Edición NÚMERO 44
Octubre 2010
Concurso volver

Carta 1

En mi familia somos, mi señora la más hermosa y sencilla, quiero decirle muchas gracias por su gran esfuerzo de apoyarme y aguantarme todo este tiempo que he estado alejado de ella debido a mis estudios en la noche. Otro integrantes especial es mi hijo, que a su cortos 7 años sabe que todo el sacrificio que hago es por él y mi mujer, quiero decirles a los dos que los amo y quiero, gracias a ellos he tenido todo el temple que necesito para cumplir este desafío que debo concluir. Gracias Dios por darme esta familia tan importante para mi vida.

Luis Melillan Huera


Carta 2

Mi familia se compone de:

Mis padres: Pedro y Adriana (ambos de 83 años, cumplen 59 años de

matrimonio el 27 de octubre del 2010).

Mis hermanos son:  Adriana, casada 2 hijas; 1 hermana en el cielo, Teresa Isabel;

Víctor, casado sin hijos; Pedro, Margarita y yo, Rosa, solteros.

Somos de clase media, sencilla y humilde. Nuestros Padres siempre nos inculcaron normas, valores  cristianos, que siempre fuéramos unidos.   Ha sido fundamental, ya que en momentos muy difíciles de cesantía y de enfermedad como el cáncer de mamás que tuvo mi mamá, Adriana y yo nos mantuvimos en oración sólo esperando y confiando en Dios.

Atte.

Rosa Valdés

                        


 

Carta 3

Lo mejor de mi familia

Somos 5 hermanas, todas ya adultos mayores, casadas y con hijos y nietos. Atesoramos el recuerdo de la mamá, fallecida en 1999, quien nos enseñó a construir y mantener la unidad entre nosotros, porque -decía- “la familia es lo más importante SIEMPRE”.

“Sean hermanables y ayúdense entre ustedes”, nos repetía constantemente, “y si pelean por algo, pónganse en la buena, no queda otra…” concluía.

Por eso, a pesar de los quehaceres y la falta de tiempo, pido a Dios todos los días que las bendiga, junto a sus familias, y me preocupo de llamarlas y vernos lo más seguido posible.

Yo he transmitido este mismo mensaje a mis hijos (2). Ojalá que los marque en la misma forma que a mí.

Marcela Aranda Izquierdo. Orientadora familiar


Carta 4

"Ahora  son marido y mujer"... Parece que fue ayer  de esto, pero ya han pasado  20 años. Miro a mi hija  de 16 y me parece que aún  está cubierta de  sangre. Hemos  recorrido  un camino  nada  fácil  los  tres,  aún  nos  falta  una  gran distancia  para alcanzar  la meta, quizá  alguno  quede en el trayecto por circunstancias que desconocemos. Los  tiempos  son difíciles  para las familias. Parricidios, femicidios y valores  distorsionados  son  sólo  algunos  de sus enemigos.  Mi familia  descansa  bajo el infinito  amor  de Dios. Cuando mi esposa  y yo partamos, nuestra  hija tendrá alas propias y volará.

Juan Orellana


Carta 5

Siempre mi familia.

Lo mejor de mi familia es que somos muy unidos, con valores y mucha fe en Dios, tal como nos enseñaron nuestros padres, con una buena formación basada en la tolerancia y el respeto a las personas; la disciplina y la perseverancia en nuestros trabajos como en la vida personal.

Nuestros padres han sido un ejemplo, tanto para mí y mi hermano, debido a que ellos fueron una gran inspiración en lo que somos actualmente, de los cuales estamos muy agradecidos. Por eso imitaremos su ejemplo cuando formemos nuestro propio hogar, como lo hicieron con nosotros con mucho cariño y afecto.

Benjamín Jaime Rivera Valdés.

Profesor de Educación General Básica


Carta 6

Somos todos acolchonados, como las familias italianas, pero más chilenos que los porotos con riendas, con padre y madre presente, hasta hoy. Con nuestra fe a flor de piel, un poco flojos para las misas, creyendo siempre que Dios existe y nos mantiene unidos.

Solidarios, buenos vecinos, humildes y gozadores de las cosas sencillas como un beso en la mañana y uno al acortarse.

Agradeciendo siempre a nuestro Señor la Vida, aunque a veces se nos olvida y sólo reclamamos, pero nos acordamos... ¿qué damos nosotros?... sólo pedimos. Qué generoso es nuestro Señor, nos ama así como somos.

¡¡¡Mi familia ¡¡¡  ¡¡¡¡Gran familia!!!!

Angélica Toledo Quezada


Carta 7

Siempre estaré agradecida de mi hogar, donde aprendí a conocer a Dios, mi religión y mi Iglesia. Ese ha sido su legado. Mi familia me inculcó la fe y valores como el sentido del deber y la responsabilidad; también la unión filial y amor. No olvido que mi abuelita me enseñó los primeros rezos. Fui testigo en mi adolescencia del enorme dolor de mis padres, al perder trágicamente a mi único hermano, pero nunca se rebelaron, al contrario mi papá se volcó a su fe y al trabajo parroquial.

Fue para mí un ejemplo su inmenso amor de pareja, siempre muy unidos.

Su matrimonio duró 66 años, hasta que mi viejito falleció, en brazos de mi madre a los 93, hace 2 años y medio. Hoy día mi madre, completamente resignada en su viudez, goza a sus bisnietos, rodeada de su hija y nietos, esperando el momento de volver a encontrarse con su amor, ante el Señor.

Eliana Barón Santibáñez


Carta 8

Lo mejor de mi familia es que tenemos distintos gustos sin caer  en el  individualismo. Tenemos nuestro propio espacio, pero no nos  negamos a la  compañía del otro. A unos le gusta la sopa,  otros las  verduras, a mí lo porotos granados. Sí coincidimos en varias cosas, pero hay algo que nos tiene muy unidos y es que somos creyentes. Tenemos fe 

en que Dios es hacedor y poseedor de todo cuanto hay .Y que hay esperanza, hay libertad, hay vida y vale la pena todo este caminar. Lo mejor tenemos  la certeza de que Dios es infalible y nunca nos olvida.

Gemitadelapaz@gmail.com


Carta 9

“Hogar dulce hogar”

Tierno marco del cuadro familiar

Sentada junto al fuego, abuela teje y reza; el gato que a sus pies dormita y ronronea se despierta al bullicio de los nietos que juegan.

El nieto regalón de pronto estampa un beso en la mejilla ajada de la abuela, la hace recordar al hijo que no está y ya no siente pena.

La nieta, atareada en la cocina, ayudando a mamá a preparar la cena.

Ya anochece…

Es la hora en que papá regresa, los chicos, jubilosos, corren hacia la reja, seguidos por el perro que vigila y espera.

Más tarde, reunidos alrededor de la mesa, darán gracias a Dios al comenzar la cena.

Nieves Maturana G