SEPTIEMBRE 2007 / NÚMERO 7

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Optimismo y críticas de un sindicalista

Soplan nuevos vientos para los trabajadores chilenos

 Por José Francisco Contreras

¿Está vigente la enseñanza del Padre Hurtado sobre la necesidad de sindicalizarse? 

Como un “slogan” el Padre Hurtado está presente en todo, con su palabra, sus dichos. Pero cuando eso tenemos que hacerlo realidad todavía cuesta. Hay una empresa en Chile que es D & S que tiene al Padre Hurtado en los casinos, como patrono. Sin embargo, cuando vemos las negociaciones colectivas de D&S son absolutamente nulas. Y los trabajadores vuelven al puesto de trabajo con devolución de todos los días no laborados. Y tienen al Padre Hurtado.

¿Qué opina de la propuesta de Monseñor Goic de un “sueldo ético” y del debate producido?

El sueldo ético planteado tiene un fondo, el de la productividad de la empresa. Si la empresa gana, los trabajadores también ganamos. Sin embargo, el último cuadro al respecto dice que mientras las empresas del retail ganaron el  40%, los trabajadores ganaron un 2,5%. Eso no es negociación efectiva ni repartición de la riqueza para nada.

¿Las grandes empresas pueden pagar 250 mil pesos?

Primero, no hay que muchas de las empresas chicas pertenecen a las grandes. Hay grandes que tienen “palos blancos” y son consideradas pymes. Pero las grandes empresas pueden tener una gran contratación de ese personal. Ayer lo tenían. De la noche a la mañana se empezó a fomentar el tema de la subcontratación y mire en lo que vamos: Hay alrededor de 700 mil trabajadores contratados por el comercio y de ellos, unos 300  mil  “part time”. Además, el sector comercio tiene 500 mil trabajadores subcontratados. Así ha ido variando la industria.

¿Cómo llegar a un ingreso mínimo, digno, justo, ético o como se llame?

A quienes creemos en la Iglesia todo el tema de su mediación nos parece bien y razonable. Pero el tema es sentarse a la mesa empresarios, trabajadores y gobierno. El gobierno se perdió una gran oportunidad en la pasada constitución de una mesa por el sueldo mínimo de sentarse con el empresariado, los trabajadores y los pre candidatos presidenciales que ya andan volando. El gobierno se farreó la gran ocasión de lograr un acuerdo marco, como en 1990.

¿Están dispuestos los dirigentes a conversar sobre un pacto social?

Siempre somos los primeros en decir “presente” cuando se trata de una mesa. El tema es que no queremos una mesa simbólica, sino una que dé resultados, y sacar adelante un compromiso-país, donde el empresario cumpla con los acuerdos y las leyes laborales. Estamos dispuestos los trabajadores a entregar más, pero los empresarios también tienen que estar dispuestos a repartir más.

¿Cómo ve la intervención de la Iglesia en estos temas?

Lamentablemente los trabajadores nos acordamos de la Iglesia sólo cuando estamos en problemas. Después de un muerto se pidió su mediación en el tema de Arauco y, gracias a Dios, se pudo sacar un lindo resultado. Después, los contratistas de Codelco. Lamentablemente  en algunas cosas el empresariado dice estar cabalmente con toda la Doctrina Social y son los únicos, por ejemplo, que el domingo pueden ir a misa, tener una libertad de credo, cosa que los trabajadores del sector comercio no tienen. La Iglesia ha puesto acento en el descanso dominical. Pero, de los 80 adelante, desde la creación de los “malls” y centros comerciales en Chile, eso dejó de ser.

También preocupa a la Iglesia el tema de la violencia. ¿Usted valida ese recurso?

Alguien diría que sí. Yo digo que no. Va en los métodos que la organización se plantee para dar cierta validez a la estructura. Nosotros compartimos todas las prácticas menos la violencia. Es un tema aislado. Tenemos acuerdos firmados con la OIT sobre libertad sindical, sobre negociación colectiva y es lo que se debiera dar. Una negociación efectiva, negociación base por ramas de la actividad productiva del país.

¿Es optimista frente al futuro sindical chileno y al tema de los ingresos?

El desempleo ha caído y eso es positivo, ver menos compatriotas cesantes es un alivio. Soy optimista, porque soplan nuevos vientos para los trabajadores, por lo menos en la enorme posibilidad de negociar colectivamente.

Fortalecer lo gremios va ser una cosa sumamente importante y real.

Sólo el 12% de los trabajadores está sindicalizado. ¿Por qué tanto desinterés?

No le vamos a achacar todo a la dictadura. Después de los años 90 la gente empieza a creer más en los sindicatos, pero eso se da hasta mediados del 93, de ahí empieza una caída que no ha parado hasta el día de hoy. Se vio mucho la mano de los partidos políticos en las organizaciones sindicales y hoy somos eco de ellos; mucha gente que no quiere nada con los partidos políticos tampoco quiere nada con los sindicatos. Son los partidos los que han ayudado a destruir los gremios. Nosotros los dirigentes, con la diversidad, con las rupturas internas de los gremios, que alguien arma un nuevo sindicato, las ansias de poder, son un conjunto de cosas que se han conjugado para hoy día estar en la posición que estamos.