Octubre 2008 / NÚMERO 20

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Texto completo de la declaración de la Conferencia Episcopal Boliviana

¡No a la violencia, sí al entendimiento!

Los Obispos de Bolivia, corno pastores que vivirnos la problemática del país junto a nuestro pueblo, elevamos nuestra voz de alerta urgente ante la espiral de violencia que se va ampliando cada día más en distintas regiones del país y que amenazan arrastrar a todo el pueblo boliviano a situaciones (irreparables) de las que después solo tendremos que lamentar.

 

Una posibilidad de auténtico cambio

Bolivia vive un proceso social y político de necesarios cambios que deben concretarse en una definitiva inclusión de los sectores hasta ahora marginados en una vida más plena y digna para todos. Se debe hacer un esfuerzo conjunto para superar la pobreza atendiendo los problemas de la gente más necesitada. Sin embargo, “estos cambios deben ser fruto de un consenso amplio, diálogo y concertación permanentes; de ninguna manera resultado de imposiciones o de la fuerza”. (Para que el pueblo tenga vida N° 7).

A su vez los procesos autonómicos pueden permitir servicios más eficientes y una mayor participación sobre la gestión pública, con una adecuada fiscalización de la ciudadanía. La nueva Constitución Política del Estado consensuada entre los diferentes actores de la sociedad, debe atender a esta problemática y otros elementos indispensables para una convivencia justa y pacífica.

 

Violencia destructiva

Sin embargo vemos como Bolivia está amenazada hoy por crecientes niveles de confrontación y violencia entre hermanos que, bajo actitudes y consignas de intolerancia, odio, xenofobia y racismo, tratan de imponer su visión de país. La agresión física o verbal, la toma o destrozo de instituciones públicas y privadas, el bloqueo y la instrumentalización de grupos o movimientos sociales expresan la descalificación y pérdida de respeto de los interlocutores, la ausencia de argumentos racionales y la incapacidad de liderar salidas de consenso duraderas. La adhesión ciega a finalidades e ideologías, daña la propia causa y genera dolor que será lamentablemente pagado por nuestra sociedad y, en especial, por los más pobres.

 

Paz para la vida

Una inmensa mayoría de los bolivianos dice sí a la vida y rechaza el recurso a la violencia. Confía y pide que las soluciones de los problemas se encuentren de forma pacífica y en base a acuerdos, ya que los medios son tan importantes como los fines. Deben existir puntos de referencia mínima en las instituciones y organizaciones ciudadanas para que una sociedad pueda funcionar de manera coherente y viable.

No es tarde para que todos los bolivianos y, particularmente, los que detentan autoridad, funciones de liderazgo y decisión, actúen con racionalidad y sensatez. “Es urgente, en el actuar político y social y en todos los ámbitos de la convivencia civil, restablecer el estado de derecho, promover la cultura de la legalidad y potenciar un aparato estatal democrático al servicio del bien común...” (Para que el pueblo tenga vida N° 67)

El futuro que construyamos juntos debe permitir una convivencia armónica de todos los bolivianos, donde la participación y las oportunidades de realización individual y colectiva sean cada vez más justas, generando bienestar con justicia social.

 

Llamado de Pastores

En el nombre de Dios que cese la violencia y entre todos, autoridades y pueblo, seamos capaces de encaminar a nuestra patria por el camino de la construcción integral, fundado en los valores de la justicia, verdad, libertad y solidaridad. Lo hacemos desde la esperanza cristiana que confía en el ser humano, que, creado a imagen y semejanza de Dios y redimido por Jesucristo, tiene la capacidad de vencer al mal.

A los líderes sociales, políticos y cívicos, les pedimos que, cumpliendo con su gran responsabilidad histórica frente al futuro de nuestra patria, puedan resolver positivamente, por caminos institucionales confiables, el dilema entre decisiones u omisiones que desembocarán en mayores enfrentamientos entre hermanos, o en la generación de nuevos ámbitos de consenso. Ningún debate o pugna, y menos el de lograr, mantener o ampliar poder, merece muertos, sangre ni vejaciones.

A la ciudadanía, grupos y movimientos sociales, los animamos a no perder la fe en la patria, casa de todos y para todos. Estarnos llamados a aprender de nuestra historia reciente y remota: los enfrentamientos, bloqueos y agresiones sólo generan violencia, dolor y luto en nuestras familias, causan heridas profundas e impiden avanzar en auténticos cambios de desarrollo integral de las personas y, particularmente, de los más pobres.

A los comunicadores y medios de comunicación, les recordamos su importante rol de información y orientación ciudadana, pilares de una auténtica convivencia democrática. Su trabajo está llamado a contribuir, particularmente en esta coyuntura difícil, a un clima de serenidad, conocimiento, sentido crítico, confianza mutua y encuentro. La vía del sensacionalismo, la superficialidad, la cobertura que apela a la simple confrontación y la desinformación los hará cómplices de los fatales desenlaces.

Al pueblo creyente pedimos acompañar todo esfuerzo que contribuya a la paz entre bolivianos, con oraciones fervientes y acciones solidarias. La mayoría cristiana de nuestro país tiene la obligación moral de dar testimonio de su fe, promoviendo la unidad y el entendimiento, desechando toda actitud de intolerancia, odio, racismo y enfrentamiento.

 

Jornada Nacional de oración por la paz.

Convocamos a todo el Pueblo de Dios a una Jornada Nacional de Oración por la Paz el día viernes 19 de septiembre, donde cada comunidad creyente está llamada a orar y hacer un gesto público, peregrinación, celebración comunitaria y otros, elevando nuestras oraciones al Señor de la vida y a la Virgen María, Reina de la paz, para que guíen nuestros pasos por los caminos de la reconciliación, el bien común, la dignidad y la libertad.

 

Los Obispos de Bolivia
Cochabamba, 10 de septiembre de 2008