Mayo 2010 / NÚMERO 39

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Universitarios Misioneros para el Chile del Bicentenario


El sábado 24 de abril, a casi dos meses del devastador terremoto que afectó la zona centro-sur de nuestro país, un grupo de 40 jóvenes universitarios desde Arica a Punta Arenas, que  residen en un Hogar Universitario Católico del Arzobispado de Santiago ubicado en la comuna de Ñuñoa, realizaron distintas actividades pastorales en la comunidad rural de San Luis, correspondiente a la Comuna de Pichidegua, Región del Libertador General Bernardo O’Higgins.

San Luis de Pichidegua fue una de las tantas localidades de la Sexta Región, que sufrió en demasía con los movimientos sísmicos del 27 de febrero y sus réplicas. Sin embargo, las repercusiones en el lugar no se han dado a conocer por los medios de comunicación como sí lo ha sido en los pueblos costeros y zonas más afectadas.

Ante esta situación, un grupo de jóvenes de distintas universidades del país y que residen en el Hogar Universitario no fueron indiferentes frente a la necesidad de nuestros hermanos que sufren en tantos lugares apartados: penas y desgracias producidas por el terremoto y dificultades en sus vidas. Ellos realizaron una actividad solidaria que se enfocó principalmente en acompañar a la gente de esta comunidad  haciéndoles llegar el mensaje de Cristo mediante una misión puerta a puerta por caminos inhóspitos y alejados de los centros poblados. También trabajaron en la remoción de escombros y apuntalando cerchas del templo de San Luis e inspeccionaron diversas capillas de la comuna junto a un grupo de profesionales y técnicos de la construcción, amigos de nuestro hogar. Otro grupo compartió con niños, jóvenes y adultos del sector mediante actividades recreativas y de catequesis.  

Después de la Misa de Envío celebrada el viernes 23 de abril, este grupo de jóvenes se movilizó hacia Pichidegua, gracias a la desinteresada gentileza de don Jesús Diez González, perteneciente a la empresa TurBus. Ya en el lugar y divididos en grupos de trabajo, se comenzó a realizar el apostolado junto a la Comunidad de San Luis, de modo que la alegría y la esperanza en sus corazones estén siempre latentes. También se visitó y se  llevó la Comunión y el Sacramento de la Unción a todos los enfermos del sector, finalizando con una Eucaristía junto a toda la comunidad en la sede social.

Testimonios

“Cristo está presente en cada uno de nosotros”

La experiencia vivida por el joven Leonel Leyton, estudiante de la Pontificia Universidad Católica y oriundo de la comuna de Pichidegua es la siguiente:

“La experiencia vivida en mi comuna, refleja el deseo de muchos jóvenes de ser mensajeros del Evangelio e impulsores de la reconstrucción de nuestro espíritu y de los bienes perdidos. Las necesidades son muchas, pero nuestra labor no fue más que llevar una alegría, una oración y la confianza de que Cristo está presente en cada uno de nosotros y, nos invita a levantarnos, a ser capaces de unir a la comunidad en pos de la Iglesia. Todo acompañado, además de la labor de reconstruir la casa de Dios, que en gran parte de esta localidad fueron afectadas por el terremoto.

No se avanzó en demasía, pero sí en un antecedente y compromiso-tarea para la comunidad, porque se marcó el inicio de una tarea mayor, que es contar con nuestro trabajo para levantar la capilla, centro de oración de esta localidad, que ha marcado nuestras vidas y familias de la zona donde vivo.

Por esto, agradezco la dedicación y el esfuerzo de toda la gente que ayudó a esta comuna siguiendo los designios de Dios.”


“Llevar el mensaje de esperanza en Cristo Jesús”

Por otra parte, Esteban Gómez, estudiante de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile y procedente de Cartagena, nos comenta:

     “Durante 3 años, Cristo recorrió las tierras que el Padre le había encomendado, en un contexto de misión para la salvación, dando esperanza a las personas de que no todo estaba perdido y que la muerte no tiene la última palabra.

Así nosotros, jóvenes universitarios católicos, hemos recorrido las calles de San Luis de Pichidegua para llevar el mensaje de esperanza en Cristo Jesús, y así reconstruir el alma de nuestros hermanos afligidos no sólo por la catástrofe nacional, sino que además por un millar de otras situaciones, y de este modo, aportar con nuestra Madre, la Santa Iglesia en esta divina labor.

Dentro de este contexto hay que destacar la evangelización que nosotros hemos recibido de parte de esta gente sencilla y caritativa, que nos recibía con los brazos abiertos para escucharnos y desahogarse de sus distintas penas y dificultades. Es lo más lindo que una persona puede recibir de otro: la sonrisa, que nos dice que lo estamos haciendo bien”.


Llamados a ser Discípulos Misioneros del Señor

Gino Paredes Botello, estudiante de Pedagogía en Historia y Geografía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), procendete de Curicó. Nos comenta:

“La experiencia vivida en Pichidegua refleja nuestro compromiso como jóvenes universitarios frente a las necesidades de nuestros país, no sólo se busca reponer materialmente lo caído, más importante aún, es levantar la estima a tantas personas que sufren; con el documento de Aparecida, hemos sido llamados a ser Discípulos del Señor, para encontrar en las personas que más necesitan a Cristo, al seguir su pedagogía podremos seguir cultivando nuestra fe y nuestras vivencias, que nos formarán para ser mejores profesionales en todo ámbito de nuestras vidas, en este Chile del Bicentenario y a posteriores, llevándonos a la búsqueda del verdadero Amor a Cristo y a un servicio desinteresado por el prójimo”.

Recalca: “Espero que nuestro actuar misionero no decaiga, que se prolongue por toda nuestra existencia, parece ser un testimonio andante entre nuestros pares y colegas. En San Luis, hemos sido comunicadores de alegría y esperanza, especialmente al constatar en terreno que su capilla no debía ser demolida y que era necesaria la ayuda de toda la comunidad para reconstruirla, es aquí donde suenan las palabras de Monseñor Alejandro Goic: “Ayudemos a reconstruir la casa de Dios”, lema de la campaña para reconstruir los Templos de su Diócesis y respaldadas por los pichideguanos”.

“Así como la Virgen María hoy en día recorre nuestro país llevando el Evangelio e invitado a conocer a su Hijo mediante las palabras escritas por todos nosotros en el Evangelio de Chile. Qué más hermosa misión que concluir este encuentro con toda la comunidad de San Luis en la Eucaristía, verdadera mesa que alimenta nuestro corazón. Sin duda estas acciones quedarán marcadas en nosotros como universitarios Discípulos y misioneros de Jesucristo, en nuestras vidas”.