Septiembre 2009 / NÚMERO 31

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Tema mapuche, mucho por resolver

 

Entrevista a Juan  Jorge Faúndez, secretario ejecutivo de la Fundación Instituto Indígena, de los obispados de Temuco y Villarrica. 

¿Cuáles son las demandas fundamentales de los mapuches?

Es necesario entender que tenemos una raíz común, un tema común original, por una parte, de ausencia de reconocimiento de la conformación de un Estado, un Estado Nación unitario, que se construye omitiendo a los pueblos indígenas. Esa raíz común se refleja hasta el día de hoy en un sinnúmero de temas distintos. Todo lo que es tierra es lo que el Obispo de Temuco llama “deuda social”, que tiene que ver con procesos de tierras de diversa naturaleza: desde familias que esperan ampliarse, porque las propiedades en que viven son muy pequeñas, pero que no es necesariamente un tema conflictivo, hasta derechamente comunidades que reclaman  por tierras de las que han sido despojados de una forma u otra durante el siglo XX principalmente.

 

Hay otras demandas vinculadas con proyectos de infraestructura, aeropuertos, represas, piscicultura, etc., que también pasan por esta falta de reconocimiento de los pueblos indígenas.

 

Finalmente, hay otras posturas más radicales vinculadas a derechos políticos, a la autodeterminación, autonomía que no es construir un Estado dentro de otro Estado, sino que exige una interlocución mucho más compleja con el Estado, con derechos que no son fáciles de entender por todo el mundo.

 

¿Cómo abordar esas demandas?

En todos estos procesos el desafío es poder dialogar, conversar acerca de los instrumentos internacionales que están reconociendo estos derechos. El 15 de setiembre entra en plena vigencia el convenio 169 de la OIT, que reconoce en distintos niveles este tipo de derechos.

 

En ninguno de los casos significa que se genera un separatismo. Por el contrario, es el desafío a construir un nuevo tipo de relaciones, a adecuar nuestra legislación a estos instrumentos internacionales que están en vigencia plenamente en países de América  y de Europa. El estándar internacional de Derechos Humanos reconocido por tratados internacionales exige a los estados suscriptores, como Chile, trabajar en lo interno adecuando su legislación, por ejemplo, los proyectos mineros tendrán que hacerse considerando la opinión previa de las comunidades, para no afectar sus recursos naturales. Hay un estándar  internacional de Derechos Humanos que los reconoce nuestro desafío hoy día es hacer el camino para buscar la verdad, como lo dice el Papa en “Caritas in veritate”, reconocer al otro y buscar la verdad para tener una solución de justicia y paz en nuestra sociedad y, especialmente en nuestra zona, que ha estado tan atribulada.

 

En Chile el reconocimiento de los pueblos indígenas, como sujetos colectivos, con una cultura, con una religiosidad, con tierras, con derechos a sus recursos naturales y a controlar sus diversos procesos de desarrollo, no ha existido hasta la ratificación del convenio 169 de la OIT del 15 de setiembre de 2008, que entra plenamente en vigencia el 15 de setiembre de 2009. Yo entiendo que el reconocimiento de los pueblos indígenas ya existe con el sólo hecho de ratificar el convenio. Pero me interesa destacar que la Iglesia chilena, siguiendo los lineamientos de Medellín, Puebla y Santo Domingo, el año 1979 ya había reconocido a los pueblos indígenas. En Temuco en reiteradas ocasiones hemos hecho ver este tema a las autoridades.

 

¿Cómo se explican los hechos de violencia en la Araucanía?

Los últimos hechos de violencia en el país, con resultados de muerte de manifestantes a manos de carabineros dan cuenta de una intervención policial que es compleja, grave y que nos ha preocupado como Iglesia. Nuestro Pastor le ha hecho ver estos temas al Ministro del Interior, porque nos preocupa la violencia en sí misma, venga de donde venga, y claramente la respuesta policial a la demanda indígena no es la mejor solución. Los delitos hay que perseguirlos y sancionarlos, pero la repuesta antes que todo debe ser una respuesta política. El problema indígena es un problema político que surge de la falta de reconocimiento de los pueblos indígenas, pero cuando esa falta de reconocimiento se proyecta en el tiempo, cuando no hay espacios para el diálogo, surge la violencia. Nuestra tarea como cristianos, como Iglesia, es dialogar, dialogar y dialogar, entender, conocer al otro, sus procesos y, de esa manera, el reconocimiento termina siendo natural. Ese es el camino que estamos promoviendo en nuestra diócesis.

 

Tenemos comunidades donde algunos  han llegado a la violencia, pero otros llevan cinco o diez años buscando espacios de conversación con el Gobierno y no han logrado resolver sus temas. No queremos la violencia, pero no nos sorprende. Sin duda que los sucesos de violencia en la región no son mayoritarios. Sin embargo, hay articulaciones, coordinaciones y hay que entender también que a veces hay que interlocutar con grupos mayores,  reconocer al otro y entender cuáles son los espacios de representación e interlocución de los pueblos indígenas y con ellos conversar.

 

¿Ve que haya avances en el tema mapuche?

Los diversos gobiernos de la Concertación, con altos y bajo, han tratado de avanzar en el camino correcto. Me parece que en el gobierno de Michelle Bachelet, con su política pública de reconocer el pactos social por la multiculturalidad, ha habido avances importantes que valoramos, pero el problema del pueblo mapuche es una cuestión de largo plazo, de extenso desarrollo, y hasta el día de hoy las políticas no han sido suficientes, pero seríamos injustos si no reconocemos todo lo hecho. Lo importante es establecer, a partir de momentos complejos como el actual, nuevos mecanismos y procesos para aquello que no se ha realizado.

La ratificación  del convenio 169 de la OIT es una forma concreta, efectiva, clara de reconocimiento, es un avance enorme, pero quedan muchos temas por resolver.

 

Más información en www.institutoindigena.cl