Alberto Villegas, encargado del comité económico de la Parroquia Natividad del Señor
Una comunidad generosa

¿Es generosa la comunidad?

Siempre ha existido una solidaridad amplia en la parroquia. La gente en general, es muy generosa, colabora con las campañas. Desgraciadamente este año hemos tenido dos situaciones graves: lo de Haití en enero, momento en que se hizo una campaña inmediata para Caritas. Fueron dos fines de semana en que hicimos una colecta especial y nos fue bastante bien. Después nos tocó a nosotros. La convocatoria fue mucho más amplia, al día siguiente la gente estaba moviéndose y el martes el salón estaba lleno de ropa y alimentos para ir en ayuda de Chanco. A la semana siguiente partieron dos camiones al sur.

¿Por qué Chanco?

Porque hace 3 años atrás los jóvenes misionan allá. Es como nuestro hermano natural.

El templo San Ambrosio, que era de adobe, está en el suelo y hubo que derribarlo. Tiene 12 capillas que, cual más, cual menos, quedaron bastante dañadas por el terremoto. El problema grave del párroco es que no tiene dónde celebrar la misa. Por el momento, la están oficiando en un galpón que no tiene techo. Con las lluvias vamos a tener problemas. Tampoco tienen dónde hacer catequesis. Están muy aproblemados. La semana pasada el párroco vino a una reunión y se decidió comenzar una campaña para la reconstrucción. 

El Padre Francisco nos dijo que en este momento lo urgente son planchas de zinc y de volcanita para cerrar este lugar donde ofician la misa. También quieren tratar de construir un recinto para la catequesis. Todo esto es parte de un proyecto. No es llegar y parar muros. Vamos a viajar a Chanco la próxima semana con un arquitecto y un ingeniero de la parroquia para ver cómo abordar la construcción. Esto es una campaña de  todo el año. Lo urgente es ayudarlos para protegerse de la lluvia, pero la reconstrucción es una palabra mayor.

¿De qué manera pretenden hacer de la solidaridad una actitud permanente?

Desde que se pidió ropa y alimentos  se vio que el compromiso de la parroquia con Chanco es grande. No podría asegurar cómo nos va a ir con la venta de bonos. Al principio las personas estaban muy sensibilizadas, pero todos los fines de semana nuestro párroco habla en la misa del tema. Incluso hay una presentación audiovisual que muestra las condiciones e que está Chanco actualmente. Tenemos esperanza en que la solidaridad n sea sólo de un momento, porque la gente es la misma la que viene a misa todas las semanas. No es como cuando uno hace una colecta en la calle, donde hay mucha gente que circula. Los materiales de construcción, además de escasos, han subido de precio. Hay que confiar en que todo va a resultar bien. 

En la parroquia primero hay un compromiso general con el país. Hasta ahora los jóvenes se han comprometido con el trabajo físico, etiquetando ropa, clasificando alimentos, llevándolos para Coltauco. La gente está entusiasmada. El Padre Luis habla todas las semanas y va preparando el terreno.

¿Lea ha ayudado también en lo material?

El Padre Francisco cuenta que a la gente de allá se le ha levantado el ánimo con la hermandad entre las dos parroquias. Nos contaba que en el primer momento algunas personas decían que preferían haber muerto porque no tenían casa, trabajo, habían perdido todo. El desánimo era tremendo. Con la ayuda y el compromiso van sintiéndose menos solos. La ayuda nunca es suficiente. Nunca es todo lo que requieren. 

Las misiones que los jóvenes hacen en la zona van a seguir con mayor razón el 2011. Es posible que muchos jóvenes estén más motivados por ir a la zona. 

A lo menos vamos a hacer esta hermandad por este año. Esto no es de un fin de semana y luego nos olvidamos. Todos los fines de semana cateteamos, vendemos bonos y quizás se nos ocurra otra cosa más para juntar fondos: tallarinatas, completadas. El tradicional bingo que se hace para pintar la parroquia este año lo vamos a destinar a Chanco. 

En este momento estamos enfocados a lo que es la Iglesia, que es la casa de todos.

Acá la gente siempre responde, nunca ha fracasado una campaña, se canaliza toda a la ayuda. Tenemos la confianza que va a resultar.