Septiembre 2009 / NÚMERO 31

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Carta 1.

 

Estimados:

Le envío mi aporte de cien palabras al concurso de Celebraciones del 18:

 

Una de las cosas buenas de criarse en Concepción es que a pesar de ser una ciudad grande tienes todo relativamente cerca, y en Septiembre eso se aprovechaba al máximo. Salíamos a buscar con mi papá y mis hermanos las varillas de “retamillo” que servirían para armar los volantines luego de romper unos cuantos y armar varios, aprovechando el día de descanso que tuviera mi papá íbamos a la playa, Penco o Dichato, mi mamá preparaba su buen cocaví y con mis hermanos nos peleábamos la ventana del auto… al final del día volantines no quedaban pero lo pasábamos espectacular. 

 

Jessica A. Riquelme Díaz
Ingeniero (E) en Administración de Empresas
Programa Servicio País Rural 2009-2010
Fundación para la Superación de la Pobreza
Intervención Comunal Llay -Llay
Región de Valparaíso.

 


Carta 2.

 

Uno de  los  meses que más me  hacen feliz, es Septiembre, recuerdo de niña, que mi abuelita me hacia un  vestido nuevo y mi papá me compraba zapatos de charol, el  olor a Aromo en  el aire y  mi abuelito  poniendo  bonita la  casa, ya  que  todos los  años la   pintaba  para  que  no  desentonara  con  la  bandera  que engalanaba nuestro hogar. Lástima que lo perdí muy niña, pero su recuerdo  me acompaña cada septiembre, al igual que el de mi abuelita, mi vestido y mis zapatos de charol.-

 

Rosario Rojas Peralta

 


Carta 3.

Mis recuerdos de Fiestas Patrias

Recuerdo, cuando tenía menos edad en realidad hace no mucho tiempo más o menos cuatro años. Ese 18 de septiembre fue muy bueno, ya que estuvimos en la casa de mi Tata, mi papá estaba ocupado donde mis tías pintando mientras yo estaba con mis dos hermanos, nos pusimos a ver los volantines a mí me entusiasmaba mucho entonces los tres recorrimos todo el pasaje en busca de volantines hasta la tarde; Lo recuerdo muy bien ya que hasta el momento no ha vuelto a ocurrir. Me gustaría estar este 18 de septiembre, pero esta vez que fuéramos  los cuatro ya que en ese tiempo éramos tres.

 Atte,

 

Andrés Herrera Morales

 


Carta 4.

 

Aún recuerdo como una anécdota divertida y simpática algo que me tocó vivir una tarde de 18 cuando yo tenía 8 años (hoy tengo 72 años).

Era costumbre que para las fiestas del 18 nos juntábamos toda la familia en una quinta que tenía la abuelita en Peñablanca, ciudad de la V región. Al frente de la casa, había una cancha de fútbol, en la cual para las fiestas del 18, se instalaba una gran fonda, con su típico olor a eucaliptos. En esos tiempos en las fondas solo se escuchaba música de cuecas y su ritmo alegre y bullicioso invitaba a bailar un buen pie de cueca. Nada de tonta la abuelita, aprovechó la oportunidad para pedirles a sus yernos que la ayudaran a dar una manito de pintura a la casa. Así fue como mi papá y el tío, se pusieron unos overoles cómodos, un gorro en la cabeza y se pusieron a pintar. Las horas pasaron y la gran sorpresa fue cuando se dieron cuenta que los "pintores" no estaban por ningún lado. Mi mamá y la tía decidieron dar un vistazo a la fonda y cual no sería su sorpresa, cuando vieron a mi querido papá y al tío, bailando cueca de lo más entusiasmados y en esa facha de pintores de brocha gorda y muy contentos con los traguitos de chicha que a esas alturas ya se habían tomado.

 

Gladys Pérez

 


Carta 5.

Las fiestas patrias, cuando niño, siempre las celebramos en familia, con empanadas y asado, asistiendo a las fondas, para jugar tirando las argollas, a la ranita u otros juegos que pudiéramos participar. Con mis vecinos, jugábamos al trompo, a elevar volantín o a las bolitas, aquí el desafío era mayor, por que había que ganar sí o sí, pero igual nos divertíamos y lo pasábamos bien, aunque perdiéramos. Mi viejo, que ya no está, con gran esfuerzo, nos compraba ropa para estar presentables para la fecha, ese era su mayor orgullo, y siempre fue igual, siempre fue primero la familia.”

Atentamente,

 

Alejandro Abarza Iturra

 


Carta 6.

Mis mejores recuerdos de esas fiestas son de cuando mis padres nos llevaban a mis hermanas y a mí el día 18 a la plaza de nuestro barrio, pues era todo alegría, nos compraban dulces y elevábamos volantines, jugábamos toda la tarde; el día 19 íbamos al parque a mirar la parada militar (con tenidas nuevas que mi mamá nos confeccionaba) y como mi papá manejaba la micro que trasladaban a los soldados, nos acercábamos a donde ellos descansaban y nos regalaban su colación (chocolates y naranjas). Todos éramos hermanos y nos comunicábamos espontáneamente pues el único objetivo era gozar y disfrutar nuestras fiestas patrias. Esos bellos recuerdos me han acompañado toda mi vida.

Gracias por el periódico Encuentro

María Alicia Arriagada.

 


Carta 7.

 

Año 1925

Era el mes de la patria de 1925,  18 de septiembre, mi familia, parientes, vecinos. Se arrendaban “victorias” y partíamos al parque Cousiño a celebrar con un rico pollo asado, ensaladas, y su rico vino tinto. Los hombres jugaban a la rayuela o encumbraban volantines,  los niños jugábamos a las rondas cantadas mientras las mamás ponían el mantel. Se celebraba el rico menú y a las 18:00 horas se volvía a casa . El día 19 íbamos a ver después de almuerzo la parada militar y a los niños nos sentaban en el suelo y los papás se quedaban detrás paraditos muy alegres. Se pasaba un feliz 18, nunca olvidado. Viva Chile.

 

ELSA SANDOVAL CAMPINO

Nací   un 13 de Diciembre de 1012

 


Carta 8.

 

Un 18 inolvidable

Era septiembre de 1980, yo estaba embarazada de siete meses. En la mañana del 18, fuimos con mi esposo al Santuario de Lourdes a pedirle a la Virgen que mi hija naciera sana y a pedir por nosotros que cumplíamos tres años de matrimonio. Por la tarde fuimos  a una ramada, junto a  mi familia y a la de mi esposo. Estábamos disfrutando sanamente de ricos anticuchos, empanadas y viendo bailar a mis hermanos, cuando comencé a sentir contracciones. Pensé que era por reírme tanto porque realmente lo estaba pasando muy bien. Pero, las contracciones  fueron en aumento. Con los nervios, mi esposo corría de un lado para otro con un anticucho en la mano. Luego me llevaron a la clínica en un taxi en el que se escuchaba la cueca La Consentida. Fue lo último que escuché, cuando desperté estaba en la pieza de recuperación. Había flores y banderitas chilenas. Ese 18 de septiembre fue inolvidable para mí ya que nació prematuramente mi primera hija, Sofía. Fue un regalo divino.

 

Leonor Muñoz Henríquez.

 


Carta 9.

Mis recuerdos de fiestas patrias se remontan al año 1960 cuando mi papá instalaba fonda con mucho esfuerzo, en la comuna de las Condes. Yo tenía como 7 años, recuerdo claramente como él hacía mandas al Niño Dios de Malloco, para que me "ayude" decía, y amanezcan lindos días para el dieciocho. Nunca le faltó el amparo divino, ya que el dueño de la fonda de al lado intentó anular a los músicos que mi papá tenía, contrató un acordeón y un guitarrista colocando un tocadiscos con parlantes a todo volumen y le duró una hora, ya que se le quemó el equipo y no lo pudo reparar, y  mi papá dijo “el Niño Dios me ayuda en todo”.

¡Lindos recuerdos del dieciocho!

 

Margarita Concha Q.

fono: 24 75 697