Junio 2008 / NÚMERO 16

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Entrevista a Rosa Valdebenito
Confío en Dios que las cosas tienen que cambiar

Trabajo hace dos años y medio como nana cuidando una guagüita de 8 meses. Estoy contenta porque me encantan los niños y es una guagua exquisita la que cuido.

Trabajo desde las 7:15 de la mañana hasta pasaditas las tres de la tarde. Afortunadamente trabajo cerca y me voy en colectivo, pero me despierto a las 6:00 de la mañana, tomo colectivo 5 para las siete.

Tengo cinco hijos de 33, 32, 30, 28 y 23 años. Hace 35 años estoy casada con Víctor. Me casé en La Legua y sigo acá. Prácticamente viví 34 años en La Emergencia con todo lo que eso supone y ahora vivo en La Legua Nueva. Nunca pensé que iba a salir de mi población, pero lo tuvimos que hacer por un asunto de salud mental, porque el ambiente en que se vive no es digno para nadie. Es un ambiente de demasiada violencia. Acá no estamos en estado de sitio ni de guerra para vivir como se vive en La Emergencia. Las balaceras que provocan bandas rivales es lo más terrible. A veces pensamos que estamos más tranquilos, pero nuevamente ha habido peleas. Tú no sabes en qué momento se van a poner a pelear.

¿Siempre fue así?
No, creo que desde que entró la droga y a difundirse entraron las armas. Eso pasó pasaditos los ’90. Mis hijos mayores conocieron una Legua diferente

En La Legua Emergencia las casas son muy pequeñas, entonces prácticamente todos vivíamos afuera, pero la gente era súper unida y nunca te iba a pasar nada. Podías dejar tu casa abierta y nunca te iban a robar. Hay muchas familias que llegaron a colonizar La Legua Emergencia y se quedaron sus hijos y los hijos de sus hijos. Entonces todo el mundo se conoce.

O sea que usted conoce a los que se trafican y tienen armas
Sí. Es que todo esto de la violencia y de la delincuencia es un problema del país. En los tiempos de uno se veía la pobreza como algo natural, pero hoy en día los jóvenes no lo ven como algo natural, lo ven como algo injusto y se rebelan “en mala” contra eso. Conozco a gente que no tenía zapatos, que se acostaban temprano para Navidad porque no tenían ni para cenar, entonces si no pudieron romper ese círculo, su vida iba dando vueltas sobre lo mismo…Pero hoy los jóvenes no están dispuestos a vivir lo que uno vivió, uno se conformaba. Yo encuentro que la pobreza hoy es un rótulo que nos han puesto como sociedad y no debiera por qué ser así. La sociedad nos etiquetó y nos puso dentro de un círculo que es muy difícil de romper. Todo comienza con un sueldo digno que, por parte baja, debieran ser de 250 mil pesos, pero ni siquiera basta con eso. Nosotros nos compramos una casa hace poco y hay que entrar a pagar dividendos, luz, agua, gas, locomoción, alimentarse…hay tres hijos casados y dos solteros que viven con nosotros. En la casa todos trabajamos y aun así no vivimos, sobrevivimos.

¿Muchas deudas?
Igual uno cae en la tentación de las tarjetas de crédito. Cuando ese es el mal más grande que se puede cometer. Por ejemplo, si se echó a perder la lavadora, se compra una nueva y uno no se da cuenta de los intereses y gastos que eso provoca.

Mi nuera trabaja y pidió un préstamo al Banco Estado para microempresarios y es un escándalo los intereses que pagan. ¡Cómo romper el círculo de la pobreza, cómo romperlo! Se nace pobre y muy pocos son capaces de romper el círculo. Toda persona tiene derecho a un trabajo digno con un buen sueldo. Todo parte de ahí. Si tienes un buen sueldo tienes la posibilidad de enviar a tus hijos a un buen colegio. Un colegio municipal, haga los esfuerzos que haga nunca va a ser como un colegio pagado. La salud es otro tema preocupante para las personas que no tenemos medios. ¿Cuánto tiempo tienes que esperar por una operación? Tal vez el Auge sea una buena oportunidad, pero también tienen sus problemas, porque no responde a la demanda. Por ejemplo, el otro día fuimos a un servicio de urgencia con mi hija y había un solo médico. Y ¿cuántos se reciben año a año? Los servicios públicos no tienen médicos ni especialistas.

Yo digo ¿por qué? si este país tiene los recursos. Cómo romper la barrera con sueldos dignos, dándole la oportunidad a la gente. Si nosotros no pedimos limosna ni que nos regalen las cosas

¿Cómo influye su fe en su vida diaria?
De un tiempo a esta parte hemos visto discriminación e injusticias que se cometen con gente como nosotros. Si uno no tuviera los valores del Evangelio creo que sería muy difícil llevar la vida que llevo, porque es muy fácil tener plata hoy en día. Tú guardas, vendes o haces viajes y ganas plata a manos llenas. Lo que ganas en un mes lo puedes ganar en una tarde.

Cuando se habla de poblaciones con narcotraficantes, ellos de eso viven. Para ellos es una alternativa. Tal vez erraron el camino, pero es una alternativa. Además, no habría narcotráfico si no existiese gente que compra la droga. Uno no está de acuerdo, pero hay muchas familias que se meten en esto por necesidad y después no pueden salir. Como hay muchas familias que a pesar de la pobreza y las dificultades que se presentan día a día, sobre todo en la parte económica, subsisten sin tener que meterse a vender droga.

¿Cuáles son los valores por los que ha optado?
Lo que siempre le he transmitido a los niños es la honestidad. No importa ser pobre, andar mal vestido, pero tener la frente en alto y que nadie se avergüence de uno. Yo crié a dos hijos, ellos veían a sus amigos que andaban bien vestidos, con buenas zapatillas y empezaban a pedirme que querían esto o esto otro. Y yo les decía que no, pues, que el papá trabajaba. Entonces siempre les hice ver la realidad, que nosotros dormíamos tranquilos y que el papá no tenía que andar arrancando…A ellos los miraban mal, porque creen que son tontos los que andan mal vestidos.

A mis hijos les decía que estudiaran para que fueran más que el papá. Los dos estudiaron electricidad industrial, pero ahora uno trabaja de chofer y el otro en una construcción. Eso es lo otro. Ellos estudiaron en una técnica y no trabajan en lo que estudiaron. Hoy con los contratistas se pierde mucho de la ganancia, porque él es un puente entre el empresario y el trabajador. El trabajador dejó de tener sus derechos cuando empezaron a llegar los contratistas. Hay muchas empresas de aseo que van a hacer su trabajo a distintas partes. ¿Por qué son empleados de segunda o de tercera categoría? Porque los tienen para el aseo, sin embargo están trabajando para la misma empresa y no tienen los mismos beneficios. Todos ellos trabajan por temporadas y no tienen contrato indefinido, con la incertidumbre están atentando contra los derechos del trabajador.

Cuando miro hacia atrás me siento agradecida de los valores que le hemos entregado como familia. Nosotros somos bien achoclonados, donde está uno que tiene problemas, ahí estamos todos. Esa es nuestra manera de hacer familia.

¿De qué manera siente la discriminación?
Si uno dice que vive en La Legua inmediatamente le cuelgan el cartel de delincuente o traficante. Es como pegarte un cartel. La injusticia que se comete con nosotros, los pobres, es tremenda.

La injusticia de parte de la justicia es lo que más molesta. En un reportaje un fiscal dijo que de los que vivían en Emergencia, el 90% vendía y el 10% guardaba. Y lo dijo un fiscal que tiene que investigar…qué le queda al resto de la sociedad cuando escucha algo así…pensar que estamos todos involucrados…cómo se le ocurre. Esta es la primera población intervenida y no se ha encontrado la forma de sacar las armas de la población.

¿Qué la motiva a seguir adelante?
El amor a Dios. Yo fui afortunada, fui a Tierra Santa. Me tiene en pie el amor a Dios y sobre todo las Bienaventuranzas. Hice la catequesis con mis cinco hijos y con la última me quedé trabajando en la parroquia porque quería dar testimonio de lo que hemos vivido, porque conocer a Cristo te tiene que cambiar la vida. Se trata de saber que mi hermano tiene sufrimientos y dolores más profundos que los míos y si yo pude descubrir en Cristo quien te abraza cuando tienes pena, que no se quedó en la cruz, sino que está arriba, que te acompaña y fortalece, es quien siempre va a tomarte la mano, lo es todo. Antes era una persona que vivía muy encerrada en la casa, yo cuidaba a mis hijos no más. Pero si no quiero que mis hijos vivan una vida con tanto dolor e injusticia no lo puedo querer sólo para él, sino para todos, porque el que está al lado mío es mi hermano.

¿Cuáles son los signos de esperanza en La Legua?
La Red, un grupo de personas que trataron de mejorar la calidad de vida que teníamos en ese momento. Los traficantes tenían tomadas las calles y nosotros quisimos tomárnosla para nosotros. Ha sido un trabajo súper difícil, porque la gente se acostumbró a vivir de esa forma. Entonces cuando no se está de acuerdo con eso hacen sentir que uno va en contra de la corriente y no ellos. Eso pesa a la larga porque trae dificultades. Afortunadamente, toda la acción la hacemos como pareja y los chiquillos también participan. Vemos que las cosas pueden y tienen que cambiar. No es posible que los niños sigan viendo toda esta violencia. Si otro mundo que hay detrás de eso es posible. Eso es lo que tratamos de mostrar.

El centro Vida Nueva también es un signo de esperanza en el sector que atiende a personas con problemas de salud mental y está bajo el alero de la parroquia. Yo soy voluntaria en la recepción, hago la ficha y explico de lo que se trata el centro. Todo el trabajo que se hace ahí es voluntario. Es un lugar muy bonito, muy acogedor, una casa grande. Que una persona salga de la consulta y salga bien es súper motivador, porque te dice que estás en lo correcto. Hubo un programa de drogas que benefició a hartas personas. Y cuando a una persona la dan de alta, se le nota en la cara. Un día un joven me dio un abrazo y me dio las gracias. Dime si no son signos de vida. Eso significa que algo hemos hecho, que es posible el cambio.

¿En qué se sostiene cuando encuentra dificultades?
Cuando tengo dificultades me acuerdo de Tierra Santa y del Monte Tabor. Nosotros tuvimos un maestro, Mariano Puga, que nos hizo relatar el Evangelio en vivo y en directo. Estuvimos en Belén, en Nazareth, en el mar de Galilea…sentimos el mismo llamado que Jesús hizo a sus discípulos, estuvimos en el monte de las Bienaventuranzas, pero a mí me llamó mucho la atención el monte Tabor, porque se dio todo. Él nos decía que cuando uno sintiera el peso y el cansancio de las dificultades subiéramos al monte Tabor, donde el Señor se transfiguró”. Confidencia: “Es un monte que cuesta subirlo, nosotros dimos dos vueltas y hasta ahí no más llegamos. Allí recordamos las palabras de Pedro: ‘Qué bien se está aquí...’. Soy una convencida que Dios le tiene un gran amor a esta población, porque con todas las balaceras que sufrimos no hemos tenido tantos muertos. Hay tanta fe también… El ser humano está hecho para luchar por una vida mejor. Confío en Dios que las cosas tienen que cambiar. Tiene que ser así, aunque seamos pocos los que damos la pelea.

Uno tiene dos etapas en la vida, antes y después de conocer a Cristo. Como el vino de las bodas de Caná. Mi vida anterior era un poco vacía, un poco egoísta, preocupada de los míos, pero la vida cambia y uno mira hacia afuera y ve que hay mucho dolor entre las personas y eso te lleva a rezar por esa persona.