Marzo 2009 / NÚMERO 25

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Carlos Abarca

Un testimonio de amor y de fe

¿Qué le sucedió a su señora que quedó en estado vegetativo?

Fue una sobredosis de anestesia lo que le causó quedar en ese estado. Le vino un paro respiratorio al momento en que le aplicaron la anestesia.

¿Cómo han sido estos años?

Han sido difíciles, porque ver a la compañera de toda la vida en ese estado no se lo doy ni a mi peor enemigo.

¿Por qué ha optado por mantener a su esposa con vida?

Porque sobre todo tratándose de un ser querido uno tiene que luchar. Uno no es nadie para quitarle la vida a otra persona, sólo Dios lo puede hacer. Lo que hizo el padre de Eluana Englaro es lo peor que pudo hacer, porque ella era un ser humano igual que nosotros. Uno tiene que seguir luchando por esa paz que uno tiene que tener. El caso de Eluana ha conmovido al mundo. Creo que en los momentos de los “quehubos” la persona tiene que seguir luchando, uno nunca sabe si se puede producir un milagro. En mi caso siempre tengo la esperanza de que mi mujer se recupere.

¿Usted es católico?

Sí.

¿Espera un milagro?

Sí, uno siempre espera que algo suceda. Dios dice la última palabra.

¿Cómo le ha ayudado su fe a sobrellevar el hecho de que su señora esté postrada hace catorce años?

Uno al principio, cuando le suceden estas cosas tan fuertes, pierde la esperanza y se pregunta por qué me pasa esto a mí. Pero, a medida que pasa el tiempo, uno va reflexionando y tiene que tener fe en Dios para que las cosas se vayan alivianando en estos momentos.

Y, en relación a lo anterior, ¿cómo influyó su fe para tomar la decisión de seguir manteniendo con vida a su señora?

Como lo he dicho, uno tiene que seguir luchando como persona. Dejar a una persona así sin agua y sin alimentación es la crueldad más grande que se le puede hacer a un ser humano.

¿Su señora se da cuenta de lo que pasa alrededor?

Cuando uno le habla al oído a veces llora, a veces suspira, se ríe también, y ante eso los médicos no le dicen a uno que es signo de que se da cuenta de lo que pasa, sino que dicen que es un acto reflejo, pero yo pienso que si ella no sintiera nada no manifestaría ninguna de estas expresiones.

¿Qué cosas le dice usted a su señora?

Le cuento las cosas que están sucediendo, cómo está nuestro hijo, al cual a ella le habría gustado verlo grande, profesional, toda madre sueña con eso.

¿Va todos los días a ver a su señora?

Voy dos o tres veces al día, dependiendo de lo que uno tenga que hacer.

¿Usted tiene hijos?

Sí, uno de treinta años.

¿Y él siempre lo ha apoyado en esta decisión de perseverar en la decisión de mantener con vida a su señora?

Sí, yo creo que es la visión de familia que tenemos nosotros. Cuánto le habría gustado a mi hijo tener a su mamá o preguntarle a ella tantas cosas que un hijo le puede y le quiere preguntar a una madre.

¿Qué cree que su señora quiere ahora?

Yo pienso que ella quiere estar con nosotros, poder salir, compartir la vida, conversar, ver cómo está uno, yo y nuestro hijo y todos sus seres queridos.

En estas circunstancias, ¿el amor de usted por su señora se ha mantenido?

Uno cuando se casa se compromete a estar en las buenas y en las malas; bueno, y ahora me ha tocado estar en las malas y no porque la persona a la que tú quieres esté postrada uno la va a abandonar.

¿Qué mensaje le daría usted a las familias de las personas que se ven enfrentadas a una situación similar?

Que le entreguen amor y cariño a esa persona (a la persona que esté postrada), no importa que uno no esté todo el día con la persona. Dios es el único que puede dar y quitar la vida; estamos hablando de un ser humano que a lo mejor quiere seguir luchando para seguir con uno, y no lo puede expresar ¿Quién sabe?