Edición NÚMERO 51
Mayo 2011

Ana María Celis

Todas las denuncias de abusos se investigarán, incluso los rumores

El nuevo protocolo de la Iglesia en Chile para las denuncias por abusos de clérigos contra menores y los mecanismos de prevención y de acompañamiento a las víctimas son el tema de esta entrevista a Ana María Celis, abogada, experta en Derecho Canónico y asesora de la Conferencia Episcopal en estas materias

¿Qué se entiende por abuso contra menores de edad?

En la Iglesia, se entiende por abuso sexual todo tipo de actos contra el sexto mandamiento del Decálogo (no cometer actos impuros). Eso significa que es mucho más amplio de lo que establece la legislación civil. Quedan cubiertos todos esos delitos específicamente respecto de menores de edad, bajo los 18 años; están resguardados y los actos impuros en contra de menores de edad necesariamente tienen que llegar al conocimiento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, son parte de los delitos que se consideran más graves dentro de la Iglesia.

¿Las denuncias son solamente contra sacerdotes?

Contra clérigos, es decir, diáconos, presbíteros y obispos.

¿Qué debe hacer una persona que tiene conocimiento de un supuesto abuso contra un menor de edad por parte de un clérigo?

Una de las novedades del protocolo es que la persona no necesita hacer una denuncia formal ante el obispo de lugar y puede acercarse a su párroco, al decano o al vicario de su zona. También ante un obispo. Incluso se van a atender las cartas que lleguen y que relaten un hecho para ponerlo en conocimiento. Yo no excluiría una denuncia anónima, sin firma, pero el problema es que es difícil la prueba. Cosa distinta es una denuncia en la que se pide confidencialidad respeto de la identidad del denunciante.

¿El protocolo establece mecanismos sólo para los casos de abusos contra menores de edad?

Sí, pero eso no significa que los demás delitos en la Iglesia no se investiguen. También hay que investigarlos y el actual protocolo da una pauta para esos casos.

¿Qué pasa con la denuncia hecha por una persona?

Esa denuncia es considerada una noticia al menos verosímil que da inicio a la investigación previa, la que es una fase preliminar que también se simplifica, en el sentido de que no es indispensable que haya un notario, que haya declaraciones. A lo mejor puede haber conversaciones de las que se levante acta, pero la idea es recabar la mayor cantidad de antecedentes posibles y ver si se trata de un caso que haya que enviar a la Santa Sede o no. Hasta el protocolo de 2003 esa investigación previa la tenía que realizar sólo un sacerdote en calidad de promotor de justicia. Ahora, para dar mayor facilidad a la investigación previa, se establece que un laico o laica debidamente preparado puede ser promotor de justicia en esta fase preliminar, sin grandes exigencias formales a fin de reunir la mayor cantidad de antecedentes y ver si es necesario o no iniciar un proceso. Este proceso puede ser administrativo, que es más simple, o un proceso judicial, que tiene diversas etapas.

¿Por qué el nuevo protocolo no establece plazos perentorios para la investigación previa?

El criterio va dirigido a que el decreto que inicia la investigación previa determine un término definido y eventualmente prorrogable. Varios canonistas con experiencia han aconsejado que esa investigación se realice en términos breves, para evitar que se esparzan rumores.

A partir de este nuevo protocolo, ¿lo denunciantes pueden tener la certeza de que su denuncia sobre un supuesto abuso va a ser tomada en cuenta?

Eso es justamente lo que se busca y esa es la señal que se trata de transmitir con el protocolo. Vamos a acoger todo tipo de informaciones que lleguen, ese es el compromiso que asumen los obispos, aunque se sabe que van a llegar algunas denuncias falsas (hay que recordar que hacer denuncias falsas es un delito), pero eso no pueden ser obstáculo para investigar. En este momento lo que todos necesitamos es que nuestros niños y jóvenes van a estar protegidos. También habrá investigación previa si hay rumores reiterados de un caso de abuso, aunque no haya denuncia concreta.

¿En qué consistirá la labor del recién creado Consejo Nacional para la Prevención de Abusos contra Menores y Acompañamiento de Víctimas, que presidirá monseñor Alejandro Goic?

En materia de prevención la idea es hacer una proposición de medidas. Escucharemos mucho primero a las víctimas, que han sido las primeras en evidencia dónde están los momentos o los lugares a los que hay que prestar atención. Confiamos en que la implementación de las medidas que se adopten sea rápida y se vaya enriqueciendo después. Hay distintas modalidades y daremos con las que sean suficientemente flexibles, simples y que se puedan aplicar en cualquier parte de Chile, pero que respondan a nuestra realidad.

Por otra parte, desde el principio hay que ofrecer el acompañamiento a las víctimas y si se necesita una terapia, colaborar para que se realice esa terapia. Hay que precisar que este Consejo no es ejecutivo, sino un organismo asesor.

¿Por qué el protocolo no aborda el tema de los homosexuales?

Porque no corresponde al espíritu del protocolo. La vinculación que se hace entre abuso sexual y la tendencia de la persona es impropia, en el sentido de que el abuso no está ligado ni al celibato ni a la condición de homosexual de la persona.

¿Qué reflexión le merece la publicación de este protocolo?

Creo que es una esperanza no sólo el hecho del contenido de estas orientaciones para los obispos, sino que es un signo también de la corresponsabilidad por quienes están llamados a participar en ellas, y sin duda es un signo de esperanza el hecho de que exista un organismo que pueda asesorar a la Conferencia Episcopal en materia de prevención y atención a las víctimas.