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Edición NÚMERO 64
Junio 2012

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Dos formas de vivir la Misión Joven: 
El barrio y la Universidad

Una escuela de fútbol y  la acción la acción social, espacios que se abren para escuchar el clamor de los jóvenes actuales.

Por Carolina Jorquera

 “No creo en Dios ni en la Iglesia, vengo a la parroquia a jugar a la pelota y a compartir con mis amigos” comentó César Flores, de  16 años, participante de una Escuela de Fútbol; organizada por la Parroquia Santa Cristina de San Joaquín.  Iniciativa que se enmarca en el proceso de la  Misión Joven que, desde Pentecostés, se enfoca en ir al encuentro de jóvenes como César que viven alejados de la Iglesia, pero que buscan espacios que acojan sus intereses.

La universidad también aparece como un lugar propio de los jóvenes, sin embargo “Es muy complejo hacer misión cuando Dios y la Iglesia son criticados constantemente,” nos comparte Natalia Escobar, estudiante de historia del Campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile; y que intenta hacer pastoral en este espacio pluralista: “Lo doctrinal no es el camino para invitar a los jóvenes a encontrarse con Cristo. Yo conocí la pastoral gracias a unos trabajos de invierno, creo que la acción social, el ayudar al otro es una necesidad de los jóvenes actuales”

El Vicario de la Esperanza Joven, P. Francisco Llanca explicó que, lo esencial de este tiempo de misión es promover una cambio de actitud:  “Salgamos  siempre a escuchar y dialogar con los jóvenes, conozcamos  las diferentes sensibilidades de la realidad juvenil y generemos nuevas cercanías moviendo los corazones en esa dirección, compartiendo experiencias profundas de la vida de los jóvenes de nuestro sector”.

El Clamor de los jóvenes actuales

Natalia afirmó que, dialogando con sus compañeros de universidad, descubrió que más allá de sus posturas  contra  la Iglesia;  en sus luchas  están presentes los valores del Evangelio: “Las demandas del movimiento estudiantil  están en sintonía con Cristo: igualdad, justicia y  no  lucrar con los derechos de las personas, son valores que el mismo Jesús predicó”.

La misma postura tiene el párroco de Santa Cristina, P. Fernando Tapia,   quien percibió que los jóvenes buscan la verdad, el servicio y espacios para la amistad. Compartió que, por medio de los diálogos de esperazas pudo identificar tres necesidades distintas de los jóvenes, según sus edades: “Los más adolescentes buscan espacios de recreación y amistad,  otros  son más inquietos y buscan hacer un servicio social y lo más grandecito están en una búsqueda de sentido de la vida. Tenemos que ser capaces como Iglesia de ir acompañando a los jóvenes desde sus necesidades reales”.

Escuchando estas necesidades es que el P. Fernando con un grupo de adultos de la parroquia, impulsaron esta Escuela de Fútbol que funciona todos los domingo en la tarde. Transformaron un terreno con basura en un cancha, pintaron,  arreglaron los arcos e  hicieron volantes y recorrieron la población en bicicleta invitando a  niños y jóvenes a participar: “Tenemos que abrir, en la iglesia,  espacios de gratuidad en la que los jóvenes puedan desarrollarse como persona y si a  alguno se le despierta un interés por la religión bienvenido sea. Por ahora tiene un valor recibir a los jóvenes y niños del sector que no están vinculados a la parroquia”, puntualizó el párroco.

César(16) respondió al llamado, sueña con ser futbolista y buscaba un espacio para pelotear y a pesar  de que no cree en Dios; encontró en esta cancha un lugar para divertirse y conocer más gente.  Contó que hay mucha violencia en su población, que las plazas y esquinas están ocupadas por drogadictos y es peligroso jugar en ellas. Valoró que la Iglesia acoja a personas que no creen  y confesó  que “me gustaría sentir lo que sienten otros jóvenes que participan  en la Iglesia,  van a las caminatas contentos, lo veo en las Colonias Urbanas”.

Marcelo Troncoso (33) es uno de los impulsores de esta iniciativa deportiva, participa de la comunidad “Brazos Abiertos” en la parroquia Santa Cristina,  recuerda que él llegó  hace más de 10 años, un campeonato de fútbol  hizo que se quedará y quisiera  encontrarse con Cristo,  motivado por su experiencia es uno de los monitores de esta escuela.

Abrir espacios de Encuentro con Cristo en la Universidad  es muy difícil, comentó Natalia,  quien recuerda   que su llegada desde Peumo a Santiago para estudiar fue muy dura:“Me sentí sola y  tenía pena,  necesitaba un grupo de personas que me acogieran, buscaba a Dios en la universidad y no lo encontraba”. Por Facebook conoció la comunidad San Egidio que se dedica a visitar gente de la calle y eso la conectó con Dios y con la pastoral de la universidad de Chile que actualmente es su comunidad.

¿ Qué hacer en tiempo de Misión Joven?

El Vicario de la Esperanza Joven, P. Francisco Llanca, insiste que todas las actividades que se realicen tienen que obedecer a una actitud  permanente de salir al encuentro de los jóvenes: “Visitando las parroquias he sido testigo de creativas iniciativas para a abrir espacios de cercanía con los jóvenes: cenas solidaria, corridas de la Esperanza, carnavales callejeros, encuentro ecológicos en que los jóvenes realizan  mejoramiento del barrio y también fuertemente  la acción social, el servicio a los más pobres del sector”.
  
A pesar de estas diversas formas de acercarse a los jóvenes, Natalia advierte que no es fácil, que estamos viviendo una crisis de confianza como Iglesia y que tenemos que escuchar las críticas con mucha humildad: “El año pasado organizamos un coloquio sobre justicia social en la facultad de Derecho de la Chile,  fue un diálogo abierto  que convocó a muchos compañeros que no son católicos, pero que valoran que la Iglesia sea crítica consigo misma”.

El P. Fernando de la parroquia Santa Cristina compartió que, empezaron el año pasado con la misión saliendo a la calle a hablar con los jóvenes,  fueron a la feria y a los centros de alumnos de los colegios en paro y fue una buena iniciativa que pretenden repetir este año: “Tenemos que salir a los lugares dónde están los jóvenes como  centros juveniles y ofrecer nuestra colaboración. Estas son algunas formas, pero tenemos que seguir buscando juntos como abrir espacios permanentes para que los jóvenes tengan vida  abundante”  concluyó el sacerdote.

El itinerario de la Misión Joven invita a las comunidades a identificar en sus sectores cuáles son los lugares dónde están los jóvenes y cómo salir al encuentro de ellos, generando una cercanía y diálogo  que perdure en el tiempo y que la misión no quede reducida a un evento.