Septiembre 2008 / NÚMERO 19

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Antonia Sánchez, 15 años, tesorera del Centro de Alumnos del Colegio Sagrados Corazones de Alameda

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“Siempre me ha interesado el compromiso social. Es algo que le falta a los jóvenes, faltan partes donde expresarse. Siempre me ha gustado el Centro de Alumnos porque es una instancia donde uno puede trabajar por el Colegio y devolverle la mano por todo lo que nos ha entregado”.

 

¿Qué significa para ti estar en el Centro de Alumnos?

Estar en el Centro de Alumnos es trabajar por los otros, es darse al 100% porque uno se compromete con ellos y se tiene que cumplir. Uno no recibe notas ni dinero a cambio, sino simplemente la gratificación por hacer algo, que funcione bien y que los alumnos estén bien. Uno se siente orgullosa de ser parte del colegio.

 

¿Por qué asociarse?

Trabajar en equipo es mucho más gratificante en todos los aspectos. En todas las cosas si uno trabaja en conjunto puede producir cosas mejores y hacerlo más global. No sólo hacerlo yo, sino junto con otras personas que tienen mis mismos intereses y prestamos una ayuda mejor que si lo hiciera yo sola.

 

¿Qué opinas del llamado movimiento pingüino?

La educación en Chile es deficiente en algunas áreas. Falta calidad y regular la manera en que se esté haciendo bien, pero en sí va en los funcionarios que trabajan en ella porque va en el director, ellos tienen que regular que los profesores cumplan y no solamente el Estado. Ellos te dan una ley base, pero si las demás personas no tienen la intención de hacerla cumplir, no se va a hacer. Si el profesor no quiere pasar la clase no es problema del Estado, es problema del rector que no se da cuenta de la falta y de los alumnos que no reclaman porque no se pasa la materia porque prefieren tener un día libre.

La LOCE, por todo el tema del lucro, estaba mal enfocada; pero la Ley General ha sanado muchas de las heridas antiguas. No ha eliminado el lucro, pero el simple hecho que una persona no pueda tener una botillería y un colegio con el mismo  RUT ya hace que uno crea que los recursos van más a la educación y no sólo para la persona que está encargada del colegio.

Está bien que los escolares se movilicen, pero siempre en un sentido de paz. No estoy de acuerdo con los paros porque encuentro que la mejor manera de salir adelante, de demostrar que uno quiere cambiar este mundo y hacer que las cosas se hagan de manera distinta es estudiando. Uno tiene que estudiar para ser profesional, meterse en el servicio público para después hacer cambios, no perdiendo clases porque así uno se queda sin estudios y no vas a poder continuar tu trabajo. Si uno no termina de estudiar…en los paros uno es el que pierde, uno es el que no estudia. Si se quiere cambiar algo, la base es estudiar, saber por qué uno lucha, tener principios claros y luchar por eso.

Una ley no va a mejorar algo. La ley puede estar, pero se puede hacer como que se cumple. Creo que va en un cambio de las personas. Si quieres aprender, puedes. Si quieres puedes leer, investigar, hablar con personas, informarte. Creo que va a haber un cambio de visión, que tiene que ver con que la gente quiera aprender, nutrirse para ser más íntegra y no sólo en el colegio. La familia es muy importante en ese sentido para incentivar a ser mejores, a luchar y no resignarse a lo que le tocó. Creo que uno puede ser más de lo que le tocó. Los profesores han tenido un bajón. Vemos países como Australia donde los mejor pagados son los profesores, porque ¿quién forma a los abogados y a los médicos? Los profesores, porque ellos los incentivaron a ser mejores. Eso falta, darle mayor dignidad a la educación que es lo que falta, porque la educación es la base de todos.

Fue un mérito de los pingüinos poner el tema de la educación en el centro del debate. Abrió los ojos para que nos diéramos cuenta, para que averiguáramos. Ahí se demostró que los jóvenes igual estamos luchando para que las cosas cambien. Sin embargo, muchos se olvidaron de la lucha pacífica y recurrieron a la violencia. Si los jóvenes están conscientes de su lucha pueden hacer muchas cosas. Hicieron que la Presidenta hiciera una comisión y se planteara una nueva ley. Eso no lo hace cualquiera y pasó porque se unieron y se organizaron. Uno sola puede hacer muchas cosas, pero nada comparado con organizarse con otros. Ahí uno puede hacer cosas más grandes y que lleguen más lejos.

 

¿Qué es lo que los jóvenes quieren?

Lo primero es que crean en nosotros, que tenemos sueños y metas y no que todo está en el play station o en el computador. Hay muchos jóvenes que quieren que su país sea justo y solidario y trabajan para ello. Esos son los jóvenes que debieran entrevistar en la televisión, no sólo a los pokemones que salen en El diario de Eva o cosas así. Tienen que fortalecer el lado bueno de los jóvenes: los sueños, las metas, la solidaridad que hay en los jóvenes. Nosotros tenemos muchas ganas y mucha fuerza. Creo que queremos un país más unido, encontrar el alma de Chile donde podamos reconocernos, sentirnos orgullosos de ser chilenos y luchar por salir adelante. Eso es lo que quiere todo joven: salir de la Universidad, tener trabajo y estar en un país grato, que sea acogedor, que luche por sus ideales. Y que crean en nosotros, porque cuesta. Al final somos nosotros el futuro de Chile. Si nosotros no nos inscribimos ni participamos en las elecciones, nosotros nos desentendemos de todas las cosas que pasan en la actualidad, qué va a quedar para el futuro, porque los viejos van desapareciendo de a poco y vamos quedando nosotros que construimos nuestro minuto acá y ahora.

 

¿Cuál es el mayor defecto de los jóvenes de ahora?

Entre la flojera, que nos quedamos, que todo está para mañana. Todo lo dejamos para después. Creo que es un problema de la sociedad chilena, recién se está tomando conciencia con lo del medioambiente, pero es algo que viene pasando hace mucho tiempo, ahora vienen saliendo campañas. Hay que ser más consciente que no todo lo que te afecte a ti es lo que importa, sino que lo que nos afecta a todos, también a la sociedad. Hay que dejar de ser una comunidad egoísta y empezar a apreciar lo que tenemos.

 

¿Y la mayor virtud?

Tenemos muchas ganas, mucha fuerza y muchos sueños. Ser joven es ser soñador. Todavía no tenemos frustración, sino el sueño de ser alguien, de cambiar el mundo. Son esas ganas que tenemos y hay que aprovecharlo llevándolo por un buen camino. Entre los 14 y los 25 años está todo el sueño de cambiar las cosas, quizás con el tiempo viene el cuestionamiento, pero creo que si uno se organiza bien y está bien encaminado, puede hacer muchas cosas. Quizás ahora no estoy cambiando el mundo, pero en algo estoy construyendo en el centro de alumnos de mi colegio y aportaré algo más en la Universidad. Así cada uno va aportando y si cada uno aporta algo bueno se pueden hacer muchas cosas.

 

¿Cuál es la influencia del Evangelio en tu vida?

Me influye todo lo que Jesús nos enseñó: amar al prójimo como a ti mismo, creo que eso es algo que hace falta mucho. Hay que pensar que la persona de al lado es alguien igual a ti, que tiene las mismas carencias, que necesita lo mismo que tú. Por ejemplo en el Transantiago, van todos en el metro y van todos enojados, ¿Por qué no pueden ir sonriendo? Si están todos en las mismas condiciones: están todos apretados, van todos atrasados al trabajo, pero ya están ahí; es ponerse en el lugar del otro y querer ayudar a la gente. Es estar con la gente, ayudarla y creer en ella. Todo el mundo sale a la calle temeroso, hay que ser precavido, pero no toda la gente es mala. No hay que tenerle miedo a la gente, porque son personas igual a uno.  

 

¿Qué esperas del Bicentenario?

Me gustaría que el nuevo Chile que nazca tras el Bicentenario sea solidario. Hace mucha falta ponerse en los zapatos del otro, aprender a no pensar en uno mismo, aprender a valorar nuestras cosas y dejar de ser un país pesimista. Empezar a sonreírle más a la vida: es lo que tenemos, somos lo que somos y es nuestra vida, no hay otra. No podemos vivir una vida amargados pensando en lo que tiene el otro. Lo que tenemos, entreguémoslo a otras personas. Seamos solidarios. Trabajemos en conjunto. Me gustaría que hubiera más trabajo social, más compromiso con el medio ambiente, con los compañeros, con el país.

 

¿En qué te comprometes tú?

Si uno quiere cambios tiene que de verdad hacer cosas para eso. Uno no se puede quedar de brazos cruzados. Yo me comprometo en todo lo que esté a mi alcance y más, en crear, tener sueños y llevarlos a cabo, hacer lo posible por cumplir mis metas. Estar en organizaciones donde pueda aportar más que si lo hiciera por separado. A medida que uno va cumpliendo sus sueños ayuda para que los demás cumplan los suyos.