Marzo 2009 / NÚMERO 25

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Matrimonio Brenat Chavez

Con sello ignaciano

Paola Chávez (secretaria, 39 años) y Cristián Brenat (analista de sistemas, 38 años) tienen nueve años de matrimonio y sus dos hijos en el colegio San Ignacio de Alonso de Ovalle, Diego (5 años) en kinder y Vicente (7 años) en 2º básico. Hace cuatro años participan en el colegio.

¿Por qué eligieron este colegio para sus hijos?

C: Por mucho tiempo fuimos voluntarios del Hogar de Cristo, allí conocimos al Padre Hurtado, su obra y su pensamiento. Nos sentimos identificados con los jesuitas y con los valores que da este colegio: el servicio, la cantidad de años que tienen, que el Padre Hurtado haya estudiado y enseñado aquí y sobre todo el sentido social, la solidaridad y darse uno mismo al máximo para los demás.

P: Tenemos varias razones. Este colegio tiene todo lo que queremos para nuestros hijos,  vemos reflejado ya en ellos que son buenos cristianos, van por el camino de la solidaridad. Este colegio queda en el centro de Santiago, entonces vienen niños de todas las comunas, así ellos ven una realidad. Nosotros vivimos en Huechuraba y allá también hay un colegio jesuita, pero a nosotros nos gusta este colegio, queremos que nuestros niños tengan las herramientas para ayudar a la sociedad. Esta sociedad es muy individualista y uno siempre piensa que ojalá a uno no le pasen cosas malas y qué lata por el del lado. Nuestra meta es que ayuden a los demás y que sean niños felices y que lo que hagan sea para mayor Gloria de Dios, siempre dando lo mejor de cada uno. 

¿Me pueden dar ejemplos de actitudes de los niños que traduzcan los valores del colegio?

C: Se nota en el tema solidario. Para nosotros nos ha causado alegría ver cómo enfrentan a las personas que viven en la calle, ellos le dan la mano, le dan un beso, tienen cero rollos. No discriminan, para ellos es un estado y saben que por algún motivo tienen otra realidad.

También me gusta ver cómo se ayudan entre ellos, el sentido de compañerismo en su curso, tienen una red de apoyo que han cultivado en el colegio. Y amigos que llevan más años en el colegio dicen que es así siempre, los niños salen con un chip que no se agota ni en toda la vida.

¿Cómo les llega la propuesta familiar del colegio a ustedes como padres?

P: Hemos hecho de todo acá. Hemos sido de la directiva del curso, ahora somos monitores de talleres de esposos.

C: Nos hemos ido involucrando y hemos dejado muchas cosas en manos del Señor porque no buscamos muchas cosas, sino que llegaron y generan un gran compromiso familiar. Acá el tema pasa por la familia y hay talleres que son alternativas para todos los papás, para los que buscan más espiritualidad, para los que quieren manejar mejor las finanzas domésticas, etc. Para las niños hay un sinfín de actividades: karate, orquesta infantil, scouts…

P: Con nuestros hijos ha entrado toda la familia al colegio, nosotros nos hemos reencantado con esto, nos hemos acercado más a Dios. Yo estudié en un colegio católico, Cristián siempre participó en su parroquia, entonces esto ha sido un reencontrarse y formar una red nueva. Tenemos amigos, es un mundo nuevo

C: Nuestro mayor desafío han sido los talleres de esposos. Nosotros llevamos 9 años de casados y empezamos cuando teníamos sólo 7. Ya sacamos una generación y ahora vamos por la otra. Acá nos han dado las herramientas para mejorar las prácticas del matrimonio y con cosas tan simples como mejorar la comunicación.

¿Les ha beneficiado estar tan involucrados con el colegio?

P: Queremos mucho a nuestros hijos y todo va en la voluntad. Nosotros vivimos para nuestros hijos y no nos basta con que ellos estudien acá. Estamos comprometidos con ellos y queremos ver que nuestros hijos sigan el camino que queremos y si hay cosas que nonos gustan del colegio y podemos ayudar, por qué no.

Nos ha afectado positivamente porque hemos conseguido más herramientas para manejar esta empresa que es la familia. Todas las actividades de las que hemos participado nos han hecho más felices, por eso nos gustaría transmitir a los apoderados que haciendo estas cosas uno ayuda al otro, pero más que nada se ayuda a uno mismo.

Cómo no creer en Dios si te pasan “coincidencias” todos los días. Si pierdes la fe, lo pierdes todo. Entonces nosotros podemos dar testimonio que Dios existe y nosotros lo hemos experimentado en la cotidianeidad.    

¿Han pasado alguna dificultad económica o familiar en que los haya apoyado el colegio?

C: Indudable. El colegio nos ha dado mucho aliento y las dificultades se afrontan distinto con la fe. Así es difícil perder el control de las situaciones. Vas a ver que siempre hay un camino. Siempre que hemos tenido una dificultad hemos salido adelante. Nosotros somos más fuertes, hemos crecido mucho en lo espiritual y eso nos ha ayudado a enfrentar los problemas, cosa que antes no sucedía. Hemos tenido apoyo de los profesores, del rector.  

¿Cómo viviste el campamento padre-hijo?

C: Fue un descubrimiento personal de cómo puedo tener una relación con mi hijo sin la mamá. Podemos enfrentar desafíos sin la mamá al lado. Descubrimos que somos la rama y el tronco del árbol,  que para que la ramita tenga vida tiene que estar el tronco y para que el tronco pueda proyectarse tiene que estar la ramita. Compartimos en armar la carpa, hacer la comida, caminar juntos, estar pegaditos todo el tiempo nos sirvió mucho. Es el momento en que estás más cerca de tu hijo sin reloj, sin celular. Desde las nueve de la mañana del sábado hasta las 5 de la tarde del domingo el tiempo del papá es para el hijo y viceversa. Se sientan las bases para una relación que uno quiere que perdure. Se generan lazos fuertes, los niños lo tienen súper presente. Es un momento muy lindo el compartir una fogata, salir con las linternas…además las mamás escriben una carta a su hijo y a su esposo y ahí nos dicen la importancia que tenemos…terminamos llorando los dos.

En el colegio queda claro que el bien común está sobre el personal. En la medida en que uno fortalezca el bien común, el bien personal va a ser mucho más potente. No es primero mi hijo y después los demás, sino al revés, porque a él siempre lo tengo. Si falta un papá, otro lo suple. Nuestros hijos son de los demás también. Son todos iguales. No sacamos nada con caminar solos si el del lado está en otra cosa.

¿Qué actividad la ha marcado como mamá?

P: Los encuentros con Cristo. He sido mamá madrina no de mi hijo, sino de otro grupo. Me da alegría ver que los niños sepan quién es Dios, lo reconozcan, lo quieren, saben que los acompaña y los apoya.

¿Qué es lo que más les gusta a sus hijos de estar en el colegio?

Estar con sus compañeros, les gusta sentirse parte de un equipo, aman su colegio. Les gusta  que sus papás participen.