco es compartiendo.

-¿Y qué pasa cuando te ves envuelto en polémicas, como la de tu hermana o la pensión de tu hija mayor?, ¿conservas esa calma, te muerdes para no estallar?

En la intimidad me produce sentimientos, pero reacciones no, porque qué gano, yo creo que alimentaría el interés y el beneficio de otro. Quizá también puedo obtener beneficio por estos arranques, pero así como son se van a caer de inmediato. Mi propuesta ha sido un tema totalmente artístico, ha sido un trabajo y eso es lo que tengo que seguir.

-¿Cómo lograste transformarte en un artista profesional?

Yo creo que siempre quise desarrollar mi vida en torno a lo que más me gustaba, lo que me apasionaba. ¿Cómo fui desarrollando eso? Fue una evolución al comienzo inconsciente, porque yo cantaba pero nunca dije voy a ser famoso. De a poco me fui encariñando más con la música, la fui entendiendo, mientras estaba en el colegio trabajaba en cualquier cosa que tuviera relación con la música: cantaba en la calle, vendía discos… Ahí entendí que de esa forma solventaba mi vida y a la vez podía desarrollar o financiar un proyecto, pero todo eso lo fui aprendiendo de a poco, o sea, la madurez y la estructura de mi trabajo se fueron haciendo de a poco.

-¿Y cuándo te diste cuenta que lo lograste?

Yo creo que hace tres o cuatro atrás dije me voy a meter de lleno a esto, esta es la música que quiero hacer, es lo que quiero representar, esto es lo que quiero proponer y sé que con esto me va a ir bien. Todo lo demás, lo sabía, lo llevaba conmigo pero había más inconsciencia, era más pasión que razón. Pero al principio no, todo era muy incierto, estaba atado como al deseo, a las ganas.

-¿Influyó algo en su vida el nacer un 24 de diciembre?

Estoy feliz de haber nacido ese día. Y más encima mi nombre, Domingo, quiere decir nacido en el día del Señor… Creo que son cosas que marcan, por ejemplo, no es lo mismo ponerle de nombre a una niña Esperanza que Dolores.

-¿Cómo es su relación con Dios?

Agradezco todos los días lo vivido, sea cual sea la experiencia. Y a la vez también aprovecho de pedir, sea para mí o para los demás. Trato de tener una relación más directa. Le pido como amigo, me enojo como amigo. Le pido salud, tiempo, oportunidades, posibilidades. Mi relación es un poco directa y más que con Dios, en verdad, es con Jesús, con quien me identifico más, porque en mis tiempos de colegio con mis amigos leía mucho, íbamos a un movimiento, estudiábamos mucho de ese tema.

-¿Es una búsqueda?

Creo que en algún momento como personas nos dirigimos a este punto, sea por historia, por legado, sólo cambia un poco la intención a medida que pasa el tiempo o cuando nos pasa algo, como cuando fue el terremoto. Pero yo creo que tiene que ser siempre y honesta. Ojalá la gente estuviera más atenta, porque eso crearía más voluntad, más disposición y haría nos relacionáramos de mejor manera.