Marzo 2009 / NÚMERO 25

volver

Entrevista a Fernando Maureira

Profesor e investigador del CIDE

“Es importante que la familia conozca el proceso educativo de sus hijos”

¿Cuál es la importancia de que la familia se involucre en la educación de sus hijos, y por lo tanto en el colegio?

Una primera razón fundante que lo explica por lo menos en nuestros países, ya no sólo en Chile sino que en América latina, es que gran parte de los resultados escolares son mucho más explicados por la historia, la cultura y la familia de los niños más que por el mismo colegio. Los resultados de los aprendizajes que logran los niños en las escuelas están más influidos por la familia y su entorno que por su sistema escolar. Simplificando las cosas podríamos decir ‘dime de qué familia provienes y te diré que logro escolar podrás tener’, así de duro. La escuela en ese sentido si queremos por ejemplo meterle el diente a temas tan claves como la equidad educativa, tenemos que generar procesos para incorporar a las familias, porque la escuela lo que tiene que hacer, sobre todo en los contextos de pobreza, es tratar de equilibrar lo que como historia ya traen de manera natural los niños que son pobres. Entonces en ese sector social es todavía mucho más importante incrementar la participación de las familias.

La participación de las familias tiene una comprensión muy amplia, desde que ponen plata hasta que mandan al niño a la escuela, son súper importantes porque son colaboraciones para el proceso educativo de los hijos, pero normalmente lo que le da más fuerza a la participación de las familias es involucrarse un poco más en el proceso propiamente de enseñanza-aprendizaje, que la familia tenga conexión con lo que pasa en la escuela. No estoy diciendo que la familia sea docta y sepa los contenidos que se pasan en la escuela, sino que la familia en la medida de sus posibilidades haga conexiones con el mundo escolar y para ello es súper importante que la escuela, el liceo, el colegio le diga a los padres en qué proceso están los niños. Es necesario que el sistema educativo le cuente a la familia a qué proceso está sometiendo a los niños. En algunos establecimientos se hace y te cuentan el programa de estudios, pero no estoy hablando en términos tan técnicos, sino de cosas como ‘mire, lo que pretendemos lograr con su niño es tal nivel de desarrollo, tal cosa, y ustedes como familia pueden hacer acciones cotidianas, simples’ y eso a nivel de todo nivel socioeconómico; por ejemplo, en niveles más vulnerables desde cosas tan simples como que los niños tengan un espacio, un lugar en sus casas para hacer sus tareas o estudiar. A veces cuestiones tan simples como esas van conectando a la familia con la escuela, es imprescindible. Si no la conectamos queda a la buena suerte del niño, si el niño se entusiasma, pero el tema de engancharse con fuerza en el tema educativo tiene que tener un apoyo de la familia, porque sin ese apoyo, claro, es cierto hay cabros que se automotivan, pero es muy raro. Es muy importante que para que te vaya bien, no sólo basta estar en la escuela sentado, sino que para que te vaya bien, para aprender, es importante que tu familia considere que esto que tú estás haciendo en la escuela es importante y es significativo, y para eso tiene que hacer algunas cosas importantes, como, por ejemplo, incentivar al niño que la escuela es un complemento fundamental para la vida, muchas veces la escuela en la familia es un castigo, ‘no, si te vas a la escuela’. Es cierto que a veces la escuela no hace muchos esfuerzos para ser más acogedora, pero en un hogar, en una familia, el adulto significativo, es importante que no asocien escuela con castigo.

¿En qué se nota la familia como primera experiencia social y afectiva cuando los niños entran al colegio?

Hay teóricos que te dicen que desde el lenguaje con que llega el niño, niños que llegan con un lenguaje más desarrollado, tienen muchas más posibilidades de desarrollar tareas complejas que te da la escuela. Incluso dicho así tan directo como que hay familias que le entregan a los niños un lenguaje, una manera de ver el mundo letrada y otras familias que no lo hacen. Es decir, familias que transmiten en el código de la escuela, desde que en la casa hay libros, desde que los padres leen, desde esas cuestiones tan externas ya van generando en el niño una cierta aproximación al mundo de un aprendizaje más formalizado.

¿Qué hacer para que la escuela se abra a la participación de los padres, que sea una escuela más participativa respecto a los padres?

Hay varios caminos posibles. Lo clave tiene que ser una predisposición explícita del establecimiento educacional de aproximar el proceso educativo a los padres. Que los padres sepan qué se pretende lograr no solamente en términos de ‘ah, los niños vienen a aprender’, ¿pero a aprender qué tipo de cosas? No estoy hablando en términos específicos, sino qué tipo de desarrollo la escuela está pretendiendo lograr con los niños y en qué medida, en qué nivel, que posibilidades tienen los padres de apoyar este proceso. Insisto, no es que los padres se transformen en la prolongación del profesor, pero para la familia es súper importante, y esto es de lo que nos hemos dado cuenta en forma bien sistemática, que cuando la familia tiene una idea un poco más clara de qué es este proceso educativo que están viviendo sus niños, hay muchas más posibilidades de colaborar y desarrollar una relación mucho más cercana con el proceso educativo y esa aproximación es súper clave, y lamentablemente al sistema educativo le corresponde hacer un mayor esfuerzo para lograrlo; no es la familia la que tiene que hacer una demanda de ‘explíquenme mejor’, sino que la escuela de manera natural y propia debería generar procesos de aproximación a las familias, por ejemplo dar espacios para hablar a los padres.

¿Crees tú que hay ciertas barreras culturales entre la escuela y los padres, sobre todo cuando hay un desnivel cultural entre estos dos actores?

Por supuesto que hay una gran distancia, no sé si decirle una barrera, pero sí hay una gran distancia, y a eso es lo que yo me refiero, que la escuela tiene que tener mayor energía y un propósito explícito de aproximarse y en ese sentido por otro lado eso implica que los responsables del sistema educativo hagan un mayor esfuerzo por conocer el contexto en el que viven los niños que les corresponde atender. Entonces, desde cuestiones tan claves como los niveles de exigencia a los niños en un contexto donde probablemente no hay ninguna posibilidad de que la familia o su entorno lo proporcione y probablemente si el profesor tiene más cercanía con ese contexto, quizás lo sepa y las demandas que haga hacia esas familias tengan mucho más que ver con las posibilidades de esas familias. Por lo tanto, es muy importante, junto con la decisión de incorporar a esas familias, una decisión de conocer estos padres y estas familias. Y en términos generales uno tiene la imagen de la familia como papá, mamá e hijo, y en muchos casos, sobre todo en contextos de mayor pobreza, la familia no necesariamente es así, a veces hay padrastros, o a veces están los dos papás, pero por ejemplo trabajan en horario de mall, se van muy temprano, y entonces el niño está con otros adultos en el día, está con la abuela, con la tía, etc.