Edición NÚMERO 57
Noviembre 2011

 

Las dificultades para los cristianos en Egipto, vistas por un cura chileno

Entrevista al padre Manuel José Torreblanca Salazar, sacerdote chileno, de 28 años de edad, que ejerce su ministerio en la diócesis Siro Católica de El Cairo, Egipto. Pertenece a la parroquia San Joaquín, de Renca.


¿En esta parroquia surgió su vocación sacerdotal?


Sí.  Pertenezco a una comunidad del Camino Neocatecumenal y después de haber sentido la vocación para el presbiterado en la comunidad, y en una convivencia con los iniciadores de este carisma de la Iglesia Católica entré al seminario Inter ritual, Internacional y Misionero Redemptoris Mater, del Líbano, en septiembre del 2001.
Este seminario se propone formar presbíteros que sean hombres de oración, misioneros, expertos en humanidad, formados en un contexto inter ritual, que permita ayudar a los cristianos a estar unidos y a ser un signo de salvación para los pueblos de la región. Este seminario está destinado al apostolado misionero en Medio Oriente, Sudan, África del Norte y cerca de las minoridades católicas orientales en el mundo (www.redmatlib.org)


Usted estuvo primero en el Líbano. ¿Cómo fue esa experiencia?


A mi llegada al Líbano, continué participando en una comunidad, que era de rito maronita y las celebraciones, tanto de la Palabra como la Eucaristía, eran en árabe. El conocer otra realidad de Iglesia, donde se vive la fe en pequeñas comunidades, me fue de gran ayuda y un sostén fundamental para mi vocación y mi vida cristiana. En el seminario estudié árabe y francés, y los estudios de teología en la Universidad Maronita Pontificia. Después de algunos años de formación, fui enviado por dos años en misión a Sudan, en la ciudad de Jartum, con un compañero sacerdote de nuestro seminario incardinado en esta diócesis. A mi regreso al Líbano, me propusieron servir e incardinarme en la diócesis siro-católica de El Cairo. Después de pedir los permisos correspondientes a la Santa Sede para poder inscribirme en una diócesis de rito oriental, comenzamos las ordenaciones menores y comencé los estudios, de una forma más dedicada, de la lengua siriaca y del rito Siro propio de esta Iglesia. Así hace cerca de un año vine a vivir a El Cairo, ya como diácono, para prepararme para la ordenación presbiteral, que fue a finales de abril de este año.


¿Cuál es su  trabajo pastoral en El Cairo?


Aquí en El Cairo continúo participando en la comunidad neocatecumenal, que ahora es de rito copto, en la catedral copta católica de El Cairo. Esto para mí es de gran importancia, porque me he dado cuenta que mi ministerio es sostenido por esta comunidad de hermanos y es fundamental para mi formación de vida cristiana. Yo resido en la catedral Siro Católica de El Cairo donde poco a poco comienzo a entrar y a servir en la pastoral de la parroquia, catequesis para niños, Legión de María, Scouts etc., junto con la visita de las familias siro católicas de la región y ayudando en la nueva evangelización de este país.  



¿Cómo ve en general la situación actual de Egipto, tras la revolución ciudadana y la instalación de los militares en el poder?


Antes de responder a esta pregunta, es necesario clarificar que Egipto es un país a mayoría musulmana suní, con un 92% de la población perteneciente a esta religión. Si bien la comunidad cristiana, es una comunidad que data desde los comienzos de la expansión del cristianismo y así es una de las iglesias más antiguas del mundo, teniendo, según la tradición, a San Marcos como el fundador y apóstol de la Iglesia de Alejandría, hoy esta comunidad cristiana no alcanza a superar el 8% de la población. De este porcentaje, la mayoría pertenecen a la iglesia copta ortodoxa, que después de su rechazo al concilio de Calcedonia (451), rompió la comunión con la Iglesia Bizantina y la Iglesia de Roma. Sólo en el año 1895, después de diferentes episodios, nació el patriarcado de Alejandría para los Coptos católicos. Hoy los coptos católicos no superan el 2%de la población. Otras comunidades católicas y ortodoxas de ritos orientales residen en Egipto, todas formadas de la diáspora de los países de Oriente Próximo, como los maronitas, armenios ortodoxos, armenios católicos, griegos ortodoxos, griegos católicos, siros católicos, caldeos y latinos.

También, tenemos que tener en consideración que el concepto de identidad, en los países del Medio Oriente está completamente unido al concepto de identidad religiosa, impregnada en gran parte de la vida social. Eso da muchas veces como resultado el fanatismo religioso, sea de parte de musulmanes como de cristianos.

Así, la situación actual de Egipto, tras la revolución ciudadana es de transición. El futuro de esta democracia naciente puede ser próspero, con una abertura hacia Occidente y una constitución de Estado laico, donde no sólo la libertad de culto sería respetada, sino también la libertad religiosa, y donde la pertenencia a una comunidad religiosa específica pasaría a un segundo plano, prevaleciendo un Estado laico con una concepción de identidad egipcia sobre la identidad religiosa. Pero este futuro tan deseado especialmente por las comunidades cristianas y los musulmanes moderados, se ve cada vez más lejano y pareciera que se convierte en una simple utopía. Grupos islámicos, que bajo el régimen de Mubarak estaban prohibidos, hoy han renacido con más fuerza y cuentan con el apoyo de gran parte de la población, especialmente la más humilde y desprotegida. Es por eso que la situación actual de Egipto cada vez parece más opacada por las dudas de un futuro incierto que se aclarará en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias.     


¿Cómo está afectada la libertad religiosa en Egipto?


En Egipto no sólo se vive una tolerancia religiosa por gran parte de la población musulmana y cristiana, sino que el derecho a la libertad de religión está inscrita en la Constitución egipcia del 2007. Esta libertad religiosa permite a un cristiano  ejercer su religión en los lugares de culto o de una forma privada, pero no permite la conversión de un musulmán al cristianismo, aunque bien lo contrario sí está permitido. Esta libertad tan frágil está dominada por una sociedad profundamente islamizada que cae muchas veces, aunque en forma indirecta, en una cierta marginalización de los cristianos, especialmente en el ámbito laboral. Los permisos de construcción o mantención para los lugares de culto cristianos son difíciles de adquirir.

 

¿Cuánto cuesta vivir la fe cristiana en ese país?

Si bien la fe cristiana tiene que traducirse en el ámbito social, como económico o ético, la vida de la fe en un mundo musulmán ciertamente es más difícil de vivirla. Pero no más difícil de lo que se puede vivir hoy en una sociedad descristianizada, que bajo el nombre de modernismo o de tolerancia o de libertad se aprueban leyes contra la familia y de la vida, olvidando la ley natural inscrita en lo más profundo de cada ser humano. Es cierto que en un mundo donde el cristianismo es minoría, la exteriorización de la fe es mucho más difícil, pero, al mismo tiempo, no olvidemos las primeras comunidades cristianas, que vivieron en un mundo pagano, como era el Imperio Romano, y que a través del testimonio de los mártires y santos de estas primeras comunidades, todo el imperio se convirtió. Eso nos da un poco de esperanza, al saber que siempre en la historia de la Iglesia se han vivido persecuciones y que si uno las vive como una oportunidad de dar testimonio, esa persecución dará frutos de conversión y realizará la misión de la Iglesia, que es ser luz de las naciones.   


¿Cuál ha sido tu experiencia personal como seminarista y ahora sacerdote en Egipto?


Egipto es un país fascinante desde un punto de vista histórico y cultural. Los egipcios son personas muy amables y simpáticas, muy acogedoras y serviciales. En las primeras veces que visité Egipto fui siempre muy bien acogido, especialmente por los hermanos del Camino Neocatecumenal. Vine como seminarista haciendo una peregrinación al Sinaí y visitando los lugares donde estuvo viviendo la Sagrada Familia de Nazaret, aparte de todas las visitas culturales y turísticas: pirámides, museos, Mar Rojo, sinagoga de El Cairo, conventos de los Padres del Desierto, etc.  Una primera impresión de Egipto fue lo enorme de la ciudad, los “tacos”, el “esmog”, los barrios del centro de El Cairo que son característicos por llevar impresa una arquitectura de tendencia francesa, o las construcciones modernas o post modernas de algunos barrios más acomodados, pero que hoy están abandonados al paso de los años y a la mala mantención de estos. Pero de todas formas es un país del cual todo turista se enamora.

Cuando que llegué a vivir aquí, se me presentó la otra cara de Egipto: un país donde la vida cotidiana se hace cada vez más difícil, un país marcado por la injusticia social y la pobreza, estresante, sin respiro para el que necesita un momento de reposo o de silencio, con las temperaturas en verano que no bajan de 40 grados en el día. La vida como sacerdote tampoco es fácil. Aquí el cristianismo es una minoría y hay que aprender a trabajar con ella, siendo parte de esta minoría, sin triunfalismos ni pretensiones.


Y como sacerdote católico occidental, ¿cuál es su experiencia?


En ese sentido, una cosa importante es mi experiencia en la Iglesia Siro Católica, por el bi-ritualismo. Siendo sacerdote Sirio, ya no celebro mi rito original latino, sino que tengo que celebrar el rito sirio, del cual he tenido que aprender un nuevo ritual para la misa y para todos los sacramentos, junto al idioma que hasta el día de hoy es utilizado en la liturgia, cantos orientales y la rúbrica. En esto he visto que ha sido Dios el que me ha ayudado, para poder entrar en el rito, no como un experto sino como un aprendiz, aceptando que me equivoco y que para la mayoría de las celebraciones, los hermanos me ayudan o me guían si me pierdo. En este punto, el seminario ha sido de gran ayuda, inculcándome, enseñándome y formándome en un contexto inter ritual, como es el que uno encuentra en el Líbano. La comunidad en la cual participo que es de rito oriental, también es una gran ayuda para poder vivir la fe y la vida cristiana en una comunidad de hermanos y así también entrar más fácilmente en la cultura y en la comprensión de esta misma.


¿Cuál es tu opinión del nivel de la fe de los cristianos coptos en medio de las dificultades que enfrentan?


Un gran contacto con los coptos ortodoxos, no he tenido. Lo que he visto en los hermanos coptos católicos, de los cuales la gran mayoría que conozco pertenece al Camino Neocatecumenal, si bien es un gran sufrimiento por la situación que pasa el país y una gran incertidumbre sobre lo que les espera en un futuro próximo, a mí me ha impresionado la actitud de algunos de entre ellos que buscan una respuesta a esta situación en la Iglesia, en la Palabra de Dios, siempre con la certeza de que Dios hace la historia y la esperanza de que la verdadera felicidad no proviene sólo de un mundo mejor, libre y justo, sino de la fe en que la salvación viene de Jesucristo, muerto y resucitado, y viviendo la fe como una misión para Egipto y para el mundo entero.


¿Qué es lo que más te ha impactado de la realidad que te ha tocado vivir en ese país?


Lo que más me ha impactado es la gran cantidad de jóvenes, cristianos o musulmanes, que dejan el país en busca de un mundo mejor en Occidente, dejando familias, amigos etc.