Octubre 2008 / NÚMERO 20

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Peregrinos por Jesús

“Cuando tú conoces a Jesús y tienes una experiencia fuerte, necesitas compartirla con otros, sin importar si conoces a esa persona o no”, explica el Padre Jorge Vega, director de las Obras Misionales Pontificias en Chile.
Por Liza Díaz.

“Mi sueño es que las iglesias locales de nuestro país asuman su responsabilidad de preocuparse por la evangelización del mundo entero, que recen por los cristianos de Irak, de Sudán, de países musulmanes, de China, ya que pocas veces hacemos comunión con los cristianos de otros países”, comenta el Padre Jorge Vega, director de las Obras Misionales Pontificias en Chile.

Según el prelado, a Chile le falta profundizar en una espiritualidad misionera, porque muchas veces en las parroquias se organizan misiones donde se hacen visitas de casa en casa, pero lo que hace falta es ir más lejos, “ya que hay muchos areópagos  sin evangelizar”, comenta. Otro deseo que tiene el religioso, es que la oración se transforme en un aporte económico, “Chile todavía está muy lejos de cooperar como las Iglesias universales esperan de nosotros; otros países que tienen menos recursos que Chile y donan más dinero”.

El Padre Vega, reconoce que este año el país ha tenido problemas económicos y que los sectores de menos recursos se han visto muy afectados por el alza de los precios de los alimentos. Sin embargo, destaca que los más pobres son los que más donan, “el mayor aporte lo hace la gente sencilla, la que tiene más carencias, esa gente es la más solidaria”, dice con admiración.

 

La labor del misionero

El misionero es aquel capaz de derrumbar fronteras para compartir su experiencia con Jesús. “Cuando tú conoces a Jesús y tienes una experiencia fuerte, necesitas compartirla con otros, sin importar si conoces a esa persona o no”, explica el religioso.

El Padre Jorge, asegura que la labor de los misioneros laicos es fundamental en la evangelización. “La labor de ellos es valiosísima. Me ha tocado trabajar con laicos que han sudado la gota gorda por llevar el Evangelio a los lugares más recónditos. Son muy queridos por la gente donde hacen misión, porque reconocen que ellos dejan su país, a su familia, su trabajo y se insertan en otra cultura con el fin de ayudar”.

Según el religioso, el número de misioneros laicos ha aumentado, entre ellos, muchos jóvenes que viajan al sur o al norte durante sus vacaciones. Explica que en Chile hay cerca de 600 misioneros enfermos, muchos son ancianos postrados que no pueden viajar a enseñar, pero que colaboran desde sus comunidades cristianas al ofrecer su oración diaria al Señor, por el bien de las misiones.

 

Dios está presente

“Desde 1985 a 1999 misioné en Angola. Fue una experiencia humanamente fuerte porque me tocó vivir en medio de un conflicto bélico. Se veía mucha pobreza, mucha gente con malaria, escaseaban los alimentos y casi no habían colegios, pero pese a todo ese escenario tan negativo, se podía sentir la presencia de Dios entre nosotros”, dice el Padre Jorge Vega.

Muchos misioneros se enfermaban de malaria, por lo que tenían que viajar a la ciudad para recibir atención médica durante un mes. El Padre Jorge, cuenta que un día, la guerrilla ocupó la aldea donde estaban misionando. Las Naciones Unidas les ofrecieron salir de ese lugar para ser protegidos, de lo contrario, quedarían absolutamente aislados al interior de Angola. “Todos los misioneros decidimos quedarnos y afrontar las consecuencias, pese a que sabíamos que no íbamos tener acceso a medicamentos ni a doctores. Ahí fue cuando me di cuenta que Dios nos estaba acompañando, pues durante el año y medio que permanecimos aislados, jamás nos enfermamos, ni siquiera con un resfrío, por lo que pudimos enseñar el Evangelio y ayudar a la gente sin ningún problema”.

El cristianismo entró con mucha facilidad al interior de Angola, ya que según el sacerdote, la gente reconoció y valoró la opción de los misioneros de quedarse para ayudarlos, pese a todos los riesgos que corrían, “con nuestra decisión, la gente se acercó más a la Iglesia y a interesarse en conocer a Jesús”.

El Padre recuerda que la violencia estaba en el ambiente, había militares por todos lados, de repente se veían pasar aviones o se sentían bombardeos muy cerca de la aldea. Era inevitable que la gente estuviese tensa, pues en cualquier momento podían atacar a su pueblo. “La gente esta muy agradecida de la labor de los misioneros. Muchas veces los vehículos particulares o del Gobierno que transportaban medicamentos o alimentos no podían ingresar al interior de Angola por temor a sufrir una emboscada, por eso era tan severa la escasez. Sin embargo, los que ayudaban a paliar esta carestía, eran los misioneros, ya que ellos podían ingresar a la aldea con las provisiones necesarias”.

El Padre Jorge Vega, dice que “cuando uno va a una misión, Dios ya está en ese pueblo. Lo importante es ponerse el servicio del Señor para lo que sea necesario. No hay un plan específico de trabajo, sino que uno se pregunta ¿qué es lo que quiere Dios que haga acá?”. Añade: “Son muchos los territorios donde falta llevar el Evangelio, por eso es tan necesaria la labor de los misioneros, pero para que ello se concrete es fundamental el aporte económico para costear los gastos”.

El penúltimo domingo de todos los meses de octubre se celebra en todo el mundo el Domingo Universal de Misiones (D.U.M). En este día, se reflexiona sobre las obras misionales y se recolectan los aportes económicos de todas las parroquias y capillas del país, y luego ese dinero se entrega de manera íntegra a las Obras Misionales Pontificias, para después enviarlo a la Santa Sede y así financiar las misiones en todo el mundo.