Noviembre 2008 / NÚMERO 21

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Juan Carlos, enfermo de sida:

“Hay que darle sentido a la vida”

Entre sus distintas experiencias, el padre Baldo Santi recordó el primer grupo de adolescentes que acogió. Relató con cariño y alegría que uno de ellos hoy es un buen hombre, estudiante universitario y muy trabajador.

“La primera noche estaba con la botella de pisco en la cama, y a mí no alteró. Le dije: esta botella no es tu compañera de la vida, mejor saquémosla de acá y discutamos el problema. Hoy es una persona contenta, y hace más bien él con su testimonio que 30 mil afiches. Él cuenta que tiene sida y la gente no sabe qué decir, no saben qué preguntar. Él se enfrenta con mucha voluntad. Sabe lo que tiene, pero también tiene esperanza y ha hecho muchas cosas justamente para sobreponerse al sida. Eso demuestra que el sida hay que conocerlo, y además que nadie se va a dañar más por estar con uno que tiene sida”.

A continuación, el testimonio de ese joven:

Juan Carlos se enteró a los 15 años que se había contagiado. Hoy tiene 35 y le faltan dos para titularse.

 

 ¿Cómo lo has logrado?

Siempre he tenido la creencia que como el sida abarca la parte emocional, es ahí donde uno se derrumba.  Si uno tiene la estructura síquica fuerte, no. De muestra un botón. Yo llevo 25 años con el cuento y no me pasa nada.

 

Pero tomas drogas

Hace dos años tomo drogas, antes nunca.

 

¿Por qué escogiste estudiar Sicología?

Una conversación con algunos compañeros de trabajo me incentivó a un crecimiento personal. Cuando llegué a este trabajo no era analfabeto, pero era pobre en estudios. Saqué mi educación  básica, la media y después hay que ir progresando en la vida, estoy en la superior. Además quiero tener mayores herramientas para ayudar a los que están complicados también.

 

¿Esa es la meta?

Terminar los estudios para trabajar con personas que están con VIH.

 

De los primeros tiempos en la casa de acogida, ¿queda alguno de tus compañeros?

Éramos 5 los que estábamos viviendo en la calle. De los 5, se murieron 3, uno se ahorcó y el quinto soy yo. Es bastante duro el relato. Pero preciso.

 

¿Dónde está la fuerza?

Yo creo que en darle un sentido de vida. Si uno tiene un sentido, uno adquiere y tiene la fortaleza de cambiar.

 

¿Y de dónde surgen esas ganas?

Creo que todo confluye: fe, apoyo, ganas de cambiar, de progresar, de vivir.

¿No te deprime tener sida?

Cuando era niño y producto un poco de la ignorancia de la gente, sí. Pero la persona más ignorante en ese momento, que tenía miedo, hoy es mi mejor amiga. Va cambiando la percepción de la gente.