Edición NÚMERO 52
Junio 2011

Violencia en reuniones públicas: más diálogo y menos represión a la protesta social

Entrevista a Andreas Feldmann, subdirector del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica y especialista en Relaciones Internacionales.

¿Cuál es su mirada sobre los últimos hechos de violencia, tanto dentro y fuera del Congreso el 21 de mayo?

Las manifestaciones públicas que se dieron en el exterior del Congreso yo creo que son por descontento social. El sistema político no está realmente respondiendo,  ni siquiera está validando ciertos síntomas de malestar social que se han venido incubando desde hace mucho tiempo. Esto ya se vio durante los gobiernos de la Concertación, de que la gente marchaba por las calles insatisfecha con diversas manifestaciones del sistema político y económico, del cual no son partidarios o se encuentran desafectados, desilusionados y realmente muy frustrados.

Tengo la sensación de que hay un sentimiento de malestar bastante grande de una parte no menor de la población, de grupos marginados que se encuentran muy insatisfechos por el sistema en general, independiente de los partidos, y que se manifiestan violentamente frente al tema.

Pienso también que el espacio de manifestaciones pacíficas es coartado por el Estado. Hay una fuerte sanción y una penalización frente a la protesta social en Chile. La protesta social es reprimida. Eso, en el fondo, en vez de aplacar estos movimientos los enardece más. Hay una represión frente a los movimientos de protesta social.

¿Cómo enfrentar esta realidad para terminar con la violencia en las manifestaciones públicas?

El sistema político debiera tratar de conversar con estos sectores. El diálogo es sumamente importante. Tanto en este gobierno como en los anteriores, me da la sensación de que, independientemente del color político, la actitud no es necesariamente de diálogo frente a la protesta social. El gobierno dice que quiere dialogar, pero en realidad no dialoga mucho, no reconoce que hay niveles de insatisfacción de la gente; no reconoce que hay niveles de marginalidad fuerte, porque mucha de esta gente se siente desafectada del sistema económico y político. Son señales preocupantes para cualquier gobierno y para  cualquier Estado.

¿Y la violencia, al menos verbal, manifestada en el Congreso?

Yo creo que eso es otra cosa. No sé si llamarlo polarización política. Las partes se confrontan, muestran letreros. Son fenómenos distintos. Yo sí diría que hay una cierta ausencia de republicanismo en muchas manifestaciones que se dan al interior del Congreso, y eso es preocupante, erosiona las instituciones, disminuye el nivel de la discusión. Los miembros del Congreso tienen una  responsabilidad social, por lo tanto si utilizan un lenguaje que no es adecuado,  utilizan la violencia y se muestran descontrolados o con actitudes que son absolutamente contrarias a un espíritu cívico y a la responsabilidad natural de su cargo, evidentemente que le hacen un servicio flaco a la sociedad.

¿Cómo clasifica esa violencia que se da en las manifestaciones y que es asumida por grupos ajenos a los convocante?

Tú puedes tener distintos grupos de protesta social, por razones ambientales, de derechos humanos, grupos anárquicos. Yo no sé si en todas las manifestaciones que realizan en  Chile  hay movimientos violentos que las quieren llevar por un camino violento, peo creo que es un grupo muy minoritario y, en general, esto se observa también en otros fenómenos, como en los estadios de fútbol o en espectáculos masivos, donde hay una disposición un poco anquilosada y excesivamente celosa del orden público en detrimento de cierta capacidad de la población de poder manifestarse. Repito, el espacio de protesta social está muy constreñido en Chile, lo que alimenta a sectores más radicales que quieren una excusa para manifestarse de forma violenta.