Edición NÚMERO 56
Octubre 2011

Testimonio de una misionera en África

“Yo creo que una persona que va a África no puede bajar los brazos”

La hermana Ximena Cabezas Arenas (43 años, santiaguina, religiosa de la congregación Misioneras de Cristo Jesús) vive hace 14 años en África. En la parroquia El Olivo, de Independencia, con los misioneros de San Columbano fue descubriendo su vocación.  Tas visitar varias congregaciones conoció a las hermanas de la suya, de fundación española e inspiración ignaciana, donde ingresó el año ‘92. Luego de su formación viajó a África. Primero estuvo en el Congo y Camerún, y desde el 2010 está en el Tchad, un país del centro del continente, de 10 millones de personas y 230 lenguas, vecino al “cuerno” donde la ONU ha declarado estado de hambruna. El llamado “Cuerno de África”, compuesto por Somalia, Eritrea, Etiopía y el Sudán está pasando por una de las más dramática crisis alimentaria de los últimos 70 años. Tal es la magnitud de la crisis que las Naciones Unidas en agosto declaró la zona en estado de hambruna. Se habla de cerca de 13 millones de personas afectados por la falta de alimentos. 

En este tiempo la religiosa se ha dedicado a la evangelización, promoción de la mujer y el desarrollo humano, a través de talleres y últimamente impulsando la organización de las comunidades para la realización de pozos donde obtener agua, el recurso más escaso de la zona, que sin embargo, a 50 metros de profundidad empieza a brotar.   

Habla francés y fulfunge, la lengua de unos pastores nómadas. Duerme en catre de campaña al aire libre.

“Depende lo que encuentren, lo que comen. Muy temprano en la mañana salen con su garrafita de agua y trabajan, trabajan, trabajan… Es que sacarle el fruto a la tierra, a una tierra que solamente recibe agua dos meses al año y que ahora está con una terrible sequía, es difícil. Normalmente allá se come solo por la noche. Se pasa el día buscando hojitas de árboles, buscando granitos, buscando yuca o alguna cosa, para después en la noche no irse con el estómago vacío a dormir. El hambre duele”, explica la hermana Ximena.

La hermana conserva recuerdos muy crudos del hambre, como la muerte de Katherine, una pequeña de un año y medio, que desesperada por comer  se cayó al interior de un cántaro al fuego donde su mamá preparaba un licor de una especie de maíz que vendería más tarde para intentar cumplir con la comida diaria.  “Estaba quemada y muerta. Una niña que por desesperación va en busca de algo y a lo único que se aferra es a eso. Cuando tú ves eso… Yo fui a su casa, me levantan la sabanita con que estaba tapada y veo a esa niña ahí se me acabó el mundo, porque dije yo no esto no puede ser”… Eso fue en Camerún.

Hambre, desnutrición, infecciones, conflictos bélicos, poblaciones enteras huyendo de guerras y en busca de alimento. Un desolador panorama muy difícil de comprender desde este lado del mundo.

¿Cómo comprender lo que sucede en África?  “África es muy diversa. Hay una bonita que todo el mundo conoce, de safaris y lo exótico, y otra muy empobrecida, muy tocada por todo lo que pasa a nivel mundial, pero que en contrapartida no cuenta para el resto del mundo. A África le afecta todo lo que pasa en Occidente, porque tiene muchas riquezas, como yacimientos de petróleo y diamantes, lo que provoca muchos problemas de interés desde Occidente y aprovechamiento de los conflictos internos. Ahora estamos viviendo una hambruna terrible en el cuerno pero también en el resto de África.  Antes el lago Tchad era de 27 mil km2, ahora es de 6 mil km2. Entonces, son muchas cosas, injusticias, tala indiscriminada de árboles, sequía, la hambruna, interés, conflictos bélicos por razones étnicas, políticas, económicas o religiosas, desplazamientos…”, expresa.

Con su comunidad abrirán una nueva misión en una diócesis, en frontera con Sudán, donde hay 213 campos de refugiados, más de 400 mil personas, familias huyendo de guerras y hambre. Y aunque esto pudiera parecer una zona de paz, no lo es, debido a que “quienes viven son refugiados tienen asegurado comida y salud, mientras que los nativos no tienen nada y eso provoca nuevos conflictos, luchas tribales”.

Culturalmente también hay mucha diversidad. La religión católica es minoritaria, tras la musulmana y la tradicional.

Para la hermana, esto ha sido una experiencia buena.

“Los musulmanes son gente muy fraterna, muy buena. Donde yo he estado no han llegado a los extremos que se viven en Nigeria o en Libia, por lo que no me gusta cuando se generaliza. Creo mucho en la relación islamo-cristiana en África, porque se hace un trabajo de colaboración, de trabajar juntos en desarrollo, más que discutir si Jesús es profeta o el hijo de Dios, Jesús es nuestro hermano y punto. A mí me duele mucho cuando se tilda a los musulmanes de terroristas y que todos son así. no. yo conozco la otra parte del islam y son gente muy fraterna. Tenemos una relación de vecinos, porque las familias, incluso de sacerdotes, son familias musulmanas. Son sacerdotes porque ha visto a unos misioneros blancos que quisieron dar la vida por ellos se ha hecho cristiano pero eran musulmanes. La convivencia es buena. Por ejemplo, el fin del ramadán era una fiesta para todos, cristianos y musulmanes. Así como ellos vinieron a celebrar la Navidad con nosotros, vinieron a misa y sin hacerse rollos teológicos”, dijo.

También con las otras denominaciones cristianas. “Yo estuve un mes viviendo en la nueva misión que vamos a abrir y un hombre me dijo hermana yo a ti no te conozco, no yo dije vine aquí para ver si mi comunidad puede abrir una misión aquí, y él me dijo yo soy pastor protestante y voy a rezar para que pueda”.

-¿Usted cree que África puede salir adelante?

Sí. Son países muy jóvenes, recién el año pasado cumplieron 50 años de independencia.

-¿Cuando dice que cree en África, en qué cree?

Yo sigo creyendo en África. Yo creo que va a salir adelante. Creo que África va a ser ella.  

Creo mucho en lo que es “Fe y Alegría” y en la mujer.

-¿Cómo es la mujer africana?

La mujer es el pilar de todo. 

-¿Participan activamente en los talleres?

Súper activas, hacen jabón, hacen medicina alternativa, alfabetización, cuidado de los niños, aparte de todo lo que es tejer y esas cosas, vemos todo lo que es desarrollo. Los mejores pozos de agua han sido los que las mujeres se han organizado para obtener el agua. Es mucho más seguro. Son mucho más perseverantes. Cuando son mujeres, es seguro que va a estar en la fecha prevista. Ellas, si es necesario, pagan para que los hombres trabajen y hagan la parte local, en eso las mujeres son fenomenales.

-¿Y en algo más cree?

Quisiera creer en los gobiernos africanos pero eso es un poco difícil…

-¿La presencia misionera católica cómo está allá?

La Iglesia es respetada. La figura del Papa es importante, Juan Pablo II cumplió un rol muy importante con su carisma y su cercanía. Pero no nos ven tanto como Iglesia Católica, sino como hermanos que van. Se conversa mucho, nos  queremos mucho.

-¿Qué le ha significado vivir y desarrollarse en África?

Yo me quedaría en Africa. Si la salud me acompaña, yo me quedo allá. Me gusta mucho más el carácter extrovertido de los africanos.

-¿Por qué dentro de esa pobreza la gente ríe?

Todo el día riendo. En África no hay depresión.  No hay tiempo para la depresión.  Recuerdo un grupo haciendo un techo y desde los primeros palitos era cantar, cantar, cantar… Así son ellos.

-Pero cuando pasan esas cosas tan trágicas como la de la niñita, la entierran y ¿siguen adelante?

Siguen adelante, hay que seguir adelante. Se vive con la muerte, porque la muerte es parte de la vida. Dolió, pero la mamá tenía 6 niños más y tiene que seguir viviendo por esos niños.

-¿Y la diversidad cultural, religiosa, cómo la ha vivido?

Cuando me encontré con otra religión tan grande, yo me dije o me la juego verdaderamente por Jesucristo, me meto en lo que es mi religión, mi doctrina, pero luego piensas qué haría Jesús en este momento, y Jesús en ningún momento rechazó a nadie, él se metió en una cultura, fue al fondo de la cultura y ahí se abrió a los demás. Eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Todo lo que nos impida acercarnos a los demás no es de Jesús. Para mí eso está claro.

-¿Su fe en Cristo ha aumentado?

Mucho más. Es más del Evangelio más que de estructuras. Jesús a mí me sacudió y nos pide sacudirnos de estructuras.

-¿No le enoja, no le desespera la injusticia?

Me enoja, pero no me desespera. Yo creo que vamos a salir adelante. Que yo no lo vea. Que los que vengan las 4 generaciones, pero África será una vez de ella.

-¿Si no tuviera la sequía, podría salir adelante?

Para mí si no tuviera petróleo, diamantes y tantas riquezas, estaría tranquila. Su riqueza es su pobreza. Porque todos quieren aprovecharse. La sequía es una realidad, pero con toda la riqueza que se tiene se tendría que ayudar a la sequía. Haciendo pozos, hay ríos en África, se pueden hacer conducciones. En África hay vida, pero como se está como las sanguijuelas…

Yo creo que una persona que va a África no puede bajar los brazos, no puede desanimarse, porque eso no le hace bien ni a África ni a ti. La gente de África no quiere que los tengan como pobrecitos negritos. Son tan dignos como cualquiera. No han tenido la oportunidad.