JULIO 2007 / NÚMERO 5

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Saludo del Cardenal Francisco Javier Errázuriz tras enterarse del fallecimiento del sacerdote Juan de Castro

A Monseñor Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar y Vicario General de Santiago:

Acabo de leer la noticia del triste fallecimiento del querido Padre Juan de Castro, a quien nuestra diócesis le debe tanto, ya que puso a su servicio, sin condiciones, su gran corazón, su aguda inteligencia, su percepción psicológica de las personas y su visión de nuestro tiempo, en una palabra, todo lo suyo, con enorme generosidad y fe.

Nunca antepuso su persona a lo que los obispos le pidieron. Recuerdo su abnegación ejemplar, al servicio de la Vicaría de la Solidaridad. Compartía con don Raúl no sólo un sentido profundo de justicia, sino también una capacidad extraordinaria de conmoverse por el dolor de los que más sufrían, y de tenderles su mano para ayudarlos.

Son muchas las obras de misericordia que marcaron su vida. Fue misericordioso, fue constructor de la paz, tenía hambre y sed de justicia, asimismo pureza de corazón, y en su espíritu era un pobre de Jahveh, que sabía confiar en su misericordia, recibirlo todo de su amor o de sus manos, y agradecerlo todo. El Señor, su Señor y nuestro Señor, seguramente lo ha llevado a su gloria, a la contemplación de todo lo que es suyo, especialmente de las tres personas divinas, después de haber acercado a tanta gente la verdad que encontraba en la creación y en la revelación.

A la misma hora que ustedes celebren la Eucaristía por él en la Recoleta Dominica, los acompañaré de corazón, celebrando la misa con mucha gratitud por el eterno descanso de su alma.

Te agradezco si puedes saludar a todos los sacerdotes presentes y a todos sus familiares, amigos y cercanos que lo acompañaran, y asegurarles mi compañía y oración.

Con un saludo cordial, tu hermano en el episcopado.

† Francisco Javier Errázuriz Ossa
Cardenal Arzobispo de Santiago